Privilegiados dentro de los privilegiados, los empleados de los bancos públicos gozaron históricamente condiciones laborales muy superiores a las de otros gremios. Por eso, su actual deterioro ilustra, como pocos, el del conjunto de la clase obrera argentina.
Rocío Fernández
TES-CEICS
Durante muchas décadas, los trabajadores bancarios pertenecientes a la banca pública lograron disfrutar de conquistas históricas obtenidas mediante la lucha. No obstante, bajo el kirchnerismo, estos obreros vieron mermar sus condiciones laborales en forma creciente. Para poder examinar este proceso, acudimos al testimonio de dos trabajadores de bancos públicos. A partir de la información que nos brindaron, pudimos reconstruir los cambios recientes en las condiciones laborales en la actividad. Los entrevistados son Luis Angio empleado del Banco Provincia entre 1977 al 2009, activista y miembro de la comisión interna del Banco Provincia (1991-1994 y 2005-2009) y Fabián Funes, con 32 años de antigüedad en el Banco Nación, quien fuera delegado gremial y miembro de la comisión interna (1991-1993).
La lucha y la derrota
Ambos entrevistados destacan las luchas desarrolladas por los trabajadores bancarios desde los últimos años de la dictadura. En julio de 1983, en el Banco Provincia se realizaron tres días de huelga con demandas salariales. Producto de este y otros conflictos que se ramificaron al resto del gremio, se logró el reconocimiento de una comisión interna provisoria. Durante todo el gobierno de Alfonsín, se desarrollaron fuertes luchas, motorizadas por comisiones internas opuestas al zanolismo, con el objetivo de que se volvieran a implementar cláusulas del convenio del 1975.
En el Banco Nación fueron también importantes las luchas por la reincorporación de compañeros cesanteados en 1973. Nos comenta un entrevistado: «Se luchó mucho en la época de Alfonsín para reincorporar compañeros que habían sido cesanteados en el 73′. Esto se logró, y junto con ellos, que eran militantes muy combativos, se conformó una lista gremial que gana las elecciones en el año ’91». Este sector encabezó importantes combates, pero debió enfrentar una ofensiva muy fuerte. Danone, al frente de la gestión del banco, eliminó el estatuto del empleado del Banco Nación, que incluía importantes conquistas. También se intentó privatizar la entidad y se lanzó un retiro voluntario. Los trabajadores enfrentaron exitosamente la privatización, pero sufrieron un desgaste. Producto de ello, varios cuadros sindicales desmoralizados se acogieron al retiro voluntario. «Parece increíble pero se fueron los cuadros militantes más valiosos, porque fue una lucha muy desgastante» , nos decía Fabián Funes. Producto de ese mismo desgaste la comisión interna sufrió divisiones y se perdieron las elecciones de 1993. Según el relato de Luis Angio, el proceso político en el Banco Provincia es similar: una comisión opositora funcionó desde 1991 a 1994, pero luego ganó el zanolismo y, por diez años, no hubo actividad en el gremio. En otros bancos, a comienzos de los ’90, se produjo un proceso similar y las comisiones internas opositoras se extinguieron. Recién en 2005, en el Banco Provincia, la oposición recuperó la comision interna.
Estabilidad y horas extras
Respecto de la estabilidad bancaria, tanto para el Banco Nación como para el Provincia, cualquier despido debe hacerse por sumario previo. Pero, actualmente, los trabajadores no tienen verdaderas garantÃas contra el despido arbitrario. Nos dice Luis Angio:
«Quien te juzga es juez y parte. Es el propio empleador quien te sanciona y son los propios funcionarios del banco los que te juzgan. Si bien peleamos mucho gremialmente para poder mejorar el reglamento de disciplina (por ejemplo, podemos ir con un abogado a declarar o podemos participar a través de la comisión interna), en última instancia, la patronal del banco tiene la última palabra. Cuesta frenarlos. Ha habido casos muy impunes donde se armaron sumarios para echar gente».
Por su parte Fabián Funes acota:
«Hoy el despido tiene que ser con causa a través de un sumario. Con respecto a lo justo o injusto, quedó expuesto como en una empresa privada. Cuando estaba el Estatuto del Banco Nación, en la junta de disciplina había representante de los trabajadores. Ahora no. El sumario se maneja libremente. Sí se hacen consultas al estamento jurídico del banco, pero a riesgo de que, si se equivocan, la justicia dirá si fue injusto o no».
Este último testimonio, muestra cómo se distorsionó y devaluó el derecho a la estabilidad, ya no es una «estabilidad absoluta» , donde en caso de probarse que el despido es injusto el trabajador es reincorporado, sino que simplemente es indemnizado. Es significativo que los trabajadores desconozcan las distintas reglamentaciones que rigieron los despidos y cómo los derechos actuales son sólo la sombra de los que en décadas anteriores poseyeron.
