El protocolo definitivo de CABA y la claudicación de los gremios

¿Qué hay de nuevo?

Finalmente, el viernes 5 de febrero, el gobierno de la Ciudad dio a conocer el protocolo definitivo para la vuelta a las clases presenciales. El 28 de enero ya había presentado un primer borrador, el cual se mantiene en líneas generales. Sin embargo, hay algunas novedades que más que resolver los problemas del primer documento los profundizan.

Lo primero que se destaca es la incorporación de los estudiantes exceptuados de asistir a las clases presenciales a mayores de 60 años o que convivan con personas de ese grupo etario. Lo llamativo es que así como exime a los alumnos que cumplen estas condiciones no hace lo mismo con los docentes de esas mismas características. Relacionado con esto (aunque ya presente en el protocolo anterior) exime a los docentes que conformen alguno de los grupos de riesgo mas no así a aquellos que convivan con personas de esos grupos. Otras palabras, un docente que tenga menos de 60 años pero que conviva con una persona de mayor de esa edad o con algún otro familiar de riesgo, debe asistir de forma obligatoria a su lugar de trabajo. Como dijeron muchos supervisores “la presencialidad será la regla” sin importar los efectos encadenados de esa decisión. Algo similar ocurre con las dispensas de presencialidad por menores a cargo. Hoy el gobierno porteño le pide a las madres que combinen su trabajo de cinco jornadas semanales presenciales más el teletrabajo junto a la escolaridad presencial y remota también de sus propios hijos. Feminismo cero.

Por otra parte, la nueva versión del protocolo dedica mucha tinta a un apartado que antes no estaba, “capacitaciones y campañas de comunicación”. En este se proponen articular distintas estrategias para “concientizar y promover buenos hábitos” a través de la distribución de materiales específicos, la implementación de cartelería y autoadhesivos. Al personal de limpieza, dice, va a poner a su disposición tutoriales de higiene… Parece una broma pero es cierto. Básicamente, nos mandan a un campo minado pero con instrucciones para esquivar las trampas. Muy seguro todo sobre todo cuando ni siquiera entregan esos elementos.

En cuanto a la cuestión del transporte, el nuevo agregado no suma nada en términos reales. Justamente, en el día de ayer (lunes 8 de febrero) Acuña y Trotta hicieron una vaga promesa de aumentar la frecuencia de los colectivos sugiriendo el uso de la bicicleta. La ministra, además, quiso minimizar el impacto de la apertura de escuelas sobre el transporte público indicando que “solo” el 30% de los alumnos de primaria y el 40% de secundario usan este medio para movilizarse a las escuelas. Como si ello no implicara de por sí un movimiento gigantesco de personas. Ya ni hablemos de los que van a pie o en bicicleta cuando las condiciones climáticas lo permiten ¿espera la Ministra que lo hagan cuando aún no amaneció, con temperaturas bajo cero o con lluvia? Evidentemente, sus protocolos de transporte tienen muchas presuposiciones. Habría que informarle a Acuña que solamente los estudiantes de la Provincia de Buenos Aires que se trasladan a la Ciudad son más de 477.000. Aun así, nos dice que debemos celebrar la vuelta a la presencialidad.

Por último, una de las novedades más importantes viene por el lado de la organización de la jornada escolar. Si en el primer borrador se establecía jornadas mínimas de entre tres y cuatro horas por día, ahora el documento final establece que entre el lunes y el viernes los alumnos deben sumar una carga horaria equivalente a una jornada escolar simple. Esto sin excluir la virtualidad como elemento de complementación ¿Qué significa esto? Que la menor carga horaria en el formato presencial vendrá acompañada con una mayor recarga laboral para los docentes. Algunos colegios ya empezaron a organizar un sistema mixto en el cual los cursos se van a desdoblar (por ser muy numerosos no caben todos juntos en un aula) en grupos que irán rotando semana a semana entre el formato virtual y el formato presencial. Es decir, para un mismo curso deberemos planificar una clase presencial y otra virtual. Además de contagiarnos nos quieren explotar más. Lo cierto es que Acuña anuncia en los medios que las y los niños irán todos los días una jornada simple, pero eso no es cierto con el nuevo protocolo que otorga “flexibilidad” en la implementación a las escuelas. De allí que en muchas escuelas el primer día de presentación del personal docente se ocuparon de medir las aulas para calcular cuántos alumnos retomarán la presencialidad cada día. Cierto es que el cambio no vuelve menos criminal su iniciativa solo adecúa en grado lo que harán otras jurisdicciones del país con dos o tres días de cursada.

