La mafia de la explotación: acerca de la «industria del juicio» – María Alejandra Gutiérrez Vargas

en El Aromo n° 98/Entradas

 

De los 713.254 accidentes que la SRT reconoce, solo 104.186 llegan a juicio, es decir solo el 14,6% de los siniestros. En total, la cantidad de juicios sobre el conjunto de la mano de obra ocupada en blanco es del 1,13%. O sea, de cada cien trabajadores, se reconocen los accidentes de siete y solo uno de esos llega a juicio.

María Alejandra Gutiérrez Vargas

TES-CEICS


Acerca de la “industria del juicio”

Durante los últimos meses la “industria del juicio laboral” fue un tema álgido. Desde distintos sectores de la burguesía se apuraron declaraciones contra abogados, jueces y trabajadores. Se los llamó “mafiosos” y se les atribuyó la responsabilidad por el desempleo, la quiebra de PyMes y hasta la falta de las tan esperadas “lluvias de inversiones”.

Pero esto no es tema nuevo, ni algo que haya comenzado el 10 de diciembre de 2015. Es inevitable recordar la figura de Cristina Kirchner arremetiendo contra “la industria del juicio laboral” en 2012, mientras anunciaba una reforma de la Ley de Riesgos de Trabajo en una cena de la UIA presidida por De Mendiguren, en la cual todo el sector empresario aplaudió con fervor.

Lo cierto es que el ataque a los operadores del derecho laboral no es más que un ataque velado hacia los trabajadores. Esto, junto con el ataque a los sindicatos y al activismo forma parte de la estrategia de la burguesía para avanzar contra las conquistas laborales de la clase obrera.

El fantasma de la alta litigiosidad

El gobierno asegura que existe una alta litigiosidad laboral. ¿Es esto cierto? Y si lo fuera, ¿a qué se debe? ¿Por qué los trabajadores inician juicios? Según los propios informes de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), los accidentes y enfermedades laborales dentro el sector formal llegan al número de 713.254, sobre un total de 9.074.715 de trabajadores cubiertos por el sistema.[1] Es decir que la tasa de siniestralidad sería de 7,8%.

A este número hay que sumarle, además, los siniestros sufridos por los trabajadores que no se encuentran registrados, que según los últimos datos alcanzan alrededor de 4 millones, componente que no es tomado en cuenta en las estadísticas de la SRT y que elevaría considerablemente la cantidad de siniestros efectivamente ocurridos. Tomando la tasa de siniestralidad del sector formal -sin tener en cuenta que en el sector no registrado podría ser mucho más alta por las precarias condiciones en las que se encuentran los trabajadores-, sumaría aproximadamente 312.000 siniestros a los 713.254 reconocidos. Los trabajadores en negro no tienen otra posibilidad de reclamo más que recurrir a la Justicia para poder recibir una indemnización por los accidentes y enfermedades sufridos.

Por otra parte, existen una porción significativa de casos en los que los trabajadores se ven obligados a recurrir a la justicia por el solo hecho de que ni las ART ni las Comisiones Médicas reconocen a sus enfermedades como laborales. Esto es así porque el listado de enfermedades que se reconocen como laborales por la Ley de Riesgos de Trabajo es muy acotado. Como se dijo en ediciones anteriores[2], mientras que el promedio mundial indica que las enfermedades profesionales representan el 38% del total de los siniestros laborales, según la SRT sólo existe un 2% de enfermedades sobre el total de siniestros registrados.[3][4] Esto arroja la evidencia de que el listado de nuestro país reconoce una cantidad de enfermedades laborales inferior a las realmente existentes. Por tanto, las demás enfermedades que deberían ser reconocidas como laborales, deben ser discutidas, forzosamente, en juicio.

Solo con estos datos, podemos decir que el número de accidentes y enfermedades que reconoce la SRT (713.254) es bastante inferior al que existe en la realidad, es decir que no es representativo.

Según el mismo informe de la SRT, en 2015 se iniciaron 104.186 juicios laborales por accidentes y enfermedades. Para la burguesía esto demuestra que la litigiosidad ha aumentado considerablemente respecto de años anteriores. Lo que no resaltan es que solo una ínfima parte de los siniestros “existentes” terminan judicializándose. De los 713.254 accidentes que la SRT reconoce, solo 104.186 llegan a juicio, es decir solo el 14,6% de los siniestros. En total, la cantidad de juicios sobre el conjunto de la mano de obra ocupada en blanco es del 1,13%. O sea, de cada cien trabajadores, se reconocen los accidentes de siete y solo uno de esos llega a juicio. Esto sin tener en cuenta los casos no reconocidos por la SRT (trabajadores en negro y enfermedades fuera del listado), que reducirían considerablemente este porcentaje ya de por sí menguado. Otro dato que no mencionan es el incremento de los siniestros laborales. Según los datos que toma en cuenta la SRT, el número de siniestros aumenta (de 663.306 en 2010 a 713.254 en 2015), esto sin dejar de mencionar que hay numerosos accidentes y enfermedades que la SRT no releva, ya sea por no considerarlos como laborales o porque el trabajador se encontraba en negro.

