En el día de ayer los cerca de ocho mil docentes movilizados en la capital de la provincia de Santiago del Estero fueron reprimidos por el gobierno provincial de Zamora, anteriormente aliado con el kirchnerismo y ahora con el macrismo. Los docentes habían logrado una paritaria del 35% sobre un básico $2119, dado que la mayoría de sus ingresos son en negro. Por eso mismo su reclamo era blanquear esas cifras, lo que llevaría a un sueldo básico de $8500, cifra que sigue siendo una miseria. La respuesta del gobierno fue, en primer lugar, desplegar fuerzas policiales en toda la provincia para impedir el traslado de los maestros desde el interior de la provincia hacia la capital por medio de los “controles de ruta”. Apostó a bloquear la movilización, pero fracasó. Las maniobras no impidieron que muchos docentes se trasladen y desarrollen una importante movilización. El gobierno redobló la apuesta: las autoridades se negaron a recibir a los representantes de los gremios docentes y se ordenó a la policía accionar contra los manifestantes por medio de palazos y gases lacrimógenos, lo que dejó numerosos heridos y dos detenidos.
Estos hechos se dan en un contexto de fuerte ajuste a nivel nacional sobre la clase obrera. Desde diciembre, ya se contabilizan más de 30 mil despidos en el sector público y otros 33 mil en el sector privado, con varios hechos de represión sobre los trabajadores que luchan por sus puestos de trabajo (los trabajadores de Cresta Roja, los municipales de La Plata, los bancarios, y la cuenta sigue). Represión que han ejecutado todos los políticos burgueses independientemente del signo político (kirchneristas, macristas, radicales).
La burocracia sindical mostró nuevamente que no tiene ninguna voluntad de impulsar la lucha. Las pocas respuestas fueron hasta ahora tardías, aisladas y restringidas a la movilización de trabajadores de lugares de trabajo específicos o, en el caso de los docentes, se limitan a reclamos sectoriales de los trabajadores de una provincia. El paro del 24/02 liderado por ATE avanzó en cierto punto ya que intentó agrupar al conjunto de los empleados públicos (pese a la ausencia de UPCN, el principal sindicato dentro de ese sector) y tuvo el apoyo de ciertos sindicatos del sector privado. Pero sigue siendo exiguo si se tiene en cuenta que el ajuste no viene solo motorizado por despidos, sino que afecta al conjunto de la clase obrera, ocupada y desocupada, que sufre la degradación constante de sus condiciones de vida, tarifazo e inflación mediante.
Es necesario desarrollar un gran paro nacional docente con movilización. Pero la lucha no puede seguir fragmentado. Hay que poner en pie un gran congreso de trabajadores ocupados y desocupados que defina un programa de salida a la crisis y un plan de lucha para imponerlo.
Razón y Revolución