Los responsables del desastre se tienen que ir

en Editorial/El Aromo n° 102/Novedades


Ricardo Maldonado
Editor responsable

Nadie le quita a las miles de mujeres que inundaron las calles con sus pañuelos verdes lo que han ganado. Poco tiempo atrás protagonizaban noticias por ser víctimas de trata o de femicidio, y las muertes derivadas de abortos clandestinos ni siquiera eran publicadas. Violencia, estragos y muertes, esos eran los términos que más se asociaban a la condición femenina apenas 3 o 4 años. Estaba a cargo del gobierno una mujer con mayoría legislativa, pero ni siquiera era posible llevar al recinto un proyecto de ley sobre la despenalización del aborto. Parecía que la barbarie seguiría silenciada por mucho tiempo pero lo que parecía inamovible se movió. En un slalom político-social inusitado el movimiento de las mujeres se inventó un protagonismo que en los despachos no esperaban.

Luego del tremendo Niunamenos de junio del 2015 y sus secuelas, masivas y en esas calles que no se volvieron a despoblar, se ensanchó la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito. Justo a 20 años del decreto peronista que instituyó el siniestro Día del niño por nacer, ambas, la lucha por la vida contra los femicidios, y la lucha por la vida contra los abortos clandestinos, se fundieron en una gran marea verde.

En la vida social se suceden largos tiempos dónde todo parece petrificado y estable, en que parece que todo es y será siempre igual, y también otros momentos dónde las cosas suceden como en una pendiente, aumentando su velocidad y a la vez volviéndose imparables. Parece que de golpe algo nuevo irrumpe y ya nada es como era. Y cuando miramos hacia atrás, sentimos un poco de indulgencia por nosotros mismos, si eso nuevo nos sorprendió. Pero también existe la opción de estar del lado de las necesidades postergadas antes de que lleguen a la superficie. Hacer historia es también empujar lo que parece inmóvil, quebrar la inercia, anticiparse a la explosión, conseguir la mecha y los fósforos para prepararla. Empujar desde el principio lo que tienen que surgir, lo que es necesario que aparezca, lo que el cuerpo social necesita aunque su expresión consciente aún no sea clara.

Desde hace 32 años se realizan los Encuentros Nacionales de Mujeres que impusieron la visibilidad del feminismo. Sin embargo en su interior el tema del aborto quedaba limitado a un lugar alternativo, postergado por la “unidad” y el “federalismo”. Hace 22 años que el ENM no concurre al centro político del país, y nunca logró pronunciarse taxativamente por el aborto legal seguro y gratuito. Entonces su preponderancia como el mayor encuentro de mujeres fue desplazado por las marchas por Niunamenos e inmediatamente por la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito. El ENM podrá mantener su carácter de foro ecuménico de las mujeres, pero el centro de gravedad ha cambiado. Con objetivos propios y claros se logró mayor masividad y combatividad arribando luego de dos décadas al centro del poder político, lugar patriarcal si los hay. Porque para que haya cambio es necesario desafiar lo existente, no suplicarle.

Cómo ninguno de los grandes partidos promovió esta lucha la quieren presentar como algo espontáneo, fruto de una maduración “de la sociedad” (como si los partidos burgueses no intervinieran en la “sociedad” retrasando cualquier maduración) e independiente de la “política”. Y hay que reconocer que algo de razón hay. Porque es una clara demostración del abismo profundo que separa los intereses de la sociedad (al menos de la mayor parte de ella, la clase trabajadora) de la política (al menos de la mayoría de ellos, los de los grandes partidos patronales) Con su impronta de subversión inesperada este movimiento ha mostrado que nada se puede esperar de las direcciones políticas burguesas. Ninguno de esos grandes partidos patronales tiene soluciones para el problema de género, pero tampoco tienen una organización para encorsetar las demandas feministas. No hay una CGT del movimiento de mujeres, ni un PJ del feminismo. Por eso el rol protagónico de la juventud. La juventud volcada a luchar es el efecto de una cabeza menos agusanada por el peronismo, por cambiemos y por cada una de las variantes conservadoras de la política burguesa, más abierta a cultivar el pensamiento y a unirse para cambiar el mundo que tendrán que habitar.

