El alma y el cuerpo. Balance de las asambleas distritales de cara a la gran Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados

en Aromo/El Aromo n° 116/Novedades

Guido Lissandrello

Eppur si muove

Hace apenas 3 meses media docena de organizaciones montábamos un acto frente al centro del poder político nacional, y frente a los poderes locales en 23 provincias, para levantar en alto el legado del 2001, planteando la necesidad de un nuevo Argentinazo triunfante y una herramienta a recuperar para lograrlo: la Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados (ANT). Quedó allí planteada la necesidad de construir un organismo de poder que reagrupe a la clase obrera, que suelde la fractura entre ocupados y desocupados, que coordine las luchas económicas para darles un horizonte político en un organismo con vocación de poder, capaz de disputar el poder concentrado de la burguesía, para expropiarla y construir el socialismo.

Las organizaciones convocantes –Movimiento Teresa Rodríguez Histórico, Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, Razón y Revolución, Convergencia Socialista, Asambleas del Pueblo, Partido Comunista de los Trabajadores y Partido por la Revolución Socialista en Argentina–, continuamos nuestro camino atendiendo a dos frentes. Por un lado, ganar las calles para enfrentar el gobierno ajustador y represor de los Fernández. El 11 de febrero sostuvimos un corte total de la 9 de julio por espacio de 4 horas, para luego marchar a Plaza de Mayo y denunciar frente a los vallados de la Rosada el Pacto Social que en ese mismo momento estaban negociando los ministros de Alberto con la plana mayor de la burguesía nacional. La movilización se convirtió en un verdadero hecho político, ganó la atención de toda la prensa y obligó al gobierno a postergar la conferencia de prensa donde iba a dar el anuncio de los acuerdos ajustadores con los patrones. Por otro lado, los partidos integrantes del espacio empezamos a estructurar una primera instancia de debate, para a delinear un programa político y un plan de lucha. La metodología acordada fue la de estructurar asambleas en todas las ciudades, para debatir, votar mociones y delegados de cara a una gran Asamblea Nacional el 1 y 2 de mayo. Así fue que el pasado sábado 13 de marzo tuvieron lugar cerca de 80 asambleas distritales en 23 provincias, con seis comisiones de debate (Movimiento Obrero –ocupados, desocupados y jubilados-, Salud, Educación, Juventud, Mujer, Situación Nacional y Plan de Lucha).

Vienes y te vas

Antes de adentrarnos en examinar los debates que se procesaron en las asambleas y balancear el rumbo que está tomando esta iniciativa, conviene apuntar un dato. Progresivamente, el espacio que conformamos las organizaciones que impulsamos la ANT se está convirtiendo en un polo de referencia, que está empezando a ejercer atracción sobre un conjunto más amplio de organizaciones. A la asamblea de CABA y GBA se acercó a llevar su saludo el Partido Revolucionario Marxista Leninista (PRML), uno de las organizaciones que tuvo un rol central en las ANT de los 2000. El compañero Kuperman explicó que un plenario de su organización debatió y acordó acompañar las iniciativas y formar parte de las asambleas. Hubo también saludos por del MOVADEF peruano y de la Central Sindical y Gremial de Uruguay. A ello hay que sumar la participación en el interior de organizaciones como el Plenario Obrero Popular, y otras que están recién acercándose. En Capital Federal contamos con la presencia de Tania Villalba, quien informó sobre la causa de las nenas asesinadas por el ejército paraguayo y la desaparición de Lichita Villalba, niña secuestrada por el estado paraguayo como forma de amedrentar a su madre, integrante del EPP.

