Del Cordobazo al Piquetazo: 30 años de lucha de clases en la Argentina

en Revista RyR n˚ 8

El colectivo de RyR

quiere dedicar este dossier a la memoria de

Lisandro Suriano, historiador, amigo, militante.

¡Hasta la victoria, compañero!

Introducción

“La esperanza es la organización”

André Malraux, La esperanza

Por Pablo Cámera y Eduardo Sartelli

¿Se ha cumplido un ciclo en la lucha de clases en la Argentina? ¿Estamos presenciando una transformación sustantiva en las formas y los contenidos de la acción obrera? De eso trata este dossier. Hemos querido sintetizar en él los últimos treinta años de historia y de combate. Treinta años que parecen constituir, parafraseando otros autores y otros temas, el ciclo de la ilusión y el desencanto. Y sin embargo, no. No porque no existieran ilusiones que se reventaron contra la porfiada pared de la realidad. No porque el desencanto no sea, hoy por hoy, uno de los componentes clave de la situación presente. Sino porque la desilusión no necesariamente constituye una tragedia. Al contrario: la ilusión no es otra cosa que la imagen de un fantasma, la expresión de un desconocimiento ingenuo de la realidad, un apostar “a ver si”, en completa abstracción de los condicionantes y las posibilidades efectivas. El desencanto puede producir tristeza sólo si creemos vale la pena vivir bajo el “encanto” de una ilusión vana.

            Desprenderse de esas ilusiones le ha costado sangre y sufrimientos a buena parte del pueblo argentino. No se trata de transformar la miseria en virtud y suponer que estamos mejor porque han muerto miles de compañeros y el país se ha empobrecido a niveles insospechables. Y que “gracias” a esa experiencia ahora sabemos lo que queremos. En parte porque nunca la muerte puede figurar en el activo de un balance. La muerte siempre implica la derrota. Y las derrotas son derrotas: no se trastocan mágicamente en victoria porque podamos aprender de ellas. Pero tampoco se trata de ignorar que muchas de esas ilusiones siguen tan vivas como antes. Porque superar las ilusiones requiere algo más que desencanto. Requiere la construcción de un conocimiento científico del mundo que se quiere transformar. A eso tratamos de sumar con este dossier.

            Abrimos, entonces, con un balance general de la situación nacional, en algún sentido, resumen de la problemática general del dossier, en otro, una reevaluación del autor, Eduardo Sartelli, de textos publicados con anterioridad por RyR (véase “La larga marcha de la izquierda argentina”, en el n° 3 y “La explosión congelada” en el 5). Continuamos con un testimonio realmente importante: uno de los protagonistas del “clasismo” de los ’70, Gregorio Flores, entrevistado por RyR, repasa la experiencia personal y política del Cordobazo y el PRT-ERP. Se deslizan, entonces, por esas páginas, la relación entre el clasismo y la clase obrera, el carácter del hecho que marcó a fuego los años revolucionarios, la relación entre la guerrilla y la militancia sindical, el papel de Santucho, etc., etc.. Para completar ese examen, ahora desde el trabajo científico, Agustín Santella analiza lo que tal vez sea uno de los puntos de inflexión en la derrota, el enfrentamiento en torno a Villa Constitución en 1975.

            Entrando ya al Proceso Militar, nos interesó abordarlo desde un ángulo no común. En primer lugar, el horror del Gobierno Militar parece eclipsar todo lo conocido hasta entonces. Nos pareció bien, entonces, demostrar que existe una “tradición” nacional de tortura y represión, que no fue necesario aprender de franceses o americanos. A los efectos, convocamos a la historia a través de la prosa de Juan Rosales, que nos permitió editar el sexto capítulo de su libro sobre Badaraco. Allí tendrá el lector un relato pormenorizado de las “bellezas” del gobierno de Uriburu que le harán “repensar” historias recientes. En segundo lugar, en vez de escribir “sobre” el Proceso, nos preocupó ver cómo se escribió sobre él en este año “aniversario”. Guillermo Parson, Damián Bil y Lucas Poy repasan críticamente textos de Seoane, Dearriba, Bonasso y Blaustein.

            El momento “democrático” también trata de transitar por lugares poco comunes. En primer lugar, a través del cine. Mientras Alberto Poggi realiza el balance de la cinematografía alfonsinista a partir, sobre todo, de La historia oficial, Fabián Harari observa la decadencia de las ilusiones de la pequeña burguesía en la era delarruista en La Ciénaga. Una entrevista al Equipo Argentino de Antropología Forense nos reintroduce al mundo macabro del Proceso desde la experiencia de las exhumaciones de la época posdictatorial, una historia que se mundializa y llega hasta el día de hoy. Otra “intrusión” de la historia vuelve a conectar pasado y presente: la antropóloga María Di Fini estudia el fenómeno de la restitución de cuerpos de caciques indígenas producida en los últimos años. Para terminar este bloque, Pablo Cámera revela la ideología y la política subyacentes en los textos con los que la Municipalidad de Buenos Aires busca “educar” la memoria acerca del Proceso militar.

            Cerrando el dossier, Sergio Sapkus nos brinda un panorama de la situación de las clases subalternas en el agro argentino, en este caso, los campesinos formoseños en la década de los ’90, Nicolás Iñigo Carrera y María Celia Cotarelo discuten sobre la naturaleza del protagonista de las acciones de protesta de los últimos años, y el colectivo de CICSO ensaya una interpretación del sentido de las luchas actuales, enlazando con su propia reflexión sobre los años ’70. Se cierra allí el análisis que ofrecemos en este número de RyR, un recorrido que comienza con las grandes huelgas de fines del Onganiato y termina (por ahora) con las grandes luchas del año que se cierra con depresión, ajuste y bancarrota.

            Dijimos, al comienzo, que el ciclo que se cierra no necesariamente es sólo el de la ilusión y el desencanto. Es también el del nacimiento de otra cosa: la esperanza. La diferencia entre ilusión y esperanza pasa por la conciencia racional que sostiene a la segunda. Eso parece haberse abierto este comienzo de milenio, en las urnas, en las calles, en la conciencia de mucha gente. El surgimiento de organizaciones que representan el despliegue de la renovada lucha popular, es un síntoma evidente de que algo está cambiando. Y, si hay organización, o sea, partido, hay esperanza.

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