Miríadas de nuevos Galileos descorren afanosamente los velos con que la burguesía intenta, con similar afán, ocultar la realidad. Tanto en cortes de rutas y piquetes, cuanto en huelgas y movilizaciones miles y miles de personas han cuestionado los principios del capitalismo. El piquetero que demanda de la sociedad los medios de vida que necesita, sin recurrir a otro argumento que su derecho a vivir, desnuda, al mismo tiempo la irreconciliable contradicción entre las necesidades sociales y las del sistema capitalista. El endurecimiento de las posiciones de los dos bandos en disputa durante las últimas huelgas generales –los obreros determinados a hacer efectiva la medida de fuerza frente a una burguesía que pretendía defender la libertad de trabajo y de tránsito- contribuyó a mostrarlas como lo que éstas son en realidad: una instancia en la que se enfrentan el conjunto de los trabajadores con el conjunto de los capitalistas.
La conciencia de una persona o una clase radica en el conocimiento que tiene de su situación y sus intereses. Este conocimiento muchas veces se limita a la esfera de lo inmediato. Hoy un sector de la clase obrera, de los explotados, ha ido más allá, se ha asomado al secreto que la burguesía guardaba bajo siete llaves: no hay espacio en medio de la crisis para concesiones reformistas. Frente a esto un ala de los explotadores sólo puede ofrecer represión. Represión con la Gendarmería, con los jueces criminalizando las luchas. Otros se aprestan a mostrarnos nuevas-viejas ilusiones. Para esto último es necesario hacernos creer que la clase obrera se halla sumida en un eterno reposo, pero cada vez es más fácil ver que el movimiento ha comenzado. Todos comprenderán tarde o temprano –y deberán aceptar- que, al igual que la Tierra, la inmovilidad no era real sino aparente. Estas transformaciones, incipientes aún, tienden a ser soslayadas.
Tratamos de destacarlas.
Desde nuestro lugar como historiadores ya hemos denunciado en nuestro primer manifiesto-afiche (agosto 2001) la vieja política de la burguesía argentina de criminalización de las luchas. Hoy dedicamos este primer número monográfico a analizar la evolución de la lucha de clases durante los últimos cincuenta años de historia argentina, desde el Cordobazo hasta el piquetazo.
Sabemos que el proceso abierto seguirá su curso: es posible prever una profundización de la lucha de clases junto a un mayor desarrollo de la conciencia. Como militantes, desde las distintas organizaciones gremiales y/o políticas en las que actuamos, quienes formamos parte de RyR ocuparemos también nuestro lugar en la lucha.
