En la noche de ayer, asesinaron de un disparo en la cabeza a un chofer de la línea de colectivo 218 (interno 75) de la empresa Almafuerte en Virrey del Pino. Su nombre era Pablo Flores y tenía 28 años. El hecho generó que la UTA anunciara un paro de 24 horas en la zona al que además se sumaron las líneas 378, la 620; la 180; la 86; la 338; la 406; la 63; la 96; la 88 y todas las que pertenecen a la empresa La Perlita, paralizando los transportes de la zona oeste.
También, los trabajadores de esa línea se manifestaran a altas horas de la madrugada, lo que derivó en un enfrentamiento con la policía, autos incendiados y una comisaría destrozada. Los manifestantes prosiguieron en cortar la General Paz en ambas direcciones, algo que hace mucho tiempo no pasaba. En su reclamo, exigieron por mayor seguridad y pidieron una reunión con Berni, ministro de seguridad de la provincia. En dicha reunión, Berni prometió una mesa de diálogo para el lunes, mientras exigió que levantaran el corte, decisión que finalmente se resolvió. Con todo, el paro continuará en la empresa Almafuerte hasta garantizar dicha medida.
Como ya venimos denunciando en otras circunstancias similares (como la de Leandro Alcaraz en 2018), los choferes se encuentran vulnerables ante la inseguridad. Es evidente que estamos ante la descomposición avanzada de esta sociedad capitalista, que embrutece y degrada nuestras vidas. Esto genera miseria y crea un escenario donde se desvaloriza las vidas. Este es el caldo de cultivo donde además toma lugar el “estado negro”, con la participación cómplice de sectores policiales, bandas delictivas, grupos de choque, negocios con el narcotráfico, mafias, barras bravas, etc.
Ante este escenario, las patronales no instalan las cabinas de seguridad que los choferes reclaman hace tiempo. El Gobierno se presta mal a solucionar estas problemáticas. Se hace imperioso impulsar y desarrollar la organización de los trabajadores en pos de hacer efectivas las medidas básicas para garantizar la seguridad de los choferes en su ámbito laboral (cámaras que no puedan ser usadas para control laboral, botón antipánico, presencia policial en las paradas y cabinas de seguridad para los choferes, entre otras). Junto a eso, es urgente poner de relieve todos los reclamos de los trabajadores del sector, desde salariales hasta sanitarias. Es evidente que la UTA -aliada frecuente de la patronal- no tiene una política real para impulsar una pelea por estos reclamos. Llama a medidas con los hechos consumados y solo a efectos de “descomprimir” los reclamos. Más que nunca es urgente poner en pie una organización independiente de los trabajadores del transporte.
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución
