Lucha de calles, lucha de clases: insurrección popular e insurrección proletaria

en Revista RyR n˚ 8

No hace falta presentar a Cicso. Nuestros lectores lo conocen desde nuestro dossier del número 6. Nos orgullece poder contar nuevamente con un texto del grupo dirigido por Beva y Beatriz Balvé. En este caso, se trata de un texto de una actualidad ineludible y que debe ser leído en línea con trabajos ya clásicos del análisis social: Lucha de Calles, Lucha de Clases y El 69.

Colectivo Cicso: Beba C. Balvé, Andrea Messina,

Claudia Guerrero y Beatriz S. Balvé (Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales, Bs.As, Argentina)


Presentación

¿Cómo soslayar los hechos acaecidos durante la “Semana de Mayo” de 2001? Observados en proceso ¿qué relación guardan con el ciclo de enfrentamientos de 1969?[1]En que han producido una torsión en el desarrollo de la guerra civil de la lucha de clases, cambiando la correlación de fuerza entre clases sociales, creándose las condiciones para el inicio de la hegemonía de la estrategia proletaria. ¿Qué los diferencia? El medio. Uno se llevó a cabo durante un gobierno militar y otro con un gobierno electoral-parlamentario. Pero, 1969 es la insurrección proletaria misma, iniciándose allí el ciclo de las insurrecciones proletarias, la era de las insurrecciones. La insurrección en Salta de 2000 forma parte de éste ciclo y de ésta era. La situación de masas y la fuerza de masas que se hace efectiva en mayo de 2001 es el producto de la insurrección de Salta, es la materialización de la fuerza moral contenida en esa fuerza social de enfrentamiento. El que se haya llevado a cabo en dos frentes, nos recuerda el 25 de mayo de 1973 en Plaza de Mayo y en Devoto. Hoy, en Plaza de Mayo y en La Matanza, pero en condiciones diferentes.

La acción de masas en Plaza de Mayo se asemeja al Devotazo cuando en 1973 su sola presencia y disposición a la lucha, libera a los prisioneros políticos de la cárcel de Devoto, pero allí lo dominante era la lucha política. Hoy, lo dominante es la lucha económica. En 1969-75 toda la lucha estaba organizada alrededor de la relación régimen-pueblo, hoy se encuentra en la relación burguesía-proletariado. Lo dominante hoy es lo social, por eso es más profundo. En 1969, la alianza de clases contenía a la burguesía industrial, a la pequeña burguesía representada por profesionales y estudiantes, a la clase obrera y a los pobres del campo y de la ciudad, la que estaba conducida por la clase obrera. Hoy son los pobres del campo y la ciudad la vanguardia en las luchas y la burguesía y los sectores medios con los estudiantes están en el campo de la fuerza del régimen, de la clase capitalista.

Si ayer el sujeto de la transformación era la alianza social obrero-estudiante, hoy es el proletariado en su conjunto –el activo, la reserva en paro forzoso y su familia- y los pequeños y medianos productores de las economías regionales. En conjunto, los productores, los trabajadores, el pueblo, el proletariado, la nación. Pero hay una diferencia sustancial con el período que condujo al ‘69: era un momento ascendente en la lucha de clases, revolucionario y éste es descendente, contrarrevolucionario. Desde 1982 nos encontramos en medio de la contrarrevolución. Ahora bien. Desde el punto de vista social ¿cuáles son los atributos de la contrarrevolución? Según Lenin y respecto a la Argentina nadie puede refutarlo, son 1) la disgregación, es decir la separación de las partes del todo (lo que vulgarmente aquí se dice que se ha roto la solidaridad, es decir, la ruptura de las alianzas) y 2) la segregación, que se manifiesta en el abandono de los intelectuales y dirigentes políticos del propósito de la transformación social y su pasaje al liberalismo, como formación ideológica.[2]

Este cambio en las condiciones sociales generales hace imposible equiparar los hechos de hoy con los de 1969, aunque no por las formas de lucha, que son históricas, construidas históricamente. En cada ciclo de enfrentamientos, se modifican las formas de lucha de ataque y defensa. Lo que está en disputa son territorios y el que declara la guerra es quien establece la defensa. De allí la claridad de D’Elía cuando, luego de 17 días de corte de ruta en La Matanza, logra su objetivo y define a la situación como de guerra: “Nos han declarado la guerra”. Acaba de tomar conciencia de la situación. El trabajo que a continuación presentamos pretende demostrar cómo una insurrección crea una situación de masas y esto es posible porque se ha constituido una fuerza social armada moral y materialmente y es ésta fuerza la que libra el combate social en Plaza de Mayo, difiriéndose el enfrentamiento, creándose una situación revolucionaria y una situación embrionaria de doble poder[3].

