Desde comienzos de julio, Lácteos Vidal -cuya planta de procesamiento está ubicada en la localidad de Carlos Casares y tiene su sucursal de ventas en el barrio de Devoto en CABA- fue blanco de denuncias, debido a la violación de cualquier tipo de protocolo. Algunos de sus trabajadores habían contraído COVID- 19 y la empresa se negaba a aislarlos. Según trascendió en algunas denuncias, el Estado contaba con la información pero tampoco tomó cartas en el asunto.
Los trascendidos indicaban que dentro del establecimiento no se cumplían las medidas mínimas de higiene, ni ningún tipo de protocolo para proteger su salud. Al contrario, se obligaba a los operarios a continuar trabajando en tales condiciones. La trágica confirmación de los dichos de los trabajadores llegó cuando este domingo 26, se conoció el fallecimiento del compañero Oscar Arnoldo García, trabajador de la planta de Casares y víctima de coronavirus. Como se ve, estamos ante otro crimen social.
Pero el asunto se agrava porque dueños de la empresa habían amenazado con armas de fuego a delegados gremiales que habían concurrido a la sede de la empresa, según quedó registrado en videos y por la intervención policial. Atilra, en primera instancia, emitió un comunicado confuso, donde metía todo en una misma bolsa, igualando la violencia empresarial, con las críticas a “los representantes” que brota de un sector importante de trabajadores lecheros que cuestionan la pasividad del gremio. Pronto cambió su discurso para utilizar la situación a su favor en la pelea que mantiene con APYMEL, la cámara que nuclea a las pequeñas y medianas empresas.
Así, desde el gremio acusaron a Lácteos Vidal de formar parte de «un grupo de poderosos empresarios que se resisten a los protocolos básicos de seguridad e higiene y a los de Covid- 19». Pero a pesar del escándalo, el gremio no llamó a ningún tipo de medida de fuerza desde que sucedió el hecho y se limitó a realizar una presentación en el Ministerio de Trabajo, sin que nada cambiase dentro del establecimiento. Vidal sigue hoy por hoy trabajando y solo con una muerte confirmada, el video y la denuncia salió a la luz.
Hay que decir que –más allá de la patoteada empresarial- la situación con Vidal no es una excepción en cuanto la situación sanitaria. En varias empresas del sector –incluyendo Sancor, Danone o La Serenísima- los protocolos son insuficientes y las medidas sanitarias apuntan a garantizar la continuidad productiva antes que la salud obrera. De hecho, en todo el sector, sobran denuncias de intentos de avances sobre el régimen laboral y el salario de los trabajadores. La diferencia es que Atilra no realiza ningún cuestionamiento al respecto, por el alineamiento que mantienen en la mesa paritaria nacional.
Repudiamos las amenazas con armas de fuego por parte de Vidal a los representantes gremiales y a los trabajadores
Exigimos el cierre preventivo inmediato de Lácteos Vidal
Participación obrera en la elaboración y fiscalización de los protocolos sanitarios con comités elegidos en asambleas, para garantizar las medidas necesarias. Los trabajadores son los verdaderos interesados en el resguardo de la salud.
Investigación YA para determinar la responsabilidad penal de la empresa en los contagios de COVID en Lácteos Vidal y la muerte de Oscar García
Corriente Clasista Goyo Flores
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