Hace 13 días que el proyecto sionista para penalizar a quienes critiquen el Estado de Israel entró en la legislatura de Córdoba y nadie del FITU dijo nada. Efectivamente, la definición de «antisemitismo» producto del pacto de Alberto con Netanyahu ingresó como proyecto de ley nº 30569, que busca adherir a la provincia a la resolución 114/2020 del Ministerio de Relaciones exteriores, de la mano de Natalia De La Sota, Nadia Fernández y Diego Hak, todos del bloque Hacemos por Córdoba liderado por Juan Schiaretti.
Los dirigentes del FITU dicen haberse equivocado, bajo el argumento de que votaron sin leer. Sin embargo, hace ya 13 días que debieran haber alertado sobre lo que sucede en Córdoba. No iniciaron tampoco una campaña por el inmediato retiro ahora, que ya no pueden alegar ignorancia. El dato no puede escapárseles porque cuentan con una bancada que hoy ocupa Soledad Díaz, del Partido Obrero. Hace dos días se «rectificaron» para el caso de CABA, pero no dijeron nada de Córdoba. Aquí, todo el FITU permaneció hasta hoy con la boca cerrada. Lo que demuestra que el “error” es una mentira y la crítica del MST e IS, una fantochada. Si no lo fuera, debiera haberse visto una enorme campaña para su retiro de sesiones en Córdoba y para impedir su ingreso en todas las legislaturas provinciales.
Esa es la tarea inmediata que tenemos por delante. Poner en pie un plan de lucha para lograr que el proyecto se caiga. No alcanza ya con votar de manera negativa en el parlamento, hay que ganar las calles para que no pase. Voltearlo en Córdoba es el primer paso para quebrarlo en todas las provincias del país y hacerlo caer en CABA. Esa es la única rectificación que importa.
Por el retiro del proyecto de ley que ratifica el pacto represivo de Alberto-Netanyahu de la legislatura de Córdoba.
Por un plan de lucha en la provincia que impida el tratamiento de la normativa pactada represiva entre los gobiernos de Macri y Alberto Fernández con el Estado de Israel.
