La salud está colapsada en la ciudad. Los médicos masivamente están denunciando el estado deplorable del sistema sanitario: no hay camas, los infectados crecen, no hay personal, los insumos faltan. Los trabajadores estamos en una situación realmente crítica. Frente a esto, el Estado no hace nada (dicto la fase tres, tarde) y los patrones se lamentan por su bolsillo.
Mar del Plata vive una escalada de contagios record. Nuestra ciudad se encuentra entre las más comprometidas del país. Después de varios meses de una cuarentena de palabra, con un estado nacional, provincial y municipal haciendo la vista gorda, nos enfrentamos a una situación catastrófica. Los médicos intensivistas ya advierten que no hay lugar para los pacientes. Esto se traduce en la más lamentable situación: salvarse solo de un virus realmente dañino. Con el sistema de salud colapsado no queda opción, o se intensifica la prevención o los nuevos contagios no van a poder tener la atención médica necesaria. Con este marco de situación los pequeños patrones del comercio, la gastronomía y la hotelería, piden abrir normalmente sus locales.
A esta situación se llega después de décadas de política peronista en salud. El vaciamiento sistemático del servicio de salud es culpa de todos los gobiernos que, a nivel nacional, provincial y local socavaron uno de los pilares de la calidad de vida obrera: la salud pública. Ahora estalla en nuestras caras un problema sistémico. Se prefiere abonar el bolsillo de parásitos patronales que construir más y mejores hospitales dotarlos de insumos y personal. Lo vimos estos últimos meses, recortes salariales en todo el país al personal científico de salud. En la ciudad se tradujo en el cierre de consultorios médicos del partido de la costa y el traslado de personal. Siempre hablamos del o mismo, los intereses que la burguesía y su personal político en el estado y en la burocracia sindical representan no son los que la clase obrera tiene por horizonte. Más plata para patrones (subsidios) menos plata para elevar la calidad de vida ciudadana. Así llegamos a una situación extrema: morir sin atención.
La decisión terrible, advierten los intensivistas, de tener que seleccionar pacientes por falta de insumos no está lejos. El estado no dice nada. El sindicato sigue haciendo la plancha. Y una porción de los pequeños patrones locales llama a la vuelta a la normalidad. Todo el problema en manos de los trabajadores de la salud, quienes desde hace meses están dejando la vida para arreglar el desastre de un sistema en quiebra. Como clase, no podemos permitir que se nos haga esto. Nos mandan al muere, y nos hacen responsables de la situación.
Hay que interpelar la fibra izquierda de esa pequeña burguesía que supo salir a echar un gobierno nefasto en 2001. No alimentar la fibra derecha de esa clase que nos prefiere muertos por no perder una tajada. El pequeño comerciante de bares y restaurantes tiene razón en un punto, no pueden sustentarse solos. Debemos hacer prevalecer la alianza de clase con este sector, y elevar un reclamo de conjunto con la masa obrera. Que nos expongan es producto de la política burguesa. Debemos combatirla en unidad.
La solución a esto está en manos del estado burgués. Y de sus representantes nivel nacional, provincial y municipal. Ahí peronistas, kirchneristas y macristas no hicieron más que favorecer patrones en detrimento de nuestras necesidades. Ahora tenemos que decirles basta sin importar el color político patronal. La salida es más y mejor salud y eso hoy se traduce en cuarentena garantizada para toda la clase obrera y el sector de pequeño comercio.
Debemos exigir un subsidio al desocupado que iguale la canasta básica. Extensivo a monotributistas, “cuentapropistas”, profesionales y pequeños comercios cuya actividad se haya visto afectada por la cuarentena. De esta forma se resuelve el problema, no con palabras, con acciones concretas.
Razón y Revolución Mar del Plata
