El SUTNA cerró sus paritarias 2021-2022 y 2022-2023 después de meses de lucha escalonada. El acuerdo que se cerró fue la mejor paritaria firmada hasta ahora porque es la única que tiene una cláusula que garantiza un aumento del salario real. Fue el único gremio que se planteó seriamente evitar la rebaja salarial frente al avance de la inflación, sabiendo aprovechar su posición estratégica y logrando la solidaridad de sus compañeros brasileros. Su lucha puso en vilo al conjunto de la burguesía, cerró la grieta e hizo que hasta el propio presidente tuviera que intervenir, algo que no sucede en cualquier conflicto. En medio del ajuste que se está imponiendo, y que es aceptado por el conjunto de los políticos burgueses, y los sindicalistas que le responden, el SUTNA desafía ese consenso liberal.
La paritaria
El sindicato del neumático logró lo que ningún otro: que la patronal se comprometa por convenio a que los salarios terminen el período paritario un 10% por encima de la inflación. Es decir, es el único convenio que tiene una garantía de aumento del salario real. Esto se logra porque se pactaron dos instancias de indexación automática. La última de ellas será en junio, y supone que, si la inflación del período paritario supera lo otorgado hasta el momento, se debe dar un porcentaje de aumento que iguale la inflación. Luego, se añade un 10% más. Por lo cual, el salario culminará el período paritario un 10% por encima de la inflación interanual.
La cláusula de indexación automática, mensual, es la única garantía que la clase obrera puede tener a nivel sindical para no perder contra la inflación. Un aumento por encima de la inflación solo se puede garantizar en un contexto como el actual con una cláusula que de un aumento extra sobre el salario indexado. A pesar de la hiperinflación en marcha, las cláusulas indexatorias en los convenios son excepcionales y sobran los dedos de una mano para contar los gremios que las lograron. En los que hay, como en UTEDyC, solo se acordó la actualización por inflación interanual, pero no un aumento por encima de ella, por lo que, si bien se evita la pérdida, no se obtiene un aumento real. La mayoría acuerda una instancia de revisión, pero sin que existan garantías de que allí se alcanzará la inflación o siquiera que esas instancias de revisión efectivamente se cumplan. Al margen de que hasta el momento de la revisión el salario se deprecia. La cláusula que firmó el SUTNA es única y mejor que lo que haya firmado cualquier gremio, incluso aquellos que históricamente consiguen porcentajes más cercanos a la inflación como bancarios, porque en este contexto de incertidumbre, ningún porcentaje garantiza siquiera empatar la inflación y menos ganarle. El acuerdo de neumáticos no solo garantiza alcanzar la inflación, sino superarla, por lo que se asegura un aumento del salario real. Consiguieron, además, un bono de 100 mil pesos, cifra que es, casi, un salario más.
Para la paritaria anterior también habían conseguido un aumento que supera la inflación, aunque menor al que se había comprometido la patronal. El año pasado se firmó que el salario superaría en 5 puntos a la inflación, pero las patronales se negaban a cumplirlo. Los trabajadores dieron la pelea sabiendo que se venía la nueva discusión paritaria y que el cierre de la paritaria anterior sería un elemento que entraría en juego. La patronal también lo sabía y ofreció una cifra exigua para la paritaria 2022-2023 que los obreros del neumático revirtieron. Es evidente que el año que viene tendrán que estar alertas para que la patronal lo cumpla. Pero sin dudas, la forma en que cerraron este conflicto, quebrando el frente de la patronal, los medios y el gobierno, los deja en una posición de fuerza frente a las luchas que se vienen.
El reclamo de las horas del fin de semana al 200% es un reclamo histórico que se puso sobre la mesa a los efectos de negociar. En toda protesta los gremios plantean el conjunto de sus reivindicaciones, pero la negociación gira en torno a las más acuciantes. Es evidente que el reclamo por las condiciones de trabajo, en particular la flexibilidad horaria a la que están sometidos, difícilmente se logre con una huelga en un contexto como el actual, en el que la lucha de clases no se encuentra en ascenso. Haberlo planteado, sin embargo, resultó importante tanto para negociar las cuestiones que sí se consiguieron, como para instalar ese reclamo histórico y preparar el terreno para dar la lucha más adelante.
La lucha contra el ajuste
Es evidente que la inflación es uno de los mecanismos privilegiados del ajuste que venimos sufriendo hace años y que ahora está recrudeciendo. Los salarios obreros vienen cayendo y es probable que la pendiente se siga acelerando. Aunque la caída es más pronunciada en el sector público, los trabajadores privados no están al margen. Las paritarias firmadas por debajo de la inflación son el mecanismo por el que se ejecuta el ajuste salarial. Por eso, la paritaria del SUTNA logró no solo frenar sino revertir el ajuste sobre sus salarios, lo cual no le cae en gracia ni a las patronales ni al conjunto de los políticos burgueses. Este convenio desentona con las paritarias que se vienen firmando.