Es imposible, entonces, afirmar que existe un “industria” del juicio laboral. En primer lugar, porque como se dijo, solo un porcentaje ínfimo de los trabajadores que sufren accidentes o enfermedades laborales llegan a la Justicia a reclamar indemnizaciones. En segundo lugar, porque hay una correlación entre el aumento de los siniestros y el aumento de los juicios. Los trabajadores inician demandas judiciales porque se accidentan, porque las extensas e insalubres jornadas laborales a las que los someten terminan enfermándolos. La burguesía no invierte en prevención porque la salud de los obreros es lo último en la lista de sus prioridades. Los usa, exprime toda su energía, destruye su cuerpo y su salud mental y luego pretende, además, que no reclamen, acusándolos de mafiosos y caranchos. Las demandas judiciales son, muchas veces, la única manera en que estos trabajadores pueden obtener un resarcimiento de la patronal.

La burguesía reclama que se reduzcan los “costos laborales” y Macri prepara una serie de medidas para complacerlos. Allana el terreno desprestigiando a los trabajadores y a sus reclamos, exhibiendo cifras que poco tienen que ver con la realidad. Como vimos, la SRT no toma en cuenta para sus estadísticas las enfermedades fuera del listado ni los accidentes y enfermedades sufridos por trabajadores que no se encontraban registrados. Así se pretende mostrar que hay pocos siniestros y muchos juicios cuando en realidad se reduce el universo de trabajadores sobre el que se calcula la siniestralidad: el número final de juicios incluye todos los reclamos por siniestros, de trabajadores en negro y trabajadores en blanco, accidentes y enfermedades dentro o fuera del listado, mientras que el número de siniestros que exhibe la SRT solo incluye una parte de estos. De esta manera se intenta culpar a quienes no son responsables. Esta estrategia no es nueva, es la cantinela que venimos escuchando desde los 90, pasando por el kirchnerismo y ahora con Mauricio. Los patrones piden obreros más baratos y sus gobiernos están para complacerlos.

Explicaciones vacías

Como “reacción” ante los dichos del Presidente y del ministro Triaca, se organizó un acto en repudio en el que confluyeron organizaciones sindicales, asociaciones de derechos humanos y de abogados de todo tipo y color. Una especie de frente “Anti-Macri”, que no es más que una lavada de cara al kirchnerismo. Como vimos anteriormente, Cristina Fernández de Kirchner -al igual que Macri- también se rasgaba las vestiduras denunciando la industria del juicio laboral, mientras se abrazaba con De Mendiguren y le otorgaba enormes concesiones al sector empresario. Esta avanzada sobre los derechos de los trabajadores no comienza con Macri. Él sólo viene a profundizar algo que Cristina y todos los gobiernos burgueses mantuvieron. No denunciar la responsabilidad del gobierno anterior, es, al igual que lo que sucedió con la marcha por la aparición de Santiago Maldonado, lavarle la cara al kirchnerismo. Que lo hagan organizaciones kirchneristas, no sorprende. Que lo hagan organizaciones, partidos y sindicatos de izquierda, demuestra a las claras su incapacidad de despegarse del kirchnerismo, particularmente, y del peronismo, en términos generales. Ni uno solo de los oradores de izquierda (entre los que se encontraban Pablo López e Ileana Celotto del Partido Obrero y Alejandro Bodart del MST) se animó a denunciar la responsabilidad de todos los gobiernos burgueses -no solo el de Macri- o de explicar que esta avanzada sobre los derechos de los trabajadores está enmarcada en un contexto general.

La izquierda no tiene solo la tarea de demostrar que las acusaciones hechas por el Gobierno no tienen sustento, sino que debe explicar la verdadera razón que se esconde detrás de este intento de desprestigiar a los trabajadores y a las herramientas que tienen para reclamar sus derechos en instancias judiciales. No se trata de maldades o bondades de uno u otro gobierno. Aquí el motivo es claro: la burguesía prepara el terreno para seguir avanzando sobre las condiciones laborales de la clase obrera, lo hace hoy, lo hizo ayer y lo hará mañana. Tanto Mauricio como Cristina y todos los partidos patronales escuchan las demandas de la burguesía y se adaptan a su agenda. Cristina les entregó la inmunidad civil (haciendo que las denuncias contra los empresarios cayeran abismalmente) y la reafirmación del Listado de Enfermedades Profesionales irrisoriamente acotado del menemismo. Mauricio impuso la obligatoriedad de las inconstitucionales Comisiones Médicas, haciendo que la llegada del trabajador a la instancia judicial sea aún más dificultosa, y ahora viene por la reforma laboral. Para ninguno de ellos la salud obrera es una prioridad. Los trabajadores debemos tenerlo en claro y rechazar cualquier intento de hacernos creer lo contrario.


[1]http://www.srt.gob.ar/wp-content/uploads/2017/01/JudicialidadDelSistema2016.pdf

[2]Ver: https://goo.gl/iAHEQQ

[3]http://razonyrevolucion.org/inseguros-maria-alejandra-gutierrez-vargas/

[4]http://www.srt.gob.ar/estadisticas/anuario/Informe%20Anual%20de%20Accidentabilidad%20Laboral%20-%20A%C3%B1o%202015.pdf

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