Lo venimos diciendo hace rato. Alberto viene dándole beneficios a los patrones, mientras que los laburantes los único que recibimos son despidos, suspensiones, reducciones en nuestros ya flacos sueldos y exposición al contagio. La nueva ahora es que a todas las formas de subvenciones que ya recibieron los empresarios, se sumaron beneficios para el pago de ganancias y de IVA. Mientras, los trabajadores vamos a tener que seguir pagando el impuesto sobre un salario que cada día está más devaluado.
Una resolución de la AFIP decidió otorgar a las empresas una prórroga de 15 días para presentar las declaraciones juradas del impuesto a las ganancias. Esto no parece gran cosa. El verdadero beneficio aparece con la eliminación del Sistema de Perfil de Riesgo (SIPER), que es una evaluación fiscal que las empresas recibían y de cuya calificación dependía el poder acceder a planes de refinanciación de las deudas con AFIP, o sea de las deudas de impuestos. Quiere decir que no importa si son empresas morosas, van a tener el beneficio igual. Con esto, las empresas podrán acceder a tres cuotas para pagar el impuesto pagando a cuenta solo el 25%.
Otro regalo que les van a hacer es ampliar el número de planes de facilidades de pago (o sea, de refinanciamiento de deudas) que pueden presentar en simultáneo las empresas grandes, que va a pasar de tres a seis. Esto incluye el pago del IVA, ese impuesto que todos pagamos obligatoriamente cuando compramos cualquier producto y que las empresas reciben. Se supone que ese impuesto tiene que ir a parar al Estado.
Sin embargo, ese traspaso no es inmediato y en muchos casos ni siquiera sucede. Para las empresas el pago del IVA es diferido y pueden pagarlo en cómodas cuotas, si es que lo hacen. Cuando se había quitado el IVA a los productos básicos, los productores lecheros lloraron porque se fundirían con esa medida. Fue toda una confesión de que ellos se quedaban con el dinero de ese impuesto, que en realidad tendría que ser pagado a la AFIP. Si los productores pagaran lo que corresponde de IVA no deberían tener miedo de fundirse porque se dejara de cobrar ese impuesto. Es decir, nosotros pagamos el 21% de lo que consumimos para subsidiar a estos parásitos.
Recordemos que el Estado ya les ha dado a las empresas cientos de beneficios, desde pagarles los salarios, créditos a tasa negativa, suspendió el Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales, donde figuraban quienes tenían empleados en negro, etc., les permite despedir, reducir el salario, no se les controla las medidas de higiene y protección de sus empleados, se les reducen los aportes patronales y se les dan facilidades para pagarlos y ahora esto.
Mientras tanto, los trabajadores cargamos con el peso del ajuste: rebajas salariales, suspensiones, despidos y una inflación que hace que nuestro salario valga cada día menos. Y a ello se le suma que nos siguen descontando mes a mes el impuesto a las ganancias a quienes tenemos sueldos que se encuentran por debajo de la canasta básica que fue calculada por los trabajadores de ATE Indec.
Para nosotros no hay ningún beneficio, ningún alivio. La cuarta categoría seguirá pagando ganancias como si nada. Incuso quienes vieron su salario recortado y reciben sumas no remunerativas van ser afectados por el impuesto a las ganancias, porque las sumas no remunerativas también tributan. Es claro: a los trabajadores nos sacan lo más que pueden, a ellos les dan lo más que pueden. Así funciona el Estado capitalista que comanda el capitán Beto.
El salario no es ganancia. Y menos un salario que no alcanza siquiera a cubrir una canasta alimentaria elemental. Por eso, hay que exigir no el aumento del tope, sino la eliminación del impuesto para los salarios. En especial en esta coyuntura donde a los trabajadores ya nos afanaron demasiado.