La masacre libertaria

en La Hoja Socialista 23/Novedades

Hace ya unos años, y particularmente en los últimos días con el inicio de la campaña electoral, los liberales con Milei y Espert a la cabeza aparecieron en el centro de la escena. No sorprende. En un punto se adueñan de un espacio que la izquierda trosko-electoralera dejó vacante: el de las soluciones radicales que se ven con buenos ojos en un país quebrado hace décadas.

Sin embargo, por más radical que sea la propuesta, no quiere decir que sea una buena salida. En particular, es muy mala para los laburantes. Somos nosotros los que pagamos el costo de esas sociedades de fantasía donde reina la “libertad” del mercado. Veamos un poco más de cerca el asunto.

Para entender la propuesta liberal, vamos a examinar un librito que hace un tiempo escribió uno de los padres de la criatura: La Argentina devorada, de Espert. El pelado que copa los medios es un economista formado en la Universidad del CEMA, una fábrica ultraliberal históricamente financiada por la burguesía agraria argentina.

Espert dice que la Argentina debería ser un país “desarrollado”, pero que esto no pasa por culpa de los “empresarios prebendarios”, los sindicatos y los políticos. La solución a esto, pasaría por poner en pie un “capitalismo competitivo”, en el cual los patrones puedan competir en el mercado mundial sin protección ni intervención del Estado. De lo que se trataría entonces es de centrar la economía en los sectores realmente competitivos. Sin embargo, como ya lo explicamos en varias oportunidades, en la Argentina casi no existen ramas de la economía productiva, salvo lo obvio, “el campo”, y alguna que otra industria.

Como seguramente habrá escuchado, lo que más irrita a los libertarios es la “falta de competitividad estructural” que se deriva de un Estado “grande” que tiene déficit fiscal, un amplio sector de trabajadores públicos y muchos impuestos que van a “prebendas estatales”, es decir, a planes sociales, que incentivan a quienes las reciben a “no trabajar”. Entre las salidas a ésta situación plantea la eliminación de planes sociales, la baja de impuestos y la reducción del gasto público.

Al mismo tiempo, Espert considera intolerable el poder de los sindicatos. Su “libertad” requiere que los trabajadores no podamos organizarnos y construir herramientas para defender nuestros intereses. Justamente, allí radica la otra cara de la “libertad”: los liberales consideran la libertad como libertad patronal. Esto es libertad de despedir cuando quieran, libertad para flexibilizar nuestras condiciones de empleo, libertad para pagar salarios de miseria. Como se ve, el discurso liberal es claramente antiobrero.

Podemos coincidir con Espert en que no es viable un país que solo funciona con la producción agraria y que la “industria argentina” es un parásito que vive de subsidios y prebendas, pero su eliminación sin más multiplicaría el desempleo.

Si seguimos el razonamiento de Espert, a los millones de desocupados que generaría su plan no les quedaría más remedio que morirse de hambre. Es decir, lo que propone es la africanización del país. Porque, como vimos, propone reducir los gastos estatales al mínimo imprescindible. Basta de subsidios para los desempleados, empleo estatal y jubilaciones. A su vez, chau sindicatos. Es decir propone desarmar a la clase obrera para que su programa pase sin ninguna resistencia.

En suma, para Espert la única solución que pueda sacar al capitalismo argentino de su ruina es una gigantesca masacre social. Millones de desempleados por el cierre de toda actividad no competitiva y el despido de trabajadores públicos, condenados a morir de hambre porque no tendrán siquiera la posibilidad de acceder a una limosna estatal, ni sindicatos que puedan resistir la embestida. Un crimen en masa.

Los liberales despotrican contra el socialismo. Dicen que nuestras ideas son utópicas. Pero en realidad, ese adjetivo les cabe a ellos. Su sociedad “libre” no existe. Y si existiera, necesitaría de una masacre como la que describimos. Obviamente, tampoco el panorama actual es mejor. Hoy, sin liberales en el gobierno, vivimos en el hambre y la miseria. Es que el problema de fondo, es el tipo de sociedad que liberales, macristas y kirchneristas defienden: el capitalismo. La única posibilidad de sacar a este país de la miseria, es con el socialismo. Hay que acabar con los parásitos, que son el conjunto de los patrones, sin importar tamaño y bandera. Ya lo explicamos: nosotros somos los únicos que podemos construir una Argentina con la productividad de Corea del Sur y el nivel de vida de Suecia.

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