En el día de ayer, viernes 19 de febrero, se realizó la segunda asamblea de Ademys en lo que va del año. La misma fue convocada, supuestamente, para definir la continuidad del plan de lucha contra la política criminal del gobierno de Larreta, quien nos envía masivamente a la presencialidad en el marco de la pandemia. Larreta no está solo: esta es la política de los Fernández y empieza a desplegarse en todo el país. Conviene entonces prestar atención nacional a lo que aquí ocurre para anticipar un cuadro de situación y aprender de los errores cometidos.
Después de una semana de lucha, nos encontramos con que la mayoría de la conducción del gremio (léase, el FIT-U), lejos de redoblar la apuesta contra la avanzada del gobierno, sorpresivamente propuso levantar el paro. ¿Las razones? El bajo acatamiento del mismo. El gobierno de la Ciudad informó un 89% de asistencia a las escuelas. Frente a este dato, al CD lo primero que se le viene a la cabeza es bajar los brazos. Sin embargo, hay dos cuestiones a plantear.
Uno, la asistencia a escuelas está sobredimensionada porque hay muchos colegios donde no hubo clases presenciales y otros donde solo estaban convocados una porción menor de los docentes, como los de primer año (media) y primer ciclo (primaria). Entre los docentes que no tenían que concurrir a la escuela, seguramente solo figura como adherido al paro el militante que, sin tener que presentarse en su escuela, igual avisa a su directivo que adhiere al paro al solo hecho de que quede registrado. Es claro que la mayoría de los docentes de 2° a 5° año que no estaban convocados a los colegios no iban a actuar de ese modo. De tal forma hay un porcentaje de docentes que podría haberse sumado al paro si hubieran sido convocados efectivamente a la escuela. Otro grupo, solo se sumó de forma más tardía a medida que la bronca por la falta de insumos, la crisis del transporte y de las escuelas se hizo sentir. En este cuadro, y frente a la estrategia de inicio “dosificado” por parte del gobierno, un 11% logrado por uno de los 17 sindicatos porteños es, más bien, todo un éxito.
Además, otro dato a considerar es que, pese a los que dicen los medios de comunicación, hubo resistencia de los padres a enviar a los chicos. Así, por miedo al contagio, la asistencia de alumnos fue muy baja. En algunos colegios, de 10 chicos convocados entraron uno o dos. Además, las familias que se organizaron contra la presencialidad y redoblaron su activismo: siguen reivindicando un “paro de familias”, colocándose a la izquierda de la conducción de Ademys. Esto pese a la campaña de amenazas que pesa sobre las familias: desde la pérdida de vacantes hasta la judicialización de aquellos que no envíen a sus hijos.
Por otro lado, el mismo gremio le restó energías a su propio paro. Lo difundió de forma deficiente, las actividades callejeras (como cortes y semaforazos) fueron pocas y fueron, más bien, promovidas desde abajo por la docencia. El sindicato apenas las difundió o sumó algún docente del gremio a las mismas, una vez que estas ya habían sido puestas en marcha y garantizadas por otros. La consigna bajo la cual se convocó al paro tampoco era clara. Lejos de dar una lucha frontal contra la presencialidad desviaron el eje hacia las condiciones particulares de cada escuela. En ese punto generaron confusión entre compañeros que adherían al paro, pero al mismo tiempo querían ir a relevar condiciones a las escuelas. Es decir, mientras proclaman el paro al mismo tiempo plantean el relevamiento de escuelas. Esto acercaba la práctica real de ADEMyS a la táctica impulsada por UTE: la verificación técnica escolar. La intervención de los dirigentes en los medios lejos de clarificar confundía más a los compañeros: relatos de estas recorridas por las escuelas, y vehementes intervenciones en favor de la presencialidad reclamando al gobierno que ponga lavandina para abrir las escuelas.
Para completar el combo, plantearon que los culpables del levantamiento del paro eran los propios docentes que no se organizaban en las escuelas. Pero esta semana vimos cierto activismo que se va poniendo en marcha de a poco debido al escalonamiento con el que el gobierno convocó a los docentes. No nos engañemos: el escalonamiento y gradualidad con la que vuelven los distintos niveles y grados no es por prevención epidemiológica. Si así lo fuera entre un grupo y otro debieran mediar quince días para evaluar el impacto en los contagios. Escalonaron el inicio para fracturar la lucha docente. De la misma forma que apuntan a que cada escuela “resuelva” su protocolo como mejor pueda. En este cuadro, la CD no le da continuidad a la medida de fuerza justo la semana que se agregan nuevos compañeros citados por sus escuelas, luego de un paro que, puesto en contexto, estuvo muy lejos de ser tan malo.
Los compañeros del CD se podrán atajar y decir que sí convocaron a paro pero lo hicieron… recién para el 1º de marzo. ¿Y en el medio? Nada. Al impulsar el levantamiento del paro, el CD se desentendió de los docentes a quienes les han negado las dispensas por sus enfermedades preexistentes y a todos aquellos que conviven con personas en grupos de riesgo. Todos ellos esperaban el paro para tener cobertura legal en su no asistencia a los colegios, mientras seguimos luchando. Este mismo desamparo ya sufrieron al momento de presentación del personal que fue el pasado 8 y la asamblea para resolver medidas llegó recién el 11. Con esto dejaron a su suerte a los docentes de CABA durante cinco días. Días valiosos en los que se reportaron varios casos de COVID en los colegios.