Mención aparte merece la Tendencia del Partido Obrero que vaciló hasta último momento en integrarse. Expliquemos brevemente, porque es muy probable que la militancia en general, y de la Tendencia en particular, desconozca los hechos. Los compañeros del POT fueron partícipes de la primera reunión para conformar un espacio pro ANT, allá por septiembre de 2020. A partir de allí, dejaron de asistir, no sin pedir recurrentemente, en al menos 10 oportunidades, los documentos que íbamos elaborando. En el medio de todo ello, mantuvimos contacto con Eva Gutiérrez, Marcelo Ramal, Jorge Altamira, Juan Ferro y Jacyn. Es decir, con buena parte de la dirección del partido. Una semana antes de la jornada de asambleas distritales, se comunicaron de manera intempestiva para solicitar una reunión, el sábado por la noche. A pesar de haberlos invitado en numerosas oportunidades y solo haber recibido promesas de asistencia que nunca se cumplieron, accedimos. En esa reunión, se explicó nuevamente el documento y el funcionamiento del espacio, aclarando la naturaleza de la convocatoria que hacíamos. Los compañeros quedaron en darnos una respuesta, y fueron invitados a la siguiente reunión de la Mesa Nacional. No asistieron. A 3 días de la convocatoria, anunciaron que no participarían de los debates en comisiones sino que solo asistirían a dar un saludo y plantear su posición.

Todo este embrollo demuestra dos cosas. Por un lado,  un alto grado de descomposición política de la experiencia de la Tendencia. Los numerosos intercambios y el constante desconocimiento sobre la naturaleza de la iniciativa que estamos construyendo, muestra que en el partido no hay un mínimo de funcionamiento centralizado y existe una circulación muy fragmentada de la información. Por otro lado, como se puede ver en su carta que hicieron pública[1], todo el accionar del POT está circunscripto a lo electoral, por eso solicitan un pronunciamiento de la ANT en relación al FITU. Sin embargo, la ANT es el germen de un órgano de poder y su campo de intervención no pasa hoy por el terreno electoral. Es evidente que en los sucesivos vaivenes del POT exhiben una crisis interna profunda. Un sector proclive a la construcción de la ANT se enfrenta a un sector ganado al electoralismo, que lo emparenta con el PO “Oficial”. No por nada, el 12 de marzo publicaron nuestro documento y su respuesta, insinuando que participarían al día siguiente. Eso no ocurrió. Esa nota, por lo tanto, es una estafa política a la militancia.

Los debates…

Pasemos a examinar el proceso asambleario. Los compañeros y compañeras de Razón y Revolución participamos en 8 asambleas distritales (CABA/GBA, Esquina, Colón, Paraná/Santa Fe, Resistencia, Bariloche, Posadas, Rosario y San Salvador de Jujuy), siendo así la segunda organización con mayor participación nacional detrás del MIJD. La más importante de todas ellas fue la que agrupó al activismo de CABA y GBA, tanto por la asistencia como por la participación del conjunto de las organizaciones convocantes. A continuación, repasamos los debates e intervenciones principales de cada comisión para poder aportar elementos y elaborar un balance del rumbo que está tomando la ANT. No agotamos el conjunto de las mociones votadas, sino que nos concentramos en aquellas más importantes. La totalidad de ellas se encuentra disponible en la página de la ANT.[2]

La comisión central fue la de Situación Nacional y Plan de Lucha. El debate giró sobre las consignas que debían ser tomadas por la ANT para estructurar un plan de movilizaciones, cortes y tomas, y finalmente se volcó de lleno a encarar el problema de la vacunación a cuentagotas del gobierno. Sobre este aspecto, volveremos luego. Lo importante a señalar aquí es que la comisión ratificó la consigna central que dio pie a la iniciativa de reconstrucción de la ANT: la defensa de una salida obrera y socialista a la crisis. Así se confirmó una orientación política que trasciende la esfera sindical y reivindicativa. Aún más, se precisó esa salida al votarse un pronunciamiento por la toma del poder, entendiendo ello como el puntapié para “la destrucción de las relaciones capitalistas, por la vía de la centralización de todos los medios de producción y la planificación democrática de un desarrollo en manos de un estado obrero.”

Reforzando este aspecto, las mociones aprobadas dejaron en claro que la ANT no persigue fines electoralistas y busca constituirse como una herramienta de confluencia de todos los luchadores. Además, se votó rechazar alianzas estratégicas con partidos patronales y se afirmó que no se defiende a ningún personal político burgués ni ningún corrupto, al contrario, se pide cárcel para todos ellos. A instancias nuestra, se realizó otro pronunciamiento claro: “El peronismo es el principal enemigo de la clase obrera”. De este modo, quedó afirmado el combate ideológico y político central que debe encarar la clase obrera para derrotar a la burguesía, al separarse tajantemente de la variante de la clase dominante que se presenta superficialmente como defensora de los intereses del proletariado. También se votó combatir la cultura burguesa en todas sus formas, derrotando así la concepción liberal-trotskista de la libertad artística, lo que constituye un llamado a los artistas e intelectuales a volcarse a las filas del proletariado, cumpliendo una tarea de combate por las consciencias y de educación de los sentimientos.