Uno de los méritos del SUTNA fue llevar adelante esta lucha prácticamente en soledad, en un contexto adverso. A pesar de que en los últimos años los salarios vienen en picada (incluso luego de finalizada la cuarentena), la clase obrera ocupada no aparece dispuesta a la lucha. Es evidente que la burocracia sindical está comprometida con la política del gobierno, pero no aparece tampoco presión por abajo. El año pasado fue el año con menor cantidad de conflictos sindicales de las últimas décadas. El SUTNA debió entonces batallar en soledad, sin el apoyo que supone una movilización más general de la clase obrera. Aun así, consiguió el apoyo de sus compañeros brasileros, mostrando la importancia del internacionalismo. Y supo, leyendo el clima reinante, negociar a tiempo un acuerdo que supera cualquiera que haya firmado otro sindicato. Lo que mostró al conjunto de los trabajadores es la diferencia entre la burocracia y una dirección clasista.
La posición estratégica del gremio fue importante: se trata de una rama que afecta no solo la industria automotriz, sino al transporte en general, y al de carga en particular. De hecho, no solo las automotrices habían empezado a frenar sus plantas, sino que había quejas de los transportistas. Quizás sea ello lo que explique, en parte, el interés de Pablo Moyano y Manrique, del SMATA, en el conflicto.
El conflicto del neumático alcanzó tal envergadura nacional que hasta el propio presidente intervino personalmente, algo que sucede muy excepcionalmente. El conjunto de los políticos burgueses se dedicó a atacar al SUTNA, desde el PRO hasta el FDT, cerrando “la grieta”. Todos los medios se abocaron días enteros a atacar al sindicato, a difundir cifras salariales falsas y a acusarlos de ser responsables del aumento y la escasez de neumáticos, e incluso de la inseguridad, problemas que trascienden el conflicto y son anteriores a él. El ministro de Economía, Massa, tuvo que salir a amenazar con importar cubiertas para quebrar la huelga. Fernández mismo tuvo que intervenir en el conflicto. La preocupación por el efecto contagio fue un punto que el presidente discutió con Moyano. Es evidente que al gobierno le preocupa que se modifique el clima que logró: que haya ajuste sin mayor conflictividad. Obviamente si cláusulas como las de la paritaria del SUTNA se generalizaran, el gobierno estaría en un problema mayor. Por ello, el conflicto del SUTNA dejó en evidencia el punto en donde se unen la lucha económica y la política.
Lo que viene
La lucha del SUTNA sacudió el panorama sindical por lo que explicamos: un gremio que no aceptó una rebaja salarial y con la lucha consiguió una recomposición real. Es decir, se opuso exitosamente al ajuste. Con la importancia que ello tiene en este contexto, se trata de una victoria que puede ser revertida. El año que viene la patronal puede no acatar el convenio y puede no acceder a otra paritaria como esta. Queda, además, el problema de la flexibilidad horaria, algo que está amparado por la ley de contrato de trabajo desde las reformas menemistas, que ningún gobierno posterior modificó.
La lucha sindical es valiosa, importante y necesaria, pero quedándose solo en ella, la clase obrera corre siempre con desventaja y cualquier conquista puede ser revertida en la medida que la burguesía es la clase dominante. Ganar una batalla es importante, pero estamos en medio de una guerra para la que hay que pertrecharse adecuadamente. Ello no sucede si la lucha política se limita a conseguir algunos diputados más. Más aún si esos diputados ni siquiera presentan proyectos que al menos pongan en debate los ataques de la burguesía a la clase obrera o las formas en que se impone el aumento de la explotación. Por ejemplo, en lugar de pedir un pronunciamiento del Congreso por la lucha del SUTNA, podrían presentar un proyecto de reforma laboral para eliminar los francos rotativos que estuvieron sobre la mesa durante el conflicto del SUTNA. Probablemente no pasaría, pero al menos se pondría a debate uno de los pilares de la reforma menemista. De todas formas, los límites de la lucha parlamentaria también quedarían expuestos. Para terminar con la miseria a la que nos somete el capitalismo es necesario que la clase obrera se organice políticamente con un programa de gobierno socialista y realista. Y que se disponga a gobernar, no simplemente a ocupar bancas. Solo así podremos frenar y revertir la decadencia a la que la burguesía nos somete y que nos hunde en niveles de pobreza cada vez mayores.
ES CORRECTO QUE HAYAN INCORPORADO LA CLAUSULA DEL 10% MAS SOBRE LA INFLACION , SIEMPRE REFERIDO AL SALARIO…. POR QUE LA PATRONAL PODRIA HABER OFRECIDO UN PORCENTAJE SOBRE LA GANANCIA DE LA EMPRESA.. PERO POR LA TECNICA DE AJUSTE POR INFLACION, SE AJUSTAN LOS RUBROS NO MONETARIOS Y EL CUADRO DE RESULTADOS, PODRIA HABER TENIDO GANANCIAS A MONEDA HISTORICA Y PERDIDAS A MONEDA CONSTANTE,DESPUES DEL AJUSTE POR INFLACION…..Y EL TRABAJADOR NO RECIBIA NADA…..POR LOS ARTILUGIOS DE LA VIDA….LOS FELICITO