A modo de síntesis, la situación condujo a una doble táctica: guerra maniobrada (la marcha del hambre y la apropiación de la Plaza de Mayo) conducida por la Corriente Clasista y Combativa (CCC), bajo la dirección de Castells y guerra de posición (la ocupación de la ruta de La Matanza). Tanto el destacamento de Plaza de Mayo como el de La Matanza, están en relación de oposición política a gobierno nacional pero, mientras en Plaza de Mayo se pide la renuncia de De La Rúa y Cavallo y se preanuncia otro 17 de Octubre, desde una posición de máxima, en La Matanza se reúnen con funcionarios locales, provinciales y nacionales. En Plaza de Mayo se encuentran, además de los dirigentes sociales, la CGT-San José (Moyano) y Gutiérrez el secretario general de la UOM Quilmes, el Polo Obrero, etc. En La Matanza, además de funcionarios locales, se incorporan diputados disidentes de la Alianza. Mientras que las masas en Plaza de Mayo piden la restitución de Planes Trabajar para el conjunto nacional, en La Matanza reclaman lo mismo para el distrito. Los primeros incorporan a los jubilados, los segundos demandan obras públicas para crear empleo en el distrito.

Se perfilan dos tácticas de la estrategia proletaria y dos tendencias: al igual que en 1970, las que se pueden sintetizar en dos grandes consignas del período: “Ni golpe ni elección: revolución” o “Frente Nacional de Liberación”. Ninguna de las dos se realizó, por ello vuelven a retomarse. Las tendencias: insurrección popular o Frente Patriótico. Nuevamente, la revolución social o la política. En los hechos se está dando la unidad estratégica del proletariado. Falta que se constituya en la clase dirigente de este proceso.

Para finalizar, lo que subyace detrás del fenómeno que nos aparece son dos tácticas dentro de la misma estrategia: profundizar la crisis de la legalidad burguesa que iniciaron los cuadros políticos y funcionarios de gobierno, para que se haga efectiva la legalidad proletaria la que, por definición, es democrática. Marx dice que la historia es la labor realizada por generaciones que nos precedieron. Conociéndola afirmamos nuestra identidad.

Buenos Aires, mayo 2001

Localización teórica

La observación de los enfrentamientos sociales bajo análisis se ubica en el marco de la teoría revolucionaria de la lucha de clases que brota y se fundamenta en hechos de la vida real, producidos por los hombres.

“De allí la posibilidad y finalmente la inevitabilidad en primer lugar, de insurrecciones y guerras nacionales revolucionarias; de guerras e insurrecciones proletarias contra la burguesía en segundo lugar para finalmente, en tercer lugar, una combinación de ambos tipos de guerras revolucionarias cuando se combinan los dos torrentes”[4].

De lo que se trata, finalmente, es del desarrollo de la guerra civil de la lucha de clases, observada desde la lucha de clase del proletariado. Aquí cabe una digresión: el concepto de masas no refiere necesariamente a cantidad sino a cualidad. A la capacidad de establecer la lucha de carácter extraparlamentaria, que hace a los grados de conciencia adquiridos, y es así que las masas verifican en la práctica lo que constituye su existencia misma como clase; que su existencia social deviene de su capacidad de movilización y que ésta permite retomar la iniciativa en las luchas. Las masas, cuya acción está determinada por la situación –ven en peligro la reproducción misma de la clase- saben que la lucha refiere a una disposición de fuerzas en relación de enfrentamiento. De allí el 17 de Octubre de 1945, la guerra civil en Rosario septiembre de 1955, la insurrección de 1969, los enfrentamientos sociales del ciclo que parte de 1999 llega a la insurrección en noviembre y a una situación de masas en el 2001. Ellas en la acción rescatan la historia afirmando su identidad como clase obrera, pueblo, nación.

Las masas utilizan la barricada como táctica, el corte de ruta como instrumento de un piquete que es el organizador de la lucha. El piquete organiza, discute, elige y negocia. Pero el medio sigue siendo la huelga. Huelga política de masas: ocupados, subocupados y los desocupados que salen del paro forzoso y entran al paro por decisión, así se vinculan al conjunto de la clase.

Entrando en tema, la dimensión general que guía este trabajo es lucha siendo el enfrentamiento social el observable que permite medir la disposición a la misma. A su vez, el enfrentamiento social permite construir el período, el que para este caso se inicia con el combate librado en Corrientes (17 de diciembre de 1999) y culmina con el combate en Salta (10 de noviembre de 2000) siendo su punto de torsión -hito- el combate diferido librado en Salta el 12 de mayo de 2000.

            El objeto de investigación es la lucha de calles y el objetivo, el esclarecimiento de los nexos existentes -si los hubiere- entre dos formas de lucha: la insurrección popular y la insurrección proletaria y hacer observable las condiciones -si es que existen- que permitan combinar en un sólo torrente las dos corrientes de lucha. Nuestra presunción es que el período bajo estudio constituye el inicio del momento de la lucha de calles de la lucha de clases, en donde por medio de la acción directa de masas en relación al estado y sin mediación institucional, toma forma una insurrección de carácter proletaria.

