En marzo, días después que la OMS declarara al COVID-19 como pandemia, por decreto, el poder ejecutivo ordenó suspender las licencias del personal de salud y una semana después, fue declarado “personal esencial”, es decir, todo trabajador de la salud está obligado a prestar asistencia, quedando suspendidas además de las licencias, las vacaciones. Hacia fin del mismo mes, al ser personal en riesgo de contagio, el Ministro de Salud Ginés García dijo que se le otorgará por 4 meses una suma de carácter no remunerativo de $5.000. Con la condición de que en sus tareas se encuentren expuestos o abocados al manejo de casos relacionados con la pandemia. Los fondos para pagar este extra a los trabajadores de la salud serán provistos por el ANSES.
La cuarentena significo una transformación radical de la vida de los trabajadores de la salud, con un rápido reconocimiento por parte de la sociedad, que los aplaudía cuando la pandemia comenzaba a desembarcar en estas tierras. El gobierno rápidamente se monto sobre esto y les prometió un bono. Según la página oficial argentina.gob.ar, “Los trabajadores del sistema de salud público, privado y de seguridad social cobrarán bonos de $5.000 en los meses de abril, mayo, junio y julio.”
Sin embargo, para el 24 de abril aún no había novedades en la provincia de Entre Ríos sobre el bono. Hacia el 27 de mayo, dos meses luego de la promesa, los trabajadores del Hospital San Martín reclamaban que aún no se había cobrado. Incluso, los trascendidos indicaban, que no alcanzaría a todos los trabajadores. Actualmente, a principios de junio, aun no hay precisiones de su cobro.
Este es un claro ejemplo de cómo el gobierno nacional y provincial prometen cosas y no las cumple. Gobernando para la tribuna. El salario se mantiene igual al del 2019, siendo el mínimo de $27.000. Con la inflación acumulada y años de perdida contra la inflación vuelven esto una situación acuciante. Por lo tanto, las expectativas que genero el anunciado bono rápidamente se transforman en frustración. Sumado a esto, las condiciones laborales revisten una gran precariedad. No hay personal extra que se haya colocado ante la demanda de pacientes y los que presentan parte médico, que estén encuadrados en el último listado de titularización, no tienen suplentes si se enferman. Los insumos enviados por el Estado a los hospitales se mantienen igual, para poder cumplir con la demanda se reciben donaciones por parte de la comunidad.
Un dato alarmante es que los trabajadores de la salud en Argentina se encuentran entre los más contagiados al nivel mundial, demostrando una clara fragilidad del sistema y un desfinanciamiento que viene desde hace ya varios años. Para fines de abril un 14%, es decir, 374 de los 2700 casos confirmados eran trabajadores de la salud. Se trata de la tasa más alta del mundo de trabajadores de la salud infectados en cada país. Y eso sucede estando aún lejos de los países con mayores números de contagios. El segundo lugar lo ocupa España con el 13%. Toda una muestra de lo que denuncian los mismos trabajadores.
La pandemia, viene a desnudar la vida de miseria y las condiciones paupérrimas a las que los trabajadores están expuestos culpa de un sistema que prioriza las ganancias antes que la vida. Que prefiere subsidiar a los burgueses para mantener sus ganancias, antes que a los trabajadores.
Exigimos la solución inmediata para todos estos puntos:
• La reapertura de las paritarias y una recomposición del salario, salario básico iguala dos canastas básicas.
• El pase a planta permanente de todo personal precarizado
• Insumos en cantidad y calidad.
• Contra este legado que nos deja la clase capitalista, necesitamos un sistema de salud centralizado y bajo control de los trabajadores para hacer frente a la pandemia.
Corriente Clasista Goyo Flores – Entre Ríos