Entrevista a los delegados del Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda, de la agrupación Luis Pons

en El Aromo n° 96/Entradas/Uncategorized

aniversario puis pons“Si conseguimos algo, es porque somos más cabeza dura que ellos”. Entrevista a los delegados del Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda, de la agrupación Luis Pons

“Por eso decidimos intentar una organización independiente. Tenemos un documento en el que plasmamos nuestro posicionamiento clasista, la independencia de clase, nuestra intención de capacitarnos para representar y defender cada vez mejor a los compañeros”. Juan Enríquez

Ianina Harari

TES-CEICS


Los trabajadores municipales se encuentran entre los más precarizados y peores pagos del ámbito estatal. Peor aún, los que trabajan en los corralones de los municipios, donde se realizan tareas de mantenimiento de infraestructura, como la señalización, la construcción de estructuras de material, el arreglo de vehículos municipales. Son también depósitos de vehículos en desuso y de los que se utilizan para el traslado para tareas de mantenimiento. En Avellaneda, las condiciones a las que están sometidos los obreros del corralón produjeron la muerte de cuatro compañeros, en los últimos años. Frente a la complicidad de los sindicatos con la patronal, se creó la agrupación Luis Pons, en honor al primer obrero muerto en el lugar. Para conocer la situación de los trabajadores, nos acercamos al corralón municipal de Avellaneda y entrevistamos a los delegados Juan Henríquez, Nolberto Morón y Luis Claudio Pons.

 

¿Cuáles son las condiciones de trabajo en el corralón?

 

Juan Henríquez (JH): El corralón presenta una alta siniestralidad por el diferente tipo de tareas que se desarrollan dentro y afuera, en la vía pública. Esa alta siniestralidad está dada por el riesgo que tiene ese tipo de tareas, aun si se hicieran en condiciones adecuadas. Ese riesgo se potencia con el no respeto a las normas de trabajo. Nosotros venimos reclamando por la muerte de un compañero en el año 2007, Luis Pons. Ese compañero murió por malas condiciones de trabajo. A partir de ahí, se inicia una serie de reclamos en diferentes organismos del Estado, como Ministerio de Trabajo, la Defensoría del Pueblo, el Concejo Deliberante. Las instituciones intervinientes nunca dieron respuesta a nuestro reclamo. Luego de la muerte de nuestro compañero, se suceden nuevas muertes: la muerte de Adrián Gonzáles, Carlos Gonzáles y Oscar Ayala. Compañeros que mueren en diferentes circunstancias, pero también debido a las condiciones en las que se trabaja en la Municipalidad.

 

¿Cuál fue la causa de muerte de los compañeros?

 

JH: El compañero Luis Pons era sereno en el Vivero Municipal. El lugar que tenía para hacer su trabajo era un cuarto minúsculo. No tenía calefacción ni ningún tipo de acondicionamiento para estar tantas horas cubriendo una guardia en ese lugar. El compañero fallece en época invernal, el 27 de agosto de 2007. Esa noche fue a tomar su guardia. Llovía y se presume que llegó con su ropa mojada y encendió el brasero con el que se habían acostumbrado a calefaccionar el lugar al no haber una forma adecuada de calentar el cuarto. Entonces deja su ropa en el fuego y al día siguiente lo encuentran muerto producto de la inhalación de monóxido de carbono. Es una muerte totalmente evitable. Para nosotros el responsable es quien en ese momento era el Secretario de Obras Públicas y ahora es el Intendente de Avellaneda: Jorge Ferraresi.

El 14 de septiembre de 2011, muere Adrián González, que se cae de un árbol por no tener arnés ni ningún tipo de protección para hacer ese trabajo. Además de que no existen capacitaciones para manejar determinado tipo de maquinaria. A pesar que en los papeles figure que esa capacitación existe, en los hechos no sucede. También nos enteramos que no tenía un pre ocupacional hecho y que tenía algún grado de epilepsia. El 1º de marzo 2012, muere Carlos González, aplastado por un camión que no tenía freno de manos. Él deja el camión estacionado en una pendiente de un puente, el de la calle Larralde. Al haber movimiento de maquinaria, el camión se empieza a mover y, como no tenía freno de mano, empieza a caer por la pendiente. El compañero intenta frenarlo para evitar algún desastre y se engancha la ropa en el mismo camión, cae debajo y lo aplasta la rueda trasera. En 2015, falleció Oscar Ayala, cuando se estaba por desarrollar una tele conferencia que iban a hacer con la presidente Cristina Kirchner en el Teatro Roma. Estaban instalando esas pantallas para la conferencia. Para sostener las pantallas, se usaron unas sogas que se usaban para levantar el telón. Como en ese teatro no hay mantenimiento, una de las sogas se corta y se cae sobre el compañero toda la parrilla de sonido y alumbrado. Estuvo internado un par de días en terapia intensiva y luego fallece. Tenemos que agregar que la teleconferencia se llevó adelante de todas maneras, obviando la situación del compañero. Entendemos que son las mismas causas que producen las muertes de los otros compañeros, producto de no haber mantenimiento ni condiciones de seguridad, ni capacitación a los compañeros. Hay un ocultamiento tal de esta situación que presumimos que puede haber este tipo de “accidentes” en muchos otros lugares, pero no nos enteramos. Además, hay numerosos accidentes donde compañeros pierden una pierna, la visión o quedan con cierto grado de discapacidad.