Hace a la historia que relaciona presente, pasado y futuro. En la Argentina contemporánea la insurrección popular y la proletaria se han llevado a cabo a lo largo del tiempo, incluso han llegado a combinarse, como es el caso de Salta. Por último, cuando se nos hizo observable la lucha de calles es que decidimos iniciar esta investigación. Concatenamos los tres enfrentamientos y emergieron tres formas de poder: el golpe de estado, la insurrección y la guerra civil.

Acción directa de masas: Corrientes-Salta-Salta

El desplazamiento de la fuerza y el corte de ruta forman parte de las formas históricas de lucha de los obreros. Cuando el sujeto es el activo[5] y el medio de lucha es la huelga, el corte de ruta es el instrumento accesorio de la huelga en el interior del país, ya que se desplaza para quebrar el aislamiento producto de la dispersión territorial y hacer conocer a la sociedad sus reclamos. También lo utilizan los productores rurales de las llamadas economías regionales, para evitar que se entregue el producto al monopolio de los acopiadores. Salen de la fábrica, del establecimiento, del campo: son obreros rurales e industriales, y pequeños productores agrícolas.

En éstos enfrentamientos sociales, donde el sujeto es una alianza entre el proletariado y el pequeño productor rural, representando a los pobres del campo y la ciudad, el medio es el corte de ruta en tanto instrumento del piquete, retomando la tradición de lucha de los obreros. Ya no se trata de romper el aislamiento territorial, sino también, el político y el social. Son los “sin patria”, en tanto país colonizado y pueblo ocupado por una fuerza armada extranjera (aunque, en parte, sea de origen argentino), proscriptos política y socialmente, con ciertos atributos que lo conectan con la Intifada (Rebelión Popular de los Sin Patria).

Lo que le da el carácter de enfrentamiento social a éstos cortes, es la disposición a la lucha, los encuentros efectivos con fuerzas armadas del estado, y su carácter de clase, en tanto emerge el proletariado en situación de paro forzoso (reserva), el proletariado en activo -obreros petroleros, asalariados del transporte, etc.-, la familia proletaria que expresa la situación del proletariado en general -de las masas del pueblo-, la población indígena, los pequeños productores rurales, el proletariado rural, y demás capas del pueblo, en un proceso de constitución de una fuerza social antagónica de carácter nacional. Es la manifestación de una situación y su demostración de fuerza. La acción directa de masas, con la barricada como táctica y el corte de ruta como instrumento, cómo está por fuera de la lucha parlamentaria, es el indicador del comienzo del proceso de constitución de una fuerza social de nuevo tipo. Por lo tanto deben distinguirse entre los distintos cortes de ruta, ya que no todos poseen éstos atributos.

La forma que asume la lucha está ligada a la organización (en este caso el piquete) y esta forma específica que asume está expresando una alianza social con grados de disposición a la lucha, por tanto, en principio, es la manifestación de la crisis institucional y de partidos y de la proscripción social y política de vastos sectores del campo del pueblo. De allí que llamar «piquetero», al sujeto que emerge en los cortes de rutas, es obstaculizar todo proceso de comprensión de los hechos, desplazándolos del campo de la lucha para arrinconarlos en el del estallido focalizado, por fuera de todo proceso social. De donde el sujeto es el proletariado y el piquete órgano embrionario de nuevo poder. Es una organización social producto de las luchas y no de los partidos.

            La situación política y social es la que determina de manera directa e inmediata las condiciones de la acción, por tanto, la agudización de la crisis económica y la descomposición de las relaciones políticas y de los partidos orgánicos y sus cuadros, le otorga un carácter específico a éstos tres hechos, en un marco de guerra entre burgueses (personificaciones del capital financiero productivo y el especulativo, “nacionales” o “liberales”) y guerra imperialista (entre dos pelotones del capital financiero internacional).

Los enfrentamientos sociales: la fuerza de la oposición política.

Corrientes, el Golpe de Estado

            Por iniciativa del Si.Tra.J. (judiciales), se convoca al corte del puente para el día 10 de diciembre de 1999, fecha en que asume la Alianza en función de gobierno. Los fundamentos,  fueron que se trataba de un llamado de atención para el gobierno central que asumía ese día, con un doble propósito: 1) Obtener una respuesta a los reclamos (el pago de los sueldos atrasados, la no aplicación de un ajuste, la suspensión de cortes en los servicios esenciales y el castigo a los responsa­bles del vaciamiento de las arcas públicas); 2) Impedir la asunción de las nuevas autoridades provinciales surgidas de las elecciones del 24 de octubre, si a resultado del corte del puente, se decidía la intervención federal. Al corte adhieren el Cabildo Abierto (empleados y comercian­tes), los «autoconvocados» (estatales), los estudiantes, la monja Pelloni, es decir, todos aquellos que forman parte de la «Plaza de la Dignidad» o «del Aguante», la pequeña burguesía institucio­nalista, ahora golpista.

