En la mañana de hoy, viernes, un trabajador electricista de la empresa DOTA – Línea 60 fue aplastado por la caída de un colectivo, tras la falla de un elevador neumático, en la cabecera de Barracas. Horas después falleció en el Hospital Penna. Su nombre era David Ramallo, de tan solo 35 años. Como resultado, los trabajadores de la Línea 60 –que han sido víctimas de numerosos ataques patronales en el pasado- se encuentran hoy de paro y en estado de asamblea permanente. Y es que la muerte de este trabajador no es un hecho aislado, casual ni “trágico”. Desde que la empresa mudó la cabecera a Barracas, el cuerpo de delegados ha venido reclamando por el cumplimiento de todas las normas de seguridad. En particular, se exigía que DOTA invierta en el equipamiento necesario para lograr un funcionamiento adecuado de los elevadores. Sus reclamos, en cambio, fueron desoídos, como tantas otras veces. El resultado no podía ser otro.
El lamentable resultado tiene sus causas y sus responsables. Se trata de un auténtico crimen social, donde otro trabajador pierde la vida, por culpa de un sistema capitalista, en el que los patrones priorizan la ganancia por sobre la mínima seguridad e integridad de los trabajadores. Es evidente que a la burguesía la vida de los obreros le interesa muy poco.
No hay que dejar de destacar, por otra parte, que DOTA se ha beneficiado de subsidios millonarios durante el último gobierno kirchnerista y durante la actual gestión. Un hecho como el que ha ocurrido hoy demuestra claramente que ese esquema de subsidios no sirvió ni servirá más que para alimentar las ganancias capitalistas a costa de las condiciones generales de vida y trabajo de la clase obrera (salario, seguridad, estabilidad, etc.). No solo eso: DOTA ha contado con el favor del brazo represivo del Estado todas las veces que lo necesitó. Todo con tal de silenciar a un Cuerpo de Delegados y a un conjunto de trabajadores combativos que resisten las embestidas patronales.
Razón y Revolución se solidariza con los compañeros de la Línea 60 y los familiares del compañero Ramallo. Nos ponemos a su entera disposición, exigiendo con ellos castigos penales a los responsables de este crimen y sanciones a la empresa DOTA por parte del Ministerio de Trabajo por sus incumplimientos