Cristina, que pudo pero no quiso, intentó mentir que ahora quería pero no se pudo. No sólo condenó a una muerte evitable a muchas mujeres mientras fue presidenta, sino que en sus listas llegaron al congreso los que votaron contra la IVE. El rol de los partidos burgueses ha sido dividirse para disimular con hipocresía su sociedad con la muerte. El reclamo de IVE dejó en falsa escuadra la falaz opción entre burgueses (la grieta) y sus consecuencias. Y mostró otra grieta, la que hay entre los partidos de la burguesía y las personas. La fractura inapelable que divide a la sociedad entre patrones y trabajadores. Por eso, no es contingente ni casual, sino necesario, que la ola verde se continúe en la campaña por la separación de la iglesia y el estado, y en la lucha abolicionista. Si el cuerpo femenino merece respeto en lugar de cosificación y negación, entonces los proxenetas y los curas (y sus amigos peronistas) son parte del bando enemigo. Por eso Grabois y ANMAR redoblan sus esfuerzos, su desprecio por la mujer los pone en el medio del camino y hay que sacarlos de allí.

El 2 de agosto una explosión en el colegio en que trabajaban terminó con la vida de dos compañeros: Sandra Calamaro y Rubén Rodríguez. Un crimen social, muertes evitables causadas por un sistema que no puede garantizar la vida, una estructura social, el capitalismo, que se expresa largamente en el estado en que se encuentra la educación en nuestro país. Pero también otra demostración de la falacia de la “década ganada”, de la mentira del “cambiemos”. Ambos, los que estaban y los que están, sostienen ese sistema que no puede ofrecer más que muerte y degradación. La escuela de Moreno estalló mostrando no sólo el estado paupérrimo del sistema educativo, también mostró que si no ocurren más tragedias criminales, si algo sigue funcionando es por el esfuerzo de los trabajadores que se opone a la rapiña de los políticos. Esos políticos (Vidal y Festa en este caso) que tienen verdaderamente a los pibes (y a los maestros) de rehenes.

Una de las formas de tener de rehenes a los pibes es inculcándoles ideas reaccionarias, anti científicas, en la cabeza. Si alguien se sorprendió por los “argumentos” que diputados y senadores anti IVE expresaron en el debate es porque desconoce las ideas bárbaras y criminales que la iglesia mete en la cabeza de los chicos y que pagamos entre todos. La separación de la iglesia y el estado sería necesaria sólo para no volver a escuchar bestialidades como el “tráfico de cerebros de fetos”, las comparaciones de hijos “con perritas”, el rechazo de un proyecto “que no leí”. Pero también es necesaria para erradicar el oscurantismo religioso del pensamiento. Y también es imperioso porque el dinero necesario para sostener una escuela pública, laica y científica no debe ir a la educación mercantil, eclesiástica e idiotizante.

Porque dinero hay, si hay voluntad, dinero hay. No sólo porque ese dinero se lo lleva en parte la “educación religiosa” (en el siglo XXI un auténtico oxímoron) sino porque nuevamente (cómo si las valijas de José López no hubieran sido suficiente) han aparecido demostraciones de que una clase parasitaria en su decadencia recurre al robo, al choreo liso y llano. No sólo sostienen un sistema social, el capitalismo, que no puede garantizar la vida, sino que para hacerlo roban sistemáticamente. El caso de los cuadernos puso, nuevamente, las cosas sobre la mesa. Los burgueses que coimean para hacer negocios, los políticos que se financian con guita de esos negocios, la población que (por eso mismo) no accede a cubrir sus necesidades más imperiosas, no accede a poder vivir. Ahí van desfilando Calcaterra y Abal Medina, Boudou y Vidal, aportantes truchos y sobreprecios. Cada “arrepentido” desmiente al anterior y muestra que todos están ocultando mucho y declarando apenas algo. A los de un lado y otro de la supuesta grieta, los encontramos muy unidos y del mismo lado: anti IVE, chorros, criminales.

En resumen esta es la situación: un movimiento de mujeres que es rechazado por “los órganos representativos de la democracia” burguesa, los políticos que ejercen esa representación empantanados en causas que demuestran que financian sus campañas de manera ilegal, los burgueses implicados en financiar a los partidos patronales, que son los que resultaron claramente beneficiados con las obras publicas y los sobreprecios que pagamos los trabajadores, y a la vez todos ellos intentando recomponer poco a poco el rol represivo de las FFAA. Y ante esta incipiente debacle de la dominación burguesa nos encontramos con los partidos que se autopostulan como enemigos del sistema eligiendo a que fracción burguesa salvar. Gabriel Solano, dirigente nacional del PO, no puede decir en un debate televisivo que sí, que Cristina Kirchner tiene que ir presa, que somos sus enemigos por corrupta pero sobre todo porque es burguesa, que no solamente estamos a favor de que vayan presos todos, que se vayan todos, sino que queremos reemplazar este sistema, basado en el beneficio individual de los burgueses, por el socialismo. Si Solano esquiva esa definición necesaria, qué decir del resto que elige dudar de la veracidad de las acusaciones. Mientras el jefe de gabinete de CFK se presenta voluntariamente para incluirse como afectado por un delito menor (reconociendo explícitamente la realidad de las acusaciones) la “izquierda” reafirma la buena moral de algunos burgueses contra toda evidencia. Hay muchas maneras de ser peronista, esta es una de las peores. La más vergonzante y deshonesta. Al contrario, los cuadernos de Centeno dejan al peronismo como lo que realmente es, la versión criolla de The Walking Dead, camina aún pero ya está muerto, puede causar mucho daño, pero ya está muerto, se come los cerebros de quienes son atrapados por él, pero ya está muerto. Está muerto porque no puede aportarle nada a la vida, sólo quitarla.

La Argentina burguesa no puede le garantizar vivir a la inmensa mayoría, a la clase trabajadora. Sus instituciones hacen agua en su tarea de invisibilizarlo, de canalizarlo de manera burocrática y fuera de las calles, y surgen fuerzas nuevas renovadas que no admiten la miseria, la mentira y la muerte que el sistema les ofrece. Es el momento de hacer borrón y cuenta nueva con el sistema y sus políticos. Muchos y muchas ya lo vislumbran como una necesidad. Hay que profundizar ese proceso. Tanto más cuando se avizora un entorno internacional amenazador que al cierre de este número se expresaba en el “viernes negro” de Turquía.

Hay un dicho futbolero que dice “equipo que gana no se toca”. Por lógica consecuencia entendemos que no se puede mantener en la cancha a un equipo que pierde siempre. Es hora de abandonar a esos partidos que ante las necesidades de la clase trabajadora no tienen soluciones sino explicaciones. Nos venden humo cuando se requieren realidades. Al régimen político que sostiene el capitalismo se le filtra su podredumbre por todas sus costuras. Es el momento de dar un paso al frente, de ofrecer una alternativa. Es necesario si queremos, como el movimiento por la IVE, jugar para ganar y no solamente “representar” un papel digno. El movimiento de mujeres ha escrito una lección en las calles, es obligación del resto de los luchadores tomar nota de ella. Si algo avanza, es porque gana la calle y rompe con la tutela de los partidos burgueses. Si son responsables de la muerte y la miseria, que se vayan todos.

1 Comentario

  1. Muy buen análisis. En especial me parece muy acertada la idea de que el reclamo de la IVE demuestra la falaz opción entre burgueses ( la grieta ), y que hay un abismo entre los intereses de la clase obrera y la política de los partidos burgueses. Los partidos de la izquierda argentina ya eligieron que fracción burguesa es menos mala ( el kirchnerismo ) y por eso se esfuerzan por diferenciarla del gobierno actual y no atacarla. No está muy errado el ministro de educación cuando habla del «kirchnrotroskismo».

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