            Cortado el puente, el sábado 11 de diciembre, llega la Gendarmería Nacional con una orden de desalojo. Los judiciales, que estaban negociando con el gobierno, le comunican a la gendarmería que Storani les había informado el levantamiento de la orden de desalojo, frente a lo cual la gendarmería se retira. El Si.Tra.J lo hace a las 18:00. Mientras tanto el gobierno central envía, el lunes 13, más gendarmes. En total son 500 efectivos. Frente a la posibilidad del desalojo, la gente comienza a prepararse (tras el intento fallido del día 11). Se arman seis barricadas en unos 400 metros del puente. Se expande aceite sobre el puente para que los camiones o los hidrantes no puedan avanzar. A las cubiertas, se les agrega gasoil y nafta para acelerar la combustión. Se ponen clavos miguelitos detrás de la primera barricada y alambre.

            El lunes 13 de diciembre, a las 18:50 unos 500 gendarmes avanzan, lanzando gases lacrimógenos y balas de goma. Se encienden las cubier­tas de la barricada. Los «autoconvoca-dos» y el «Cabildo Abierto» comienzan a golpear las barandas del puente, señal que moviliza a la gente de los barrios humildes que rodea el puente, hombres, mujeres y niños, se hacen presente. Estos arrojan piedras con hondas. El puente está cortado por unas 3.000 personas y debajo de él, por unas 30.000 personas.

            Después de una hora de escaramuzas y represión, la gendarmería sorpresivamente se repliega sin lograr desalojar el puente. Posteriormente se reincorpo­ra el Si.Tra.J. Paralelamente, gran cantidad de camiones que no podían cruzar, cortan los accesos, como represalia. El tiempo transcurrido desde el primer enfrentamiento (lunes 13) permite a los manifestantes rearmarse, continuando la ocupación del puente. Se suman ex combatientes de Malvinas, desocupados, familias y pobres en general. Cambia la composición social.

El combate del 17 de diciembre

            El 17 de diciembre por la madrugada avanza la gendarmería y desaloja el puente en 20 minutos, pero en la avenida 3 de Abril, comienza la verdadera batalla, se lucha por 12 horas. Se suma gente de los monoblocks y del barrio, hasta alcanzar más o menos 1000. La batalla se desarrolla en un radio de veinte cuadras en los alrededores de la avenida, donde se reagrupan y arman barricadas y, según las fuerzas de seguridad, ocupan terrazas de los edificios del barrio, donde organizan grupos de francotiradores. Rompen vidrieras, saquean comercios e incendian una camioneta a pocos metros de una estación de servicio, obligando a los gendarmes a replegarse. Oficiales de la fuerza de seguridad atribuyen el tiroteo a activistas de los grupos Quebracho y Patria Libre llegados desde Bs. Aires.

     Se producen heridos y muertos. A las 9:45 cae F. Escobar de 25 años (cartonero), primera víctima fatal, por dos balazos calibre 22 en el tórax. La gendarmería busca francotira­dores con carabina, 9 de sus hombres son heridos de bala. A las 14:00 se confirman 23 civiles heridos de bala. Por la tarde fallece M. Ojeda (trabajador en changas, habitante de los barrios populares que rodean al puente) de 18 años, por un disparo en el pecho, también calibre 22. Mientras tanto, en el interior de la provincia se mantienen los cortes de ruta ubicados «… cerca de la ciudad de Esquina,… Ruta nacional 12, … Ruta provincial 123,…Ruta provincial 117,… Ruta Provincial 118,… Se instalaron piquetes junto con los productores de la zona»[6]

            Las radios suman muertos sin confirmar, el arzobispo llama a la cordura, la gendarmería habla de pequeñas y controladas escaramu­zas, la policía de una guerra verdadera y avanza con banderas blancas para ponerse entre los manifestantes y los gendarmes. Finalmente, se declara la intervención a los tres poderes provinciales. El golpe de estado se consumó.

Cuadro de situación

            Los trabajadores estatales, en su mayoría docentes, se encontraban en huelga utilizando como instrumento la carpa y el corte de ruta. Su propósito: que se regularicen los pagos de haberes y aguinaldo y la intervención federal a la provincia. En un primer momento, los dirigentes del movimiento están compuestos por la clase media la que conforma a la pequeña burguesía institucionalista por ello, subordina su protesta a la intervención a la provincia, gobernada por un partido opositor al de la Alianza, a la que adscriben. Pero, el día 13, ante el temor de un enfrentamiento con la gendarmería, el que finalmente quedó diferido, convocan y activan a sectores proletarios que viven en barrios obreros adyacentes al puente. Si bien es cierto se registran heridos, éstas bajas no son de la clase media. Este encuentro, y su desenvolvimiento hace de detonante, desencadenando un proceso que conduce al enfrentamiento del día 17, en donde la iniciativa ya está en manos del proletariado, cambiando el carácter de la lucha. De protesta política contra gobierno local a enfrentamiento social.

            Es así como, con el corte del puente como instrumento, se lleva a cabo un golpe de estado y luego la lucha en el barrio conduce al enfrentamiento social entre el proletariado y la gendarmería. La protesta se inicia con la iniciativa de la clase media, cuando toman conocimiento de la intervención a la provincia y del envío de fondos, se desactiva y se retiran. Allí toma la iniciativa el proletariado, expresando a los trabajadores del interior, con sus cortes de ruta y al tomar la iniciativa, la lucha tomó forma de oposición política. El 17, el proletariado tomó la conducción del movimiento social, iniciando la alianza entre el proletariado y el pequeño productor rural, la que se constituye en fuerza social en Salta.