Los gremios se pliegan al clima ambiente

Frente a esta avanzada del gobierno, los principales gremios docentes de la Ciudad terminaron acomodándose al documento. Por el lado de UTE, pasó de su “retención de servicios” a realizar un relevamiento de las condiciones edilicias de cada escuela en función de la posibilidad de cumplir con el protocolo. En otras palabras, aceptó el protocolo y ahora va por el camino de ver en que escuelas se puede cumplir. Para compensar esa marcha tras, esta semana está organizando plenarios de delegados para establecer la postura del gremio.

Ademys, por su parte, no difiere mucho del gremio kirchnerista. Como ya dijimos antes, pasó del “en pandemia no volvemos” al “regreso seguro”. No es casual entonces que también esté haciendo su relevamiento de las condiciones de infraestructura. Esa estrategia solo puede decantar en que algunas escuelas abran y otras cierren. Es lo mismo que hizo el año pasado cuando su estrategia giró en “pinchar” las burbujas. En lugar de ir al problema más general, atomiza la lucha. Así mismo, en relación al plan de lucha, se comportó igual que UTE. La conducción de Ademys no quiere pronunciarse convocando a un paro hasta no hacer una asamblea el jueves 11/02, dejando de esta forma desprotegidos a todos los compañeros que desde el principio de la semana ya fueron convocados por los directivos y debieron trasladarse y asistir a las escuelas. Se supone que los compañeros elegidos para dirigir el gremio tienen que ser la dirección del mismo. Pretender esperar “a ver que dicen las bases” es solo una excusa para ocultar que claudicaron frente a la presión de un sector de la sociedad (más atrasado políticamente) que quiere que se abran los colegios.

Otros gremios como Sadop y Camyp desde hace tiempo que vienen agitando la vuelta a la presencialidad con protocolos sanitarios. Amet directamente colaboró con la confección del protocolo de la Ciudad. Esto fue reconocido por el gremio en un comunicado del 30/01.

En suma, ningún gremio docente de la Ciudad hoy se opone a la vuelta a la presencialidad. Lo único que se discute son las condiciones para la misma (léase jabón, alcohol en gel, ventilación de las aulas). Todos o pactaron o claudican. Una cosa que debemos tener presentes es que el problema no es las condiciones edilicias o si hay elementos de higiene sino la presencialidad en sí misma, que incrementa la circulación de personas en un ciclo en el que los casos están muy lejos de desaparecer. Más aún, el propio semáforo nacional, habilitaría hoy, en el mejor de los casos, actividades presenciales no escolares. Por eso, y sin un horizonte de vacunación masiva de la población, el escenario actual no es el de la evaluación de las condiciones de la presencialidad sino más bien la defensa de la educación remota, el garantizar las condiciones para su desarrollo y la exigencia de la inmunización de toda la población.

No claudicamos. Ni presencialidad cuidada ni retorno seguro

Frente a la posición de los gremios y en el contexto de escalada del número de casos, nosotros seguimos sosteniendo que no podemos volver a las aulas en medio de la pandemia. Lo contrario implica necesariamente poner en riesgo nuestra salud y nuestras vidas. Nuestra propuesta no pasa por mandar a millones de niños y adultos a las calles sino por la urgente necesidad de garantizar de garantizar condiciones óptimas para desarrollar la educación remota. En este sentido, exigimos:

– No volver a la presencialidad en contexto de pandemia.

-Vacunación masiva de toda la población.

– Que se garanticen dispositivos operativos a todos los docentes y alumnos de la ciudad.

– Wifi gratuito y de calidad para todos

– Designación de mayor personal docente técnico, asistencial y pedagógico necesario para acompañar la trayectoria de todos los alumnos. Esto debe ir acompañado del desdoblamiento de cursos. En la ciudad tenemos miles de docentes que hoy están sin cargo. Por lo cual material humano tenemos de sobra. Solo hace falta la voluntad política de llevarlo a adelante.

– Licencias pagas para madres y padres al cuidado de menores escolarizados y de mayores.

– Subsidio equivalente a dos canastas familiares para familias desocupadas.

– Bono extra mensual y retroactivo para cubrir los gastos en insumos tecnológicos.

La pandemia también es una oportunidad para impulsar una serie de demandas de larga data como:

– Censo de infraestructura y plan de obras acorde a las necesidades escolares en manos de personal idóneo.

 – La recomposición histórica del salario para docentes. Con cargo testigo inicial equivalente a un mínimo de dos canastas básicas totales reales. Corriente Nacional Conti-Santoro