Lamentablemente, entre las mociones se filtró una declaración de nítido corte nacionalista, llamando a la defensa de la soberanía, es decir, a la defensa de los intereses de la burguesía argentina: “Total derogación del decreto 949, recuperación de la soberanía sobre las aguas del Paraná.” En concreto, se denuncia la licitación por parte del gobierno de los Fernández que entregaría el usufructo de la hidrovía del Río Paraná y Río de la Plata a empresas extranjeras. Sin siquiera exigir el control obrero de la misma, la moción se ubica en el campo de la burguesía nacional, defendiendo sus intereses que en nada benefician a la clase obrera. Aunque pueda parecer extraño, en un espacio de confluencia de marxistas, todavía queda por delante un importante pelea por lograr liquidar los restos de nacionalismo que llevan a sectores de la vanguardia a defender la patria de los explotadores.

Finalmente, la comisión trazó un plan de lucha. Por un lado, llamó a marchar con un bloque propio el próximo 24 de marzo dentro de la movilización del Espacio Memoria Verdad y Justicia, con las consignas: “La herencia es la lucha, la victoria es el Socialismo.” “Por un nuevo Argentinazo”. Un punto importante que cuestiona la orientación general que la izquierda le ha impreso a esa jornada: lo que recuperamos de los ’70 es la lucha revolucionaria. Luego se continuará con una jornada de cortes de ruta, toma de ministerios y bloqueos en parques industriales por “Fuera Insfrán” y “Que se vayan todos”. Aunque aquí no esté explicitado, otra moción planteó que la ANT se pronunciara por “Fuera los Fernández”.

En cuanto a la comisión de Movimiento Obrero, esta se pronunció por la superación de la fractura histórica de la clase, llamando a la unidad de ocupados y desocupados. Asimismo, planteó un horizonte de reclamos sindicales que superan la vara de las consignas que frecuentemente se oyen en boca de la izquierda trotskista y electoralista: recomposición histórica de haberes y sueldos, para recuperar el poder adquisitivo que viene cayendo en picada desde 1975. Un salario mínimo que duplique la línea de pobreza, para dejar de reclamar una canasta básica que nos obliga a los trabajadores a vivir una vida animal, al límite de la reproducción biológica. Tampoco faltó la expropiación sin indemnización y estatización bajo control obrero de toda empresa que cierre o despida para ponerla a producir al servicio de las necesidades sociales.

Naturalmente, para los compañeros y compañeras desocupados se exigió trabajo genuino y un subsidio por arriba de la línea de pobreza. Concretamente, se mocionó  un plan de obra pública en función de las necesidades sociales que permita acceder a un trabajo en blanco a los miles de compañeros desocupados. El planteo es claro. Habiendo una masa enorme de compañeros sin trabajo y habiendo una enorme cantidad de necesidades sociales sin resolver (Faltan más escuelas y hospitales con una adecuada cantidad de personal, falta un plan de obras públicas para los barrios que aún no tienen servicios básicos, por solo mencionar algunas…), lo más racional es brindar trabajo en blanco, bajo convenio y con todos los derechos laborales para resolver esas necesidades. Naturalmente, esto implica cuestionar el ordenamiento de la sociedad capitalista, para la cual donde no hay ganancias, no hay un problema a resolver. Se introduce así una vía para la agitación socialista, llamando a construir una sociedad donde las necesidades sociales estén en el centro de la escena.

Superando el horizonte sindical, la comisión de Movimiento Obrero también se pronunció por “Fuera Alberto”, “Fuera Insfrán” y “Que se vayan todos”. Llamó, a su vez, a construir un programa socialista de salida a la crisis, que culmine en un gobierno de igual carácter.

