«Un espacio de discusión política». Entrevista a Darío Díaz, presidente de la Cooperativa El Molino

en El Aromo n° 34

Por Silvina Pascucci

¿Desde cuándo está funcionando esta cooperativa?

Como cooperativa, está funcionado desde hace tres años y medio. Pero la ocupación del edificio ya lleva cuatro años y tres meses. Las fundadoras fueron dos cooperativas anteriores: Los Invencibles y 20 de Julio. De la fusión de esas dos cooperativas nació la cooperativa El Molino.

¿Cómo se desarrolló el proceso de ocupación y de formación de la cooperativa?

El proceso se inicia a partir de una crisis. Los fundadores son familias subsidiadas por el Gobierno de la Ciudad, las llamadas “familias de hoteles”. Estas familias hoteladas, en junio de 2000, se movilizaron contra el gobierno de la ciudad, por la falta de propuestas concretas ante los problemas de emergencia ocupacional (estamos hablando de unas 11.000 familias). Tras dicha movilización, para parar la avalancha de gente, el gobierno dio la posibilidad de que se empiecen a gestionar proyectos alternativos para la Provincia de Buenos Aires. Esto terminó en un fracaso, ya que la obras comenzadas jamás se terminaron. Se hizo muy mal la planificación de urbanización. Con lo cual, en unos años, quienes habían decidido instalarse en la Provincia, volvieron a la ciudad. Algunos decidimos seguir en la ciudad. Esto, a largo plazo, fue un acierto. Pero nos demandó bastante sacrificio, ya que tuvimos que deambular sin ningún destino, proponiendo proyectos de compra dentro de la ciudad que se caían permanentemente.

Tampoco teníamos un asesoramiento técnico, lo que empeoraba la situación. Estuvimos dando vueltas dos meses, hasta que en un momento determinado un compañero nos propone entrar en contacto con el Movimiento de Ocupantes Inquilinos (MOI). Volvimos de vuelta a ver propiedades y vimos este Molino Harinero.

La diferencia con los proyectos anteriores era la magnitud del nuevo, que era para 100 familias. Después que ocupamos el lugar, comenzamos a hacer las excavaciones. Cuando caímos en la cuenta que el proyecto era único, tomamos la decisión de unificar las cooperativas. Allí es cuando nace El Molino. Este año se consiguió todo por lo que venimos luchando: en el mes se escrituró, en febrero se firmó la resolución del préstamo de la ley 341 y la modificatoria de la ley 964, en el mes de marzo se terminó de firmar la resolución para lograr el préstamo y en el mes de junio se empezó con el inicio de la obra.

Los tres ejes de la cooperativa son: primero, participación; segundo, el aporte; y tercero, la ayuda mutua. Las horas de trabajo que conforman la ayuda mutua son de 18 hs. semanales por familia. Con esto, consideramos que a final de obra tenemos un ahorro del 10% al 15%.

En todo este trayecto, los compañeros se van especificando y calificando, eso nos permite elevar los porcentajes de ahorro. En este sentido, la participación es fundamental. Dentro del MOI hay ocho cooperativas como El Molino. Algunas que están en gestión de compra. Después, hay otras terminadas y algunas en ocupación. En este ciclo de construcción de 215 viviendas, dentro del ámbito de algunas cooperativas, estamos hablando de 700 familias aproximadamente en la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cómo se relaciona el trabajo y los talleres de discusión política? ¿Hay un debate acerca de la línea política general?

Existe un espacio de discusión política, ya que partimos de la premisa que todas las acciones que realizamos son acciones políticas. Los compañeros que se van incorporando van siendo formados, aunque vengan sólo por un techo. Creemos que hay muchas cosas mas allá del techo. Muchas más: el hábitat, la educación, la calidad de vida…. La idea es pelear por la vivienda, no recibirla pasivamente. En ese sentido, comenzamos una experiencia, en el ámbito de varias organizaciones hermanas, llamado ECCA (Espacio de Coordinación de Cooperativas Autogestionadas), con el propósito de pelear por nuestros derechos y reivindicaciones y por las necesidades y dificultades que tenemos en la gestión. Allí participan el MTD Darío Santillán, el Polo Obrero, Casa Amarilla, AU 3, entre otras. En el ámbito de la Legislatura y el Congreso, estamos peleando por una nueva ley nacional de viviendas. En estos momentos, desde el Ministerio de Derechos Humanos y Sociales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Gabriela Cerruti, se está desmantelando nuestro programa de viviendas. Lo que pinta de cuerpo entero la “Actitud BA”.

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