Por estos días, Juan Bazani, dueño del Hotel Copahue, advirtió sobre la posibilidad de un cierre. Se trata del llanto clásico de la burguesía parasita: sin subsidios yo no sigo. En la entrevista con Junín 24 lo dejo claro: “el gobierno anterior no dio ayuda, esperábamos que este nuevo gobierno sí lo hiciera”. Es decir, Bazani puede explotar obreros durante 45 años y enriquecerse, pero a la primera de cambio, necesita que el Estado lo subsidie. A todas luces, lo que está haciendo es lo que hacen los capitalistas: correr a llorar al bolsillo del Estado cuando no acumulan lo suficiente.
Nada se dice de las más de veinte familias que quedarán en la calle de concretarse el cierre. Familias que están reclamando en la Secretaria de Trabajo Social. Se trata de la misma secretaría que falla recurrentemente a favor de los patrones, como lo hizo en la fideera El record, la textil Antonello, en el conflicto del relleno sanitario, y recientemente con el cierre de Arlequín en Chivilcoy. El estado trabaja para los patrones, siempre.
El caso Copahue es para atender también desde otro punto de vista. Si Bazani es un incompetente, que deje a los laburantes hacernos cargo. Junín presenta un problema habitacional grandísimo. ¿Qué pasa si el hotel queda a cargo de los empleados, bajo responsabilidad económica estatal para albergar a gente sin casas? Se resuelven dos problemas: el de la vivienda y el de la desocupación. Como se ve, el conflicto se puede resolver fácilmente si sacamos del medio al principal clavo: Bazani. Los sueldos pueden salir de los subsidios destinados a llenar sus bolsillos. Los trabajadores del hotel y los que necesitan vivienda saldrían beneficiados.
Razón y Revolución Junín – Corriente Clasista Goyo Flores
