A poco de conocerse el fallo que otorgó el beneficio del cómputo del 2×1 (Ley 24.390) al represor Luis Muiña -sobre quien pesaba una condena de 13 años por privación ilegítima de la libertad y tormentos-, el kirchnerismo y los organismos de derechos humanos que le son adictos lanzaron una movilización para el día 10 de mayo. Un verdadero acto de cinismo e hipocresía. Una maniobra, en pleno año electoral, de quienes fueron defendieron la impunidad durante más de una década, reprimieron a diestra y siniestra, y garantizaron (y garantizan) el ajuste.
No hay que escarbar demasiado. Los datos más elementales están a los ojos de cualquiera. El kirchnerismo gobernó con Milani, de probada trayectoria en la represión de los ‘70 y responsable de la desaparición de compañeros como Alberto Agapito Ledo. Es un personaje nefasto al que, salvo honrosas excepciones, Abuelas y Madres se cansaron de abrazar.
Los ahora repudiados jueces “macristas” de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, llegaron allí con los votos de los senadores del bloque del Justicialismo y el Frente Para la Victoria. En ese momento, no dijeron absolutamente nada.
Como si fuera poco, uno de ellos, Rosatti, el autor intelectual del fallo fue nada menos que Ministro de Justicia y Derechos Humanos durante un año de la “década ganada” (2004/2005). La otra jueza que dio el voto favorable al fallo, Highton de Nolasco, llegó a su cargo en 2004, recomendada por el propio Néstor.
Durante la “década ganada” Néstor se encargó se sancionar la Ley Antiterrorista y poner a punto el aparato de espionaje de Gendarmería sobre organizaciones de lucha y militantes políticos, conocido como Proyecto X. Cristina colocó a Sergio Berni en la Secretaría de Seguridad, desde donde se encargó de “limpiar” la Panamericana a fuerza de palos y gases, de lo que pueden dar fe los compañeros de la Línea 60. No es simplemente historia pasada, basta con mirar a Santa Cruz para ver cómo, esta vez de la mano de Alicia, el kirchnerismo sigue siendo agente de la represión y el ajuste.
Todo esto se ocultó mal tras la cortina de humo de los “derechos humanos” y la “justicia”. Pero incluso en ese punto Néstor y Cristina ostentan resultados más bien pobres: desde la anulación de las leyes de impunidad sólo se condenó a la mitad de los represores procesados, a razón de poco más de un represor por cada Centro Clandestino de Detención. Una cifra ínfima, resultado de una “justicia” a cuentagotas. Como si esto fuera poco, casi la mitad de los que tienen causa abierta gozaron (y gozan) del beneficio de prisión domiciliaria. El propio Verbitsky salió a reconocer hoy que durante el kirchnerismo “ni querellantes ni fiscalías pidieron nunca que se aplicara el agravamiento de las penas contenido en el Estatuto de Roma por el que se creó la Corte Penal Internacional […] Y cuando se aumentaron las penas para casos de privación ilegal de la libertad y alteración de estado civil de los chicos robados, tanto las querellas como el ministerio público fiscal solicitaron la aplicación de la ley vigente en el momento del hecho, cuyas penas eran menores.” (Pagina/12, 07/05/2017). Dicho en criollo: la Procuraduría General de la Nación, ocupada primero por Righi y luego por Gils Carbó, de la que dependían los Ministerios Públicos Fiscales, se encargó se aplicar penas más benévolas. A confesión de parte…
Además, nunca, en doce años, abrieron los archivos secretos de las FF.AA. y los servicios de inteligencia para saber qué pasó. Nunca. Obligaban a las víctimas a probar lo que el Estado ya sabía y ocultaba.
¿Por qué? Porque el kirchnerismo está compuesto por una runfla de represores y garantes de la impunidad, que representan a la misma clase social que perpetró el golpe. Nadie que quiera luchar por los derechos elementales de la población, nadie que repudie sinceramente el accionar de la Dictadura, puede marchar con esa gente. Antes que marchar, el kirchnerismo debería rendir cuentas.
Por eso, nos negamos a marchar con los enemigos de los trabajadores. Si la izquierda se pliega a esa marcha, si defecciona de la convocatoria del 11, mostrará una vez más su incapacidad para delimitarse del kirchnerismo. Por eso, llamamos a todos los compañeros a repudiar la movilización del 10, y defender la convocatoria independiente del Encuentro Memoria Verdad y Justicia, que se movilizará el jueves 11 a las 17hs de Congreso a Plaza de Mayo.
No al 2×1
Cárcel para todos los represores de los trabajadores y sus cómplices
Razón y Revolución