Entrar a la cancha

en La Hoja Socialista 15/LHSeditorial

Luego de tanto cacareo anunciando que llegaría, finalmente acá está. Entramos en 2019, año electoral. Como se sabe, años de esas características vienen cargados de promesas que duran lo que dura un suspiro. Recordemos el slogan “Pobreza Cero” de Mauricio en 2015 o el más reciente “compromiso” de Cristina con la legalización del aborto, que se convirtió en cuestión de días en la defensa de “los dos pañuelos”. Lo que sí es claro es que todos los candidatos de la burguesía salieron al ruedo.

La campaña de Macri viene centrada en la cuestión de la corrupción. Se acabó el choreo K, dice. En ese sentido, hizo un gesto importante: le soltó la mano a su finado padre y reconoció que fue parte de las matufias kirchneristas. Da la imagen, entonces, de estar dispuesto a todo.

No es difícil ver los motivos de esta elección. Viene impulsando un ajuste a machetazos, mediante la inflación y la devaluación. No hace falta explicar demasiado, todos sabemos que los precios aumentan cada dos por tres y pensamos dos veces qué comprar y qué no. La lucha “anticorrupción” es el único capital para Mauricio quien, por ahora, tiene garantizado un piso del 30%. En este contexto, no es poca cosa.

Del otro lado, la dama. Por ahora, su candidatura no está del todo confirmada. Pero eso no le impide jugar con el “vamos a volver”. Su promesa es el retorno a la “década ganada”. Ese momento en el que, con la soja a precios altos, garantizó salarios de miseria, trabajo en negro a rolete y planes sociales de hambre. El ajuste que hoy lleva adelante Macri lo empezó ella. Lo explicamos en varios números. La situación actual se parece más a la del 2008 que a la del 2001. Esto no le impide tener un piso similar al de su enemigo amarillo. Pero también tiene, como él, un importante rechazo. Por ello mismo, es que varios sectores están pujando por su retirada. Pero ella se juega mucho: si no se presenta, una alternativa probable son los barrotes.

En el medio, parece querer instalarse Lavagna, ocupando el lugar que siempre quiere (y nunca consigue) Massa. Aún está por verse si llegó para quedarse o es solo una cuestión mediática temporal. Apuesta a reeditar los primeros años de Néstor (de quien fue Ministro de Economía), el “kirchnerismo serio”. Pero omite un dato central: la “bonanza” de esa época era resultado del desplome del 2001. Habíamos tocado fondo, por lo tanto, era fácil mostrar “resultados”. No es ese el panorama actual. Al mismo tiempo, pretende ganar a buena parte del empresariado que teme que Macri vaya a fondo contra la corrupción y se lleve puesto a todos los patrones que, como sabemos, viven de los chanchullos con el Estado.

Está claro que de ninguna de estas tres derechas, tengan el nombre que tengan, tenemos algo para ganar. Todos nos ofrecen lo mismo: un horizonte de hambre, miseria y muerte. El problema de fondo es que ellos entraron a la cancha a jugar, pero nosotros no. Ya sabemos que de la burocracia sindical de la CGT y de la CTA no podemos esperar nada. Hace rato pactaron una tregua. La CGT llegó a levantar un paro que ni había convocado. La CTA dijo, por boca de Yaski, que no es un año para hacer paros… Todo dicho.

Los partidos de izquierda que se presentan a elecciones, están abocados justamente a eso. Parece que se están por aliar, pero lo cierto es que los une el espanto de perder las bancas que ganaron. El año pasado estuvimos frente al inicio de una crisis política que, combinada con la económica, merecía una intervención de los trabajadores. Pero ellos se cruzaron de brazos. Es momento de quebrar la inercia. Las elecciones y toda su pompa no pueden taparnos el bosque. Es necesario que pongamos un pie en la calle y construyamos una alternativa política propia. El primer paso es una Asamblea de Trabajadores Ocupados y Desocupados que discuta un programa y un plan de lucha para construir la única salida por la que vale la pena luchar: el Socialismo.

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