 

 ¿Cuáles son los reclamos de higiene y seguridad?

 

Luis Claudio Pons (LCP): Nosotros le hemos pedido diez puntos básicos. Por ejemplo, vestuarios, baños en condiciones, una pileta en cada galpón para higienizarse, la puesta en condiciones de la instalación eléctrica, la reparación de los camiones, que ahora han rescindido el contrato y han puesto camiones propios, con choferes contratados por el Municipio. Pedimos tinglado para los compañeros que trabajan en la sección de hormigón, porque trabajan a la intemperie y días de lluvia o mucho sol no pueden trabajar. También pedimos climatización y ventilación adecuada de los galpones y medidas de seguridad, porque se trabaja con tanques de gasolina por cualquier lado, que es un peligro. Acá los baños están siempre sucios, se corta el agua… Pero ellos sí tienen su higiene. Ellos sí se ponen aire acondicionado frío/calor, dispenser de agua fría y caliente, baños en condiciones para cada jefe, bajo llave.

 

JH: Acá intervino el Ministerio de Trabajo, se hizo una inspección en el Corralón y se determinó que no se puede trabajar, porque no hay condiciones para eso. Hay un listado de seis fojas de una cantidad de obras que se deberían hacer en este lugar para que pueda ser habilitado y se pueda trabajar. Nunca se realizaron las obras de ese listado ni hubo una nueva inspección por parte del Ministerio de Trabajo para ver si se había cumplido. Sigue transcurriendo el tiempo, mueren más compañeros y se va naturalizando la forma en la que se trabaja. Entonces es muy difícil poder instalar una cultura diferente, porque ni siquiera se hacen capacitaciones sobre las normas de seguridad. El Municipio firmó un convenio con el Ministerio de Trabajo de la Provincia hace unos años, donde se estipuló que iba a haber un estricto control respecto a las medidas de seguridad e higiene en el sector privado. Ahora, puertas adentro, son los principales incumplidores de las normas. Toda esa situación oprime a los trabajadores respecto de reconocerse como sujeto de derechos para reclamar tanto condiciones de trabajo como salario. Nosotros interpretamos que la disputa capital-trabajo tiene ambos aspectos, el del salario y el de las condiciones de trabajo.

 

Nolberto Morón (NM): Acá no hay nada habilitado en todo Avellaneda. Ni siquiera los jardines infantiles, ni el hospital municipal. Pero lamentablemente los mismos vecinos no toman conciencia de que en algún momento van a ir a parar ahí.

 

¿Cómo es la situación de los compañeros del Vivero Municipal?

 

JH: Actualmente no trabaja la cantidad de trabajadores que había antes. Se achicó parte de los terrenos que pertenecían al Vivero Municipal y fueron cedidos a la Iglesia y a IMEPA, que es una escuela de arte, y se construyeron unas aulas. El lugar donde murió nuestro compañero quedó tapeado por las obras y nunca se arregló. Muchos compañeros que trabajan en el vivero están con problemas de salud y desarrollan tareas mínimas. Están todos contratados como monotributistas.

 

¿Cómo están los compañeros de las cooperativas?

 

NM: Tienen sueldo entre 3 mil y 4 mil pesos. Son 400, 500 aproximadamente, sobre un total de mil trabajadores del Municipio. Son los más precarizados. Le dan ropa cuando quieren, los hacen salir bajo el agua a trabajar. No tienen ART, obra social, nada. Tienen que laburar todo el día, hasta los sábados. No tienen horario de trabajo, te piden que te quedes y, si no querés, te amenazan con que te sacan de la cooperativa. Lo mismo si no marchás. Ponen colectivos y pasan lista. Muchas veces, ni el propio trabajador sabe a qué plan o cooperativa pertenece. Porque el lugar de trabajo es el mismo y el tipo de trabajo también. Todos hacemos los mismo: cooperativistas, monotributistas, becarios (porque hay convenios con algunas universidades), trabajadores de planta. Hay cooperativas de la UOCRA y de otros sindicatos. Pero nunca queda claro, porque hay algunos que los pasaron a planta.

 

¿Cómo son los salarios?