El enfrentamiento social de mayo en Salta.

            El día 2 de mayo de 2000, en Salta, se decide el corte de la ruta 34 y se establecen piquetes a la altura de Tartagal y Mosconi. Son desocupados en reclamo de los Planes Trabajar caídos, los cuales habían sido conseguidos a partir de la lucha con cortes de ruta en diciembre de 1999 la que había comenzado a raíz del despido de 162 empleados municipales de Tartagal. Toma de rehenes de por medio, además de los Planes Trabajar, logran la reincorporación de los cesanteados y negocian un petitorio que contiene 10 puntos, los que refieren a su situación económica y política. Era el día 17 de diciembre de 1999, mientras se libraba el combate en Corrientes.

            La pérdida de una de las conquistas obtenidas en este corte de ruta, se constituye en el detonante de los cortes de ruta con barricadas que deviene en el enfrentamiento de mayo de 2000, en el marco de una crisis económica provincial, producto de la privatización de YPF. Para el día 11 de mayo la protesta parecía perder fuerza a medida que se acercaban los 800 gendarmes y los 300 policías provinciales. Ante la versión de que una supuesta acción de la policía había causado la muerte, el día anterior, de A. Gómez y O. Justiniano, miembros del piquete de Mosconi, a los 300 manifestantes que había al mediodía se sumaron, en horas de la tarde, cerca de 4.000 pobladores. Los cuerpos de los dos jóvenes fueron llevados al piquete, y los delegados interrumpen –con el aval de la asamblea- las conversaciones con los miembros del Comité de Crisis (que reúne a funcionarios nacionales y provinciales). Los piquetes cierran la ruta, comienza la toma de posición para la defensa.

El enfrentamiento: inicio del proceso de constitución de una fuerza de masas

            El lunes 12, a las 5.25, unos 1.100 efectivos entre gendarmes y policías locales, avanzan sobre la ruta con una orden judicial de desalojo. En ese momento, alrededor de 500 desocupados están en la banquina. Como barricada, hay cuatro cisternas, cada una con 800 mil litros de nafta de la firma Refinol, los que están rociados con combustible. La gendarmería avanza sobre éste terreno mientras que la policía provincial cubre el piquete norte con una densa nube de gas lacrimógeno. Les responden con piedras e incendian uno de los cuatro camiones que están demorados desde el cierre de la ruta.

            La policía se divide. Unos con perros amaestrados, persiguen a los pobladores monte abajo. Otros ingresan al pueblo y realizan detenciones en Mosconi hasta en las viviendas particulares y los hospitales. Avanzan con gases, palos y disparos de proyectiles de goma. Miles de habitantes de Mosconi se movilizan en la defensa. El saldo es de 48 heridos de ambos bandos y 18 detenidos. Finalmente, Mosconi queda bajo control policial y a las 7.30 de la mañana el primer piquete es recuperado por la gendarmería. Mientras tanto, sobre la ruta proveniente de Tartagal, distante 7 kilómetros, avanza una columna. Son alrededor de 10.000 mil personas dispuestas al combate, lo que obliga a la policía a trasladarse otra vez a la ruta. Se constituye la fuerza de masas. El encuentro no se realiza. Las fuerzas armadas del estado lo difieren.

            Los pobladores de Mosconi activados, retiran una imagen de la Virgen de Fátima y marchan en improvisada procesión, otros incendian o destrozan edificios públicos, saquean comercios y queman el único cajero automático. Se recuperan el pueblo y la ruta. 1.500 insurrectos se encuentran en los piquetes. Inmediatamente Storani, dice que la gendarmería fue atacada por francotiradores vinculados al contrabando y al narcotráfico.

            Poco después de las 22.00 del 12 de mayo, llega una comisión del Comité que inicia el contacto con los 15 delegados de los piquetes para discutir un petitorio de 30 puntos. Para alcanzar el acuerdo, los funcionarios tienen que gestionar la libertad de los 43 manifestantes detenidos el viernes -que se concretó el 13 por la mañana- y asegurar que no habrá represalias para los demás participantes del corte de ruta. También obtienen el compromiso oficial de que se llevarán de 1.600 a 3.000 los Planes Trabajar y otros subsidios para desocupados. Después de 12 horas surge de la mesa de negociación el «acta de compromiso». En la ruta, sobre un camión de combustible utilizado como palco, Juan «Pepino» Fernández deja en claro que:

                «Hay cosas pendientes y esperamos que se cumplan; si no tendremos que volver a la ruta. Esta fue una lección para los políticos. Espero que de ahora en adelante sigamos en paz, pero para eso hace falta trabajo»

            Lo específico en Salta es que la lucha está en manos del proletariado en activo (em-pleados estatales y proletariado industrial -obreros petroleros-), la reserva del activo en paro forzoso (desocupados), jubilados, la reserva estratégica (familia obrera), incluyendo a demás capas del pueblo: población indígena, campesinos, pequeños productores rurales. El petitorio elevado al gobierno hace a su condición y situación social, expresando problemas, necesidades y aspiraciones del proletariado en general.