Por su parte, la comisión de jóvenes tomó en sus manos los reclamos de la juventud desocupada, precarizada y de los estudiantes. En relación a los primeros, se pronunció por la resolución de sus problemas más acuciantes: el reparto de las horas de trabajo para acortar la jornada laboral de los ocupados y dar trabajo a los desocupados, un plan integral de vivienda para los sin techos y hacinados y subsidio superior a dos canastas básicas, es decir, por arriba de la línea de pobreza. En cuanto al mundo universitario, la comisión votó la construcción de una educación para la transformación social, sobre la base de una educación laica, científica y feminista. De este modo, llama a los estudiantes a convertirse en intelectuales al servicio de la clase obrera. Por ello mismo, defendió también un concepto de la extensión universitaria ligada no al asistencialismo que promueve el Estado, sino al servicio de la difusión de la ciencia y el conocimiento científico en medios obreros. Se destacó también la propuesta de luchar por un salario estudiantil, una perspectiva superadora que apuesta a un ingreso integral en contraposición a las becas de miseria que cubren muy deficientemente solo aspectos parciales de la vida estudiantil (fotocopias, transporte). En el fondo, se trata de la defensa del derecho de la clase obrera a formarse.

La comisión de educación estuvo surcada por un profundo debate en torno a la vuelta a clases. Mientras que la mitad de los integrantes defendieron la presencialidad con condiciones seguras, la otra mitad exigió una virtualidad con equipamiento y la exigencia de vacunación masiva como prerrequisito. Los compañeros de la Corriente Nacional Docente Conti Santoro se ubicaron en esta última posición, denunciando los protocolos placebos y los pliegos lavandina, que convierten la vuelta a clase en una marcha de docentes, alumnos y familias hacia el matadero. El punto seguirá siendo tratado en futuras asambleas. Es de destacar, sin embargo, que varias asambleas del interior se manifestaron en sintonía con nuestra posición.

Obviamente, no faltaron las reivindicaciones económicas y sindicales: Salario docente para el cargo testigo equivalente a dos canastas básicas totales reales en el marco de una recomposición histórica del salario, recomposición histórica de los haberes previsionales, aumento inmediato del presupuesto educativo e igualdad en el acceso a dispositivos y equipamiento, entre otras. En ese plano se excedió el mero reclamo salarial, exigiendo formación y capacitación docente continua y científica, con año sabático para garantizarlo. Por sobre todo, se destacó la defensa de la docencia como trabajo intelectual y se llamó a ponerlo al servicio de una educación socialista y feminista, que combata las ideas de la clase dominante, el sexismo, el machismo y el patriarcado. En este punto resultó clave el llamado a un Congreso Nacional Pedagógico nutrido de docentes para diseñar las reformas necesarias que permitan construir una cultura proletaria, feminista, científica y socialista. Ello fue complementado con la exigencia de una educación nacional centralizada, contra la descentralización que es el verdadero móvil de la degradación educativa de los hijos e hijas de la clase obrera.

La comisión de mujeres deliberó sobre temas nodales que surcan y son un parteaguas dentro del campo del feminismo: la prostitución, la explotación reproductiva, el aborto y la reforma judicial feminista. La densidad del debate de estas cuestiones impidió llegar a mociones concretas entorno a ellas. La nota destacable, con todo, es el llamado de la comisión de mujeres a que la ANT se asuma feminista, es decir que erija un combate tanto contra el capitalismo como contra el patriarcado. No faltaron tampoco las mociones que exigen Educación Sexual Integral científica, laica y feminista y la exigencia de una serie de medidas que buscan combatir la violencia hacia las mujeres (declaración de la emergencia nacional, exclusión del hogar a los violentos y la creación de una red de refugios en todas las localidades del país con asistencia integral y de calidad). En este punto, las compañeras fueron enfáticas en destacar que pelean contra la violencia hacia las mujeres y no de forma genérica contra la violencia “de género”. Así se ratificó el perfil decididamente feminista de la comisión.

Finalmente, la comisión de salud abordó un aspecto clave de la coyuntura que hoy le toca a vivir al conjunto de la clase obrera mundial y, en particular, a la argentina: la catástrofe sanitaria capitalista en tiempos de pandemia. Las mociones apuntaron a garantizar condiciones elementales para los trabajadores de la primera línea: aumento salarial para todos los trabajadores de la salud, que sirva para vivir, formarse y disfrutar, apoyo a las luchas de los autoconvocados, equipamiento y