 

NM: Yo, con 32 años y la categoría de capataz, gano entre 8 y 9 mil pesos. Los sueldos son una miseria. El intendente puede seguir haciendo obras (está haciendo una por día), porque se aprovecha de la necesidad de los mismos compañeros de hacer horas extra. Pero no llegamos ni a la canasta de pobreza. Hace dos años quisieron echar a 30 de las cooperativas, salimos con ellos a cortar y los tuvieron que reincorporar.

 

¿Qué posición tienen los sindicatos?

 

JH: Acá hay tres sindicatos. UPCN, que ya conocemos qué postura tiene. Está instalado en Avellaneda, pero sin personería a nivel Municipal. De todas maneras hicieron una campaña alentada por los propios funcionarios e instalaron una oficina en el Municipio para hacer afiliaciones compulsivas. El otro sindicato es SUMA, que surge como desprendimiento del Sindicato de Trabajadores de Avellaneda, por parte del Secretario Adjunto, alineándose con Ferraresi. También se hicieron afiliaciones compulsivas. La patronal obligaba a afiliarse a uno de estos dos sindicatos y promovían la desafiliación del STMA, en el que estamos nosotros.

Cuando muere nuestro compañero, en 2007, el intendente era Baldomero Álvarez y el Secretario General del Gremio era Rubén García. Era un año electoral y García era candidato a diputado provincial por el Frente para la Victoria. Entonces, García realiza una campaña muy fuerte por la muerte de nuestro compañero. Lo compara a Álvarez con Sobisch, porque era un asesino de trabajadores. Después de las elecciones, el sindicato nunca volvió a tomar el tema. Por el contrario, hubo un silencio sobre ese reclamo. Hay un recorrido histórico en el que el sindicato va perdiendo credibilidad entre los trabajadores municipales. Hay una baja participación de los compañeros en la lucha gremial, producto de un recorrido de frustración que tuvimos los trabajadores respecto de las luchas que se llevaron adelante. Cuando se luchó por mejores salarios, hubo una fuerte campaña de lucha, se instaló una carpa en la plaza Alsina, que estuvo más de un mes. Había una consigna por la cifra que reclamábamos, pero se negoció por debajo y se levantó la carpa.

 

NM: Eso fue en 2005, que fuimos a una movilización con el gremio por mejores salarios y la patota del intendente Álvarez nos recibió a tiros, tuvimos compañeros heridos de bala. Ahí el gremio arregló -por abajo y sin el consentimiento de los trabajadores- una suma menor a la que pedíamos. Eso llevó a una frustración tal a los compañeros que hasta el día de hoy no quieren saber nada, porque se sienten traicionados. Pero nosotros no podemos parar de luchar, sea con el gremio o sin él. Tenemos que luchar por reclamar nuestros derechos. Tenemos que organizarnos. Si no, no podemos vencer. En un momento, la situación nos va a llevar a la lucha, porque estamos cada vez peor, y no queremos que nos pase lo mismo, queremos que los trabajadores dirijamos la lucha. Los compañeros tienen miedo, pero no hay otro camino. Por eso creamos la Luis Pons, para que escuchen otra voz, otra orientación.

 

JH: Nosotros, la Agrupación Clasista Luis Pons, surgimos a partir de la muerte de nuestro compañero y de otros sucesos anteriores, como la represión de la patota del Intendente. Por eso decidimos intentar una organización independiente. Tenemos un documento en el que plasmamos nuestro posicionamiento clasista, la independencia de clase, nuestra intención de capacitarnos para representar y defender cada vez mejor a los compañeros. Cuando surge el espacio “Basta de asesinatos laborales”, que es producto de la coordinación entre los trabajadores de la línea 60, del SUTNA, del INTA, nos comunicamos y empezamos a participar. Para nosotros fue como una bocanada de aire fresco, porque no estábamos en soledad para reclamar sobre este punto. Y armamos un espacio semejante acá, en Avellaneda. Para este año, estamos planificando una acción por mes para llegar al 9 de septiembre, que es el aniversario de las muertes de tres compañeros de distintas empresas, para que ese día sea reconocido. Acá hicimos un mural, en las cercanías del corralón, recordando las muertes.

 

¿El intendente alguna vez dio alguna respuesta?

 

NM: El Intendente no nos escucha. Ni este, ni el anterior. Si conseguimos algo, es porque somos más cabeza dura que ellos y vamos y los enfrentamos. Tenemos una causa penal de 2010, porque nosotros no dejábamos entrar los camiones, en una lucha que tuvimos y dicen que incendiamos muebles y gomas de las camionetas. Pusieron de testigos fabricados. Y cada reclamo que hacemos, lo hacemos con medidas de fuerzas. Le hemos tomado la oficina al director, hace unos meses, por unos días caídos que tenemos y que no nos han devuelto. Lo hicimos por nuestra cuenta, sin esperar al gremio. Ya la próxima, la hacemos en el Palacio Municipal y vamos a ver si el gremio viene o no. Pero lo hacemos igual.

 

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