Si bien la situación no es equivalente a la de los bancos privados donde la violación de la jornada de trabajo es sistemática (por ejemplo, según Funes, en el Banco Santander Río es muy común trabajar de 9 a 21hs), en el Banco Nación la jornada de 7 horas y media se cumple, pero con «problemas en muchos lados» . Funes nos aclara: «Yo soy de la sucursal Tribunales. El otro día me llama un compañero y me comenta que les quieren poner dos horas más. Se hizo la denuncia al Ministerio de Trabajo, porque tenían la torpeza de poner en un memo la extensión de la jornada» . Otro problema es el descanso para el almuerzo. Angio nos dice:
«Hay una discusión muy fuerte entre los propios trabajadores del gremio para que se respete los horarios de trabajo, como estipula el convenio, de 45 minutos de almuerzo entre las 11 y las 14 horas. Las presiones de la gerencia hacen que el compañero entre a las 9,45 y recién a las 15,30, si con suerte se le termina la cola de la caja, se puede ir a comer. Esa es una pelea gremial que nosotros siempre la batallamos y cuesta mucho, porque hasta al propio compañero le cuesta entender que es su derecho».
Esta presión por realizar horas extras, o no tomarse el descanso para almorzar, se ve reforzada por la ausencia de personal. Hay pocos cajeros, se crean largas filas y los trabajadores se ven compelidos a trabajar más. La reducción de personal fue un objetivo de la gerencia que la promovió por medio del retiro voluntario y de una política de jubilaciones compulsivas, como señala Luis Angio:
«Vencido el plazo para jubilarse, era opción del trabajador jubilarse o quedarse hasta que lo decidiera. A partir del 2006 o 2007, el banco tomó una política: cuando llegaba el momento de jubilación, al trabajador se lo jubilaba. Esto fue una manera de racionalizar personal y de achicar planta, porque, desde el año 2007, el banco ha dejado afuera por jubilación a más de tres mil personas. […] Nosotros pasamos de ser 120 mil trabajadores a 70 mil. Ahora se recuperó un poco, el número anda por los 100 mil».
Polifuncionalidad y tercerización
Los dos entrevistados señalan el peso creciente de la polifuncionalidad, fen+omeno que afecta más fuertemente a las sucursales. En palabras de Luis Angio:
«Antes, el ordenanza era ordenanza. Ahora, tiene que hacer de administrativo y el administrativo tiene que hacer de ordenanza. El gerente, si falta un cajero, manda a un administrativo a la caja con todos los inconvenientes que acarrea, porque para ser cajero se necesita mucha experiencia».
Los sectores que más sufrieron la tercerización fueron mantenimiento, limpieza, seguridad y una serie de servicios nuevos, no contemplados en los convenios anteriores. Luis Angio nos señala:
«En el Banco Provincia, desde los ’90, desaparecieron los ordenanzas. Había sucursales con cuarenta empleados que tenían un capataz y dos ordenanzas por turno. Hoy, directamente, no hay ni capataz ni ordenanza. Cuando yo entré, la rama de maestranza, que se dedica al mantenimiento, tenía un plantel de más de 180 trabajadores. Hoy deben quedar unos 30. Muchos de los trabajos que hacía la rama de maestranza hoy lo hacen empresas privadas tercerizadas, fundamentalmente empresas de limpieza. La mayoría son cooperativas truchas. También la tercerización y la precarización se encuentran en otras áreas como el sistema de seguridad. En algunos casos, después de muchas peleas, conseguimos, después del 2005, que por más de que sean contratados, sus condiciones sean exactamente las mismas que cualquier bancario. Un compañero de seguridad cobraba 2.000 pesos y pasó a cobrar lo mismo que ganaba un empleado del banco. Por eso, los empleados de seguridad, que la mayoría eran retirados de las fuerzas, nos votaron a nosotros».
Fabián Funes agrega:
«Se pide, actualmente, que se modernice el convenio, porque hay actividades que no están incluidas y los bancos se aprovechan para tercerizar. La tercerización empezó en plena era K. En el Banco Nación tenemos los call, que venden productos bancarios. Son bancarios, pero no cobran como bancarios. Tampoco tienen el horario bancario. También tenés Nación Seguros. Tenés un montón de empresitas que creó el banco. Es más Nación Servicios funciona dentro del mismo banco, pero con mucha gente tercerizada, regida por el convenio de comercio».
¿Qué se ganó?
El caso de los trabajadores bancarios es sumamente ilustrativo de la evolución de las condiciones laborales en la Argentina. Es un sector que parte de una situación privilegiada, comparada con otros, pero que va a sufrir sucesivos recortes a sus conquistas. Esto es evidente en el sector público que, por una parte, partia de una situación mejor y, por otra, se encontraba relativamente más resguardado de la avanzada racionalizadora que la banca privada. Extensión de la jornada efectiva de trabajo, intensificación de la labor, polifuncionalidad y tercerización son hoy caracteríticas del trabajo en el sector.
Las luchas de inicios de los ’80 se libraron en parte con activos militantes que habían sobrevivido a la represión. Pero, esa resistencia fue vencida a inicios de los ’90 y, bajo la democracia, la burguesía logró imponer un deterioro de las condiciones laborales mayor al que la dictadura hubiera soñado. Hoy, asistimos su la profundización, mediante la tercerización kirchnerista. No obstante, también han surgido nuevas comisiones internas opositoras, dispuestas a enfrentar esta avanzada burguesa.