Armando Cavalieri, Secretario General del Sindicato de Empleados de Comercio, uno de los más grandes, fue entrevistado por la situación del comercio en la pandemia. En ella fue fiel a las posiciones que lo caracterizaron durante sus 34 años de liderazgo en el gremio y que hicieron que los trabajadores del comercio se encuentren entre los más precarizados, al punto que el convenio que lleva su firma es en el que las patronales tratan de hacer encajar a sus trabajadores.
Cavalieri se mostró preocupado, pero no por los trabajadores sino por los patrones. «Los comercios tiene que abrir las puertas. No pueden dejar a la economía en cuarentena también», aseguró. Según él, se puede volver a la actividad con «distancia prudencial, barbijos y responsabilidad humana». Claro, teniendo en cuenta que eso supone que sean los trabajadores los que tienen que ir a atenderlos, porque los patrones pueden seguir con su cuarentena, afirmó con total soltura que hubo casos de contagio, pero «no muchos» y que el gremio firmó “protocolos con muchas empresas que hacen a la seguridad del trabajador».
Por supuesto, nada dice de los cientos de casos en los supermercados, y de cómo no se respetan los protocolos. Menos parece recordar que subordinados suyos atacaron a un trabajador que denunció esta situación en Coto.
Todo eso no le preocupa. Lo que sí le preocupa son los patrones. Por eso, llora por las pymes, las más negreras, y asegura que la pandemia va a imponer una reforma laboral. Sí, un dirigente obrero bregando por una demanda patronal. Se suma al pedido del conjunto de los empresarios, y en especial de los pymes que sacaron un documento exigiendo la reforma de forma urgente.
Como si fuera poco, Cavalieri se refirió a que la pandemia dejó al descubierto la situación de precariedad de los trabajadores y afirmó que: «no puede ser que hay tres o cuatro millones de personas en la informalidad». Su preocupación podría ser legítima si no fuera que dirige un gremio que cuenta con casi el 50% de trabajo en negro y que no hace absolutamente nada para erradicarlo. Recordemos que Cavalieri se ve beneficiado con la precaridad laboral: su obra social es una por las que pueden optar los monotributistas, que en las categorías más bajas suelen ser asalariados encubiertos.
Cavalieri es un ejemplo del tipo de personajes que dirige los sindicatos obreros. Está al frente de una organización que debiera representar los intereses de los trabajadores, y defenderlos frente a los ataques patronales. Sin embargo, todas sus acciones van muestran que prioriza la defensa de los intereses patronales, que son contrarios a los obreros. Así, nuestros sindicatos están dirigidos por gente que representa los intereses que debieran combatir, los de la patronal. Esto explica, en buena medida, la historia de degradación de nuestras condiciones de trabajo y de vida: salarios cada vez más bajos, flexibilidad laboral, etc. Si queremos volver a tener sindicatos que nos defiendan, hay que organizarse para sacarlos y construir un sindicato que esté al servicio de nuestros intereses.
Corriente Clasista Goyo Flores