En los últimos días, se estuvo hablando mucho sobre los conflictos con las comunidades mapuches en nuestro país. Sobre estos temas siempre aparece gente que dice “vos no podes hablar de esto porque no sos parte de ellos”. De esta forma, la opinión política se reduce a la nada misma y aparece el privilegio “vos de mí no opinas y yo tengo derecho a hacer lo que quiera”. Con este criterio nadie puede opinar sobre nada e incluso, no decir nada con la excusa de yo no me meto se torna miserable. La discusión tiene que ver con un debate entre compañeros, siempre necesario.
La solidaridad con las luchas siempre está. Pero hay que separar las cosas. La situación de esta gente es indignante, pero esto no significa que uno tenga que apoyar la integración de organizaciones al Estado, apoyar que estos dirigentes se sienten a programar estrategias con Aníbal Fernández o que se conviertan en secretarios del Ministerio Provincial y avalen una represión de las movilizaciones.
Ahora bien, en términos históricos, los mapuches nunca existieron. No existió algo mapuche, sino que esto fue un grupo lingüístico variable que en su momento armó una alianza contra la conquista en Chile. Después, en términos cronológicos, estas organizaciones conquistan un territorio que antes pertenecía a otras culturas. Dicen que los mapuches armaron una bandera propia, pero esta es del año 1992.
En la época prehispánica no existían las banderas y es más una cuestión europea. Lo cual ya está hablando un poco de esta mezcolanza que se está viendo. Hay que separar las creencias religiosas y culturales de las reivindicaciones políticas y económicas. Porque esta gente no está pidiendo que los dejen rezar, armar rituales religiosos o les están impidiendo hablar su idioma y conmemorar su historia. Lo que estamos discutiendo es una reivindicación política y económica muy concreta: ellos quieren armar un Estado y ser una Nación aparte. Y, además, quieren que se les de tierras.
Lo que tenemos que preguntarnos es si estas reivindicaciones acercan y unifican o se caracterizan por no tener un horizonte y nos llevan a callejones sin salida, a represiones inútiles y a aislarse del resto de la población obrera. Estas reivindicaciones no vienen de la época de la conquista, surgen en los años 90 de la mano de la Iglesia y, en el caso de Neuquén, de su propia gobernación. Es decir, se originan de arriba para abajo y no al revés.
Es una estrategia del Estado frente a la pauperización que lo que hace es segmentar. Incluso, es una política recomendada por el propio Banco Mundial. Así, en las políticas focalizadas aparecen las identidades. Y dentro de estas, la cuestión indígena: “a mi dame un subsidio porque soy wichi” y “a mí porque soy huarpe”. Lejos están de decir “dame un subsidio porque soy obrero desocupado”. El problema con esto es que nos tendrían que dar uno a todos los desocupados y eso ya es algo que el Estado argentino no está dispuesto a hacer.
En Chubut, por ejemplo, sólo el 20% de los que se dicen indígenas vive en una zona rural, el otro 80% se ubica o son desocupados en ciudades. En Río Negro, las llamadas organizaciones indígenas están compuestas por albañiles o hijos de albañiles. Son obreros, no es que representan relaciones sociales ancestrales. Esas relaciones obreras son las que los llevan a su protesta. Ellos salen a pelear porque se están muriendo de hambre. Es decir, lo que los lleva a manifestarse es su condición obrera.
Entonces, tenemos que preguntarnos: ¿vamos a volver a las comunidades agrícolas del siglo XVIII? ¿todos los que vinieron del este de Europa tienen que ir a reclamar sus tierras? ¿esa es la solución? ¿cada uno a su lugar de origen a trabajar la tierra en las aldeas? Mejor pensamos en una sociedad que pueda alimentar a todos, que use la tecnología, la centralización del trabajo y que nos libere progresivamente del trabajo.
Otra cuestión importante es que ellos dicen que son una Nación. Pero, esta no es una identidad, sino por cada una de ellas tendríamos una Nación. Una nación es una sociedad que tiene su propia economía. Si ellos dicen que conforma eso, cómo se van a sostener, cómo van a mantener el Estado. Los que se llaman indígenas son el 7% de toda la población de la Patagonia. ¿Qué van a hacer con el resto de la gente, el resto de los obreros, el otro 90% de la población? ¿La van a expulsar porque no son mapuches? ¿Cómo se va a certificar la mapucheidad? Una solución mejor que aliarse con el resto de los funcionarios es aliarse con el resto de los trabajadores.
Buena nota
es un tema dificil, pero los mapuches son pueblos anteriores a la llegada de los españoles, el blanco les saco sus tierras, logico que ellos quieren que se las devuelvan, una clase social se forma dentro de un estado un pueblo y una cultura, que a ellos se la robaron, es decir yo si fuera mapuche,primero estaria mi origen y despues el socialismo y la organizacion clasista….como mapuche como voy a ser clasista si no tengo pais…… dejen que forme mi estado y despues vere que rumbo politico , clasista o no sigo…..contra que burguesia ,de que clase voy a SER SI NO TENGO TERRITORIO,COSTUMBRE, CULTURA PROPIA,QUIZA EL ESTADO NACIONAL PUEDA EJERCER UNA TUTELA BUE PUEDE SER….HABLAMOS DE LOS MAPUCHES , PERO ELPROBLEMA SON LOS INGLESES QUE SON DUEÑOS DE ESAS TIERRAS Y SE VAN A QUEDAR CON EL SUR Y LAS MALVINAS ,SI SEGUIMOS PERDIENDO TIEMPO, ESE ES EL PROBLEMA