Tiempo de canallas – Lillian Hellman

en Colección Biblioteca Militante/Colección Problemas Contemporáneos/Ediciones RyR

Portada Tiempo de CanallasTítulo: Tiempo de canallas
Autora: Lillian Hellman
Colección: Biblioteca Militante-Problemas contemporáneos
pág. | 12 x 17 cm
ISBN: 978-987-1421-39-8
Año de edición: 2011

Tiempo de canallas es una parte de la autobiografía de Hellman y habla del macartismo. Lo que el lector encontrará aquí no es un relato de vida o muerte al estilo del que podría recibir de un miembro de la resistencia palestina. Comparado con eso, lo que aquí se relata es un juego de niños. La misma Hellman lo señala cuando se sorprende por cuán poco entregaron el alma los “intelectuales” progresistas americanos: no fue por amenazas de muerte, miseria o cárcel prolongada. Fue, como dijo Orson Wells, “por sus piscinas”. Sin embargo, eso no le quita su trascendencia a este libro como testimonio de que siempre hay personas con dignidad, que siempre existe quien dice no, que siempre está el que no se vende. Por su valor como muestra del totalitarismo cotidiano de la sociedad norteamericana, la que se pretende la más “libre” del mundo, pero también como prueba de la necesidad de la batalla por las conciencias, vale la pena leerlo y apreciar a su autora.

Sobre la autora
Sureña (New Orleans, 1905), Lillian Hellman gozó de una vida relativamente larga (Martha’s Vineyard, 1984) y, también relativamente, agitada. Se la suele asociar muy rápido a quien fuera su compañero durante muchos años, el escritor Dashiell Hammett, pero Hellman tiene una importante obra literaria propia. Teatro, novelas, guiones para cine, entre ellas se destacan The Children’s Hour (sobre la calumnia, 1934), The Little Foxes (sobre la aristocracia del sur estadounidense, 1939) y Watch on the Rhine (sobre el nazismo, 1941). A mitad de los ’30, Lillian Hellman es una de los tantos intelectuales atraídos por la experiencia soviética. Igual que muchos de ellos, la estrategia del Frente Popular le permitió ser compañera de ruta del stalinismo sin dejar de ser una “radical” americana. Es decir, lo que en EE.UU. se considera “liberal”, una reformista no muy audaz.

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