            A partir del combate de mayo comienza a romperse el aislamiento dentro de su propio campo, siendo el indicador la presencia de la CGT-Azopardo en las reuniones de negociación entre el Comité de Crisis y los representantes de los piquetes. Mientras tanto, se forma una Multisectorial, en la que participan sindicatos, delegados de los piquetes, docentes y estudiantes.

El enfrentamiento social de noviembre en Salta

            Con motivo de la caída de los Planes Trabajar y la falta de cumplimiento de algunos de los puntos del acta-acuerdo firmados en mayo, el 1º de noviem­bre se inicia el corte de la ruta nacional 34 con pique­tes a la altura de Tartagal. A partir del día 10, se extien­den a Mosconi, S. Mazza, y Cuña Muerta.

La batalla: la insurrección de novimebre

            Objetivo del estado: desalojar el piquete de Mosconi. A las 4.30, por orden judicial, 400 poli­cías provinciales deben desalojar pacíficamente la ruta a la altura de Mosconi. No lo logran, por lo que a las 5.30, lo desalojan por la fuerza liberando la ruta. La policía se repliega. Los pobladores de Mosconi son aler­ta­dos y se reagrupan con los recientemente desalojados por la policía y comien­zan a correrlos, en dirección a Tartagal.

            La policía dispara gases y balas. Aníbal Verón -ex empleado de la empresa de transporte Atahualpa- recibe un disparo mortal. Este es el desenca­denante de un combate que dura diez horas. Muerto Verón, a las 5:50 los pobladores y desocupados que están en la ruta, queman dos vehículos de la Policía. Comienza la insurrección.

            Un grupo ingresa a Mosconi y ocupa la comisaría 37. Toman siete rehenes: al jefe, al subcomisario y a cinco efectivos, a los fines de ser canjeados por diez detenidos en la ruta, secuestran armas, queman un móvil policial, una moto y, finalmente, el edificio. El grueso se dirige hacia Tartagal -una ciudad de 45 mil habitantes- con antorchas, palos, piedras y armas de fuego. A las 09:50, ya se encuentran en las inmediaciones de la rotonda por la que se accede al pueblo. Ingresan al Hotel Pórtico, se producen destrozos.

            “Sabiéndose dueños de la situación, hombres, mujeres y niños que sumaron más de mil”, se dirigen a sus objetivos: los edificios públicos. «La gente corría de un lugar a otro destro­zando lo que encontraba a su paso. La Policía desapareció del pueblo, mientras la Gendarmería seguía por la radio los aconteci­mientos.»

            Apedrean la Unidad Regional IV; incendian un auto, tres motos y la comisaría Nº 36 (donde había 79 personas, entre guardiacárceles y presos) destrozan la corresponsalía del diario El Tribuno. Queman la Unidad Carcelaria Nº5, donde hay 70 detenidos -los vecinos logran reducir el fuego y salvar la vida de los presos-; saquean y queman la Municipalidad, la Casa de la Cultura, la biblioteca, las oficinas de EDESA. Destruyen la aseguradora San Cristóbal, 2 estudios jurídicos de diputados provinciales y la Unidad de Empleo de la Provincia. Atacan el Banco Nación. Saquean, destruyen e incendian las oficinas de la boletería de Atahualpa, a dos colectivos y una Trafic de la empresa.

            Otro grupo, avanza sobre el depósito judicial, llevándose tres autos, una camioneta, bicicletas, motos, electrónicos y más de 500 armas de fuego. Saquean y destruyen comercios. En la oficina de Acción Social de la comuna sacan elementos que deberían haber sido repartidos entre los evacuados producto de las inundaciones. Las acciones siguen hasta las 15, con ataques a representantes de la prensa. Mientras los vecinos se encierran en sus casas, las columnas toman la ruta nacional 34 y avanzan hacia el corte de Mosconi. Los «changos» llevan armas largas sacadas del depósito judicial.

            Mientras columnas de humo negro cubren la ciudad, el juez federal A.Cornejo ingresa a Tartagal con gendarmes del Escuadrón 52. Son las 15:30 «En las calles los gendarmes recibieron la bienvenida de los vecinos. Otros lloraban y se abrazaban como si hubiese sido el final de una batalla. La gente aplaudió». En ese momento el párroco de la iglesia La Purísima, D. Erro, y la monja F. Barón hicieron repicar las campanas y convocaron “a todos para rezar en la plaza y manifestarse contra la violencia”, movilizando su base social. Desde esa hora y hasta las 18 se hace una “procesión”, mientras gendarmería sigue despejando las calles.

            Tartagal es ocupada militarmente. La gendarmería que patrulla las calles, ha realizado 22 detenciones y ha sido reforzada por 170 efectivos. Pasada la medianoche, secuestran una camioneta con armas. El juez Aramayo ordena allanamientos en toda la ciudad, con intención de realizar detenciones, “pero la ciudad no cuenta con infraestructura para albergar a quienes resulten detenidos”. Finalmente, la batalla dura 10 horas, deja un saldo de 1 muerto, 15 heridos (de los cuales 5 son policías), 70 detenidos y 64 presos liberados. Todos los piquetes originales siguen en pie. Por unas horas, se suma la localidad de Aguaray.

El día después

            La fuerza no se desgrana. El corte instalado en el acceso a Mosconi se mantiene sin alteraciones. Está vigente el corte en el arroyo Cuña Muerta y el de Salvador Mazza. El gobierno central tiene un objetivo: negociar la liberación de los rehenes. Los insurrectos dicen que sólo con la llegada a Salta de los secretarios de Provincias de Interior y Desarrollo Social se van a liberar a los policías, lo que se efectiviza por la tarde. Recibidas las demandas en Salta capital, el Comité de Crisis, creado a partir de los enfrentamientos de mayo, exige la devolución de las armas de fuego robadas y el levantamiento del corte, para iniciar un diálogo. Los insurrectos no aceptan éstas condiciones, quebrando al Comité de Crisis: los representantes de la provincia se retiran y los del gobierno central son enviados a Tartagal, los que llegan el domingo 12 a las 18 horas. El diálogo comienza el domingo a la noche, 16 delegados exponen los 21 puntos del petitorio. El lunes a las 20:00 se despeja la ruta con la firma del acta-acuerdo y la renuncia del interventor de Tartagal.

Análisis de situación

¿Por qué Salta? Salta tiene tradición de luchas obreras, es una población con un proletariado industrial numeroso y experimentado: obreros tabacaleros, petroleros, mineros, de la construcción.

            ¿Quiénes se encuentran activados? El proletariado, la retaguardia de la clase obrera y su reserva estratégica, la que sólo se mueve y se activa en los momentos en que algo es definitorio. Aquí se activa para poner en movimiento a la clase obrera, en un intento por recuperar la iniciativa proletaria.

            ¿Cuál es la particularidad de cada uno de éstos hechos de masas? Corrientes expresa dos líneas de enfrentamiento. Una con iniciativa de la clase media, que se extiende desde junio de 1999 hasta el 17 de diciembre, la que cuando logra sus objetivos, se desgrana y no se incorpora a una forma de lucha que no es afín a su situación de clase. La otra línea, con iniciativa proletaria en el combate de doce horas librado el 17 de diciembre expresa y sintetiza las luchas del interior de la provincia, de los pequeños productores rurales, de la población campesina, del proletariado industrial y rural, del activo en paro forzoso, la que se desplaza hacia Salta, constituyendo a Corrientes en la zona desencadenante de un proceso, que marca la ruptura y el rechazo a la mediación de los cuadros políticos de la burguesía y su representación parlamentaria, expresión del inicio de una crisis de carácter ideológica en el proletariado en relación con la burguesía, lo que no quiere decir que no utilice el voto como arma. Su propósito es recuperar la iniciativa proletaria por medio de la lucha de calles.

            La insurrección parcial de Salta de mayo, constituye el momento del cambio en las relaciones de fuerza en su momento militar, en el grado político-militar[7], de una fuerza armada moral y materialmente, la que traza el programa -en tanto expresión de lo que sucede-, y que hace que las fuerzas armadas del estado no puedan ejercer su fuerza material sobre las masas por los efectos de la acción misma, obligando a las tropas a retirarse, indicador de que se ha constituido la zona de resistencia. Esta pérdida temporal del territorio constituye una pérdida moral para las fuerzas armadas del estado.

            Es por ello que cuando se llega a noviembre, se establece en zona de enfrentamiento, estallan la revolución y la contrarrevolución simultáneamente: la insurrección de Salta, constituye fuerza de masas en relación al estado; la “procesión” que dura 3 horas y el recibimiento alborozado de la gendarmería, es la manera metamorfoseada de la defensa de los barrios “ricos” por parte de la burguesía y constituye la defensa territorial por parte de la burguesía. Los términos de la guerra civil han quedado planteados.

            El enfrentamiento librado en Corrientes traslada su energía a Salta, tomando forma la insurrección popular con iniciativa proletaria, emergiendo al escenario la guerra civil de la lucha de clases. ¿Por qué en Salta toma forma la insurrección? Salta es el eslabón más débil, lo suficientemente débil como para recibir con mayor crudeza y profundidad las crisis que afectan al país, golpeada en dos frentes, desde los dos territorios del cual forma parte: tabaco y petróleo; pero lo suficientemente fuerte, como para poder reaccionar, su fortaleza deviene de su organización, sus dirigentes y su disposición a la lucha. Los dirigentes de los piquetes son -en su mayoría- obreros industriales petroleros con experiencia de lucha, histórica y propia.

                “Nosotros tenemos la idea de que esto es golpear a lo que se produce, no la huelga de hambre, sino golpear a lo que se está produciendo. En la localidad de S. Martín, hacemos así, golpeamos a las empresas privadas, les cortamos la entrada a trabajar, la gente no produce, esa es la táctica nuestra. Siendo tan grande la República Argentina, nosotros queremos saber qué es lo que proponen las otras provincias, qué es lo que quieren, y buscaremos la mejor manera de hacerlo. (…) No somos muy amigos de las ollas populares y las carpas. Cuando afectamos la producción tenemos la solución, si no, no…Es posible hacerlo, nosotros cortando la ruta de acceso a la petrolera del norte, planteamos el aumento, y la empresa nos decía que era la ley, lo que indicaba la ley de contrato de trabajo, que decía que había que pagar 0.98 pesos. Y nosotros les decíamos que ellos ganaban mucha plata haciendo esta obra, ¿qué convenio nos quieren aplicar?, acá tenemos el convenio de los piqueteros, así que lo logramos con éste convenio especial (el aumento logrado fue de 0.98 a 2.50 la hora)”, Oscar “Piquete” Ruiz y José “Pepino” Fernández, de la UTD de Mosconi.[8]

            En este ciclo de enfrentamientos sociales con sus tres combates han emergido y tomado forma tres mecanismos de poder. El golpe de estado, anulando de hecho elecciones e introduciendo al escenario político la ilegalidad burguesa desde lo institucional electoral-parlamentario y de partido –lucha interburguesa- y la guerra civil entre dos partes del pueblo. Uno se hizo efectivo y el segundo quedó latente. Por parte del proletariado y sectores populares, la acción directa de masas contra el estado tomando forma la insurrección. La relación entre guerra civil e insurrección, es que ambas se encuentran por fuera de la lucha parlamentaria y de partidos.

            Hemos visto como fracciones del proletariado y del campo del pueblo, organizadas por medio de la lucha directa de masas, retoman las enseñanzas de 1969 y por medio de una insurrección parcial, crean una situación de masas. Como en 1969, es la clase obrera del interior y su familia la que recrea una situación de masas; las circunstancias la colocan a la vanguardia en la lucha contra la opresión y la explotación.

            Para concluir, los nexos que concatenan a estos tres enfrentamientos sociales son la articulación de distintas fracciones de clase obrera y el proletariado quienes en su actividad consciente permitieron que emerja el interés de clase de la clase obrera, fracturando a la sociedad en dos bandos antagónicos, tomando forma el combate social.

                “El aprovechamiento de cualquier situación como la analizada, por parte del proletariado, depende “de la fuerza permanentemente organizada y predispuesta desde largo tiempo, que se puede hacer avanzar cuando se juzga que una situación es favorable y es favorable sólo en la medida en que una fuerza tal existe y está impregnada de ardor combativo. Es por ello una tarea esencial la de velar sistemática y pacientemente para formar, desarrollar y tornar cada vez más homogénea, compacta y consciente de sí misma a esa fuerza” (Gramsci). Esa fuerza es el “Estado Mayor Proletario” (Lenin) capaz de asegurar la unidad política de la clase obrera, la hegemonía proletaria, en una alianza que incluya a otros sectores explotados, de arrastrar a sectores auxiliares,…y de utilizar las luchas interburguesas en su propio beneficio…El Estado Mayor Proletario podrá lograr que cada uno de éstos enfrentamientos no pase de largo y sean aprovechados por alguno de los sectores de la burguesía (Trotsky)”.[9]


Notas

[1]Su desarrollo se encuentra en Balvé, Beba C. et. al: Lucha de calles. Lucha de Clases. Elementos para su análisis (Córdoba 1971-1969), Ed. La Rosa Blindada, Bs.As., 1973 y en Balvé, Beba C. y Balvé, Beatriz: El ‘69: Huelga política de masas. Rosariazo-Cordobazo-Rosariazo , Ed. Contrapunto, B.As., 1989.

[2]Lenin, V. I.: “Las tres crisis”, en : Obras Escogidas, Tomo 2, Ed. Lenguas Extranjeras, Moscú 1960.

[3]—— “La Bancarrota de la II Internacional”, en Obras Completas, Tomo XXI, Ed. Cartago, Bs.As., 1966, pp. 211-212.

[4]—– La cuestión militar y el trabajo político en las fuerzas armadas, Ed. Anteo, Bs. As., 1973.

[5]«La Función de la huelga en el proceso de formación de fuerza social», en Cuadernos de CICSO Nº 65, Bs.As., 1990, pp. 20.

[6]Cena, J. C.: «Introducción», en: Cena, J. C.  (comp.): El Cordobazo. Una Rebelión Popular, Ed. La Rosa Blindada, Bs.As., 2000, pp. 64-65.

[7]Gramsci, A.: Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno, Ed. Nueva Visión, Bs.As., 1987 pp. 59-60.

[8]Reportajes publicados en Prensa Obrera, publicación del Partido Obrero, 27/12/00, Año XIX Nº693.

[9]Balvé, Beba C. et. al.: Lucha de calles. Lucha de Clases, op.cit, p. 200.

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