Por último, durante toda la asamblea, los representantes del CD se dedicaron a criticar a UTE por no haber convocado al paro y boicotearlo. Es verdad: UTE estuvo durante la semana haciendo recorridas por colegios para entregar alcohol en gel y barbijos. En otras palabras, garantizaron el protocolo y, por lo tanto, la presencialidad. Pero es inadmisible que la conducción de Ademys los critique sin hacer su autocrítica. La semana pasada hicieron un llamado a UTE a sumarse a las medidas de lucha y ahora se sorprenden que el sindicato burocrático perokirchnerista las haya boicoteado. Parece que no aprendemos más. El colmo es que quisieron explicar el bajo acatamiento a partir de ese factor. Tenemos que empezar a tener más confianza en nuestras propias fuerzas y dejar de estar esperando un gesto de los sindicatos amarillos.
El levantamiento de las medidas de fuerza entre el 22 y el 26 abroqueló incluso a los que dicen oponerse a la presencialidad. En efecto, la Tendencia de Tribuna Docente votó con el FIT-U contra la continuidad del paro. De tal manera, supuestamente se oponen a la presencialidad, llaman a la huelga general, pero nos mandan esta semana a las escuelas.
Una votación aparateada pero reñida
La CD propuso votar un paro aislado para el lunes 1° de marzo en coincidencia con el inicio del ciclo escolar en la mayor parte del país. Nosotros, la Corriente Nacional Docente Conti-Santoro junto al Colectivo Docente “En Clase” propusimos un paro de 48 horas para la semana del 22 y nueva asamblea al finalizar el paro, moción por la que se expresaron varios compañeros y compañeras independientes que intervinieron. Incluso, otros mocionaron paro por tiempo indeterminado. Quienes acordábamos con el paro, propusimos unificar las dos mociones de paro, pero los miembros de la dirección de Ademys se opusieron. Al mismo tiempo, con la excusa del ataque troll de la asamblea anterior, silenciaron los micrófonos de todos los compañeros lo que hubiera permitido expresar el repudio de quienes pedíamos esa fusión, algo normal en una asamblea. Por el CHAT los docentes empezamos a plantear, “paro, paro” y a reclamar la unificación de mociones, igualmente se negaron. Esta forma de votar fue una abierta aparateada. Estaban muy nerviosos y se notaba.
Finalmente, 174 personas votaron con la CD levantar el paro actual y solo ir a un paro aislado el 1° de marzo y sin fecha de nueva asamblea para darle continuidad. Del otro lado, 73 compañeros votamos por el paro (60 por paro de 48 hs y 13 por el paro por tiempo indeterminado). El resultado de la votación generó indignación entre grupos de docentes una vez concluida la asamblea. Muchos compañeros daban por descontada la continuidad del paro y no asistieron a la asamblea al no saber que se jugaba una decisión crucial.
¿Cómo seguir? Redoblar la agitación y las acciones callejeras, con comités de huelga para impulsar un paro activo.
La semana pasada organizamos semaforazos y afichadas en distintos puntos de la Ciudad. Coordinamos docentes de colegios cercanos en acciones comunes. Estas actividades deben continuar y multiplicarse esta semana. Los núcleos de docentes organizados deben actuar como comités de huelgas impulsando la lucha en coordinación con las familias organizadas.
En este cuadro proponemos:
1) Semaforazos: impulsemos semaforazos y cortes por barrios, por escuelas, al mediodía, a la salida de cada turno. Sin vacunación masiva, nos mandan al matadero, no vayamos callados.
2) Participación diferenciada en la Caravana Ademys. El miércoles 17 hs. nos encontramos antes para marchar con consignas propias: 1) Vacunación masiva como única precondición para retomar la presencialidad. Si no hay vacuna, hay trabajo remoto y vamos a reclamar todo lo necesario para realizarlo. 2) Carteles llamando al paro y contra las medidas aisladas. La caravana tiene que ser enorme: hay que aprovechar que el gremio dará constancia de «cese de actividades» a los concurrentes para impulsar una participación masiva.
3) Radio abierta próximo sábado en Parque Rivadavia, con docentes de colegios de la zona y todos los que quieran sumarse. Contactanos!
El 89% de asistencia a la que se refiere el gobierno fue de estudiantes. La asistencia de docentes fue 99,9%.
Marisa, eso es lo que salió en los medios de comunicación, ¿te parece que es un cifra seria?
En los colegios que conozco, hubo varios profesores y preceptores haciendo los 3 días de paro (17,18, y 19 de febrero) aún sabiendo los descuentos que podrían sobrevenir. Además, está el escalonamiento del que habla el artículo, ¿leíste ese párrafo?
La bronca está. La gente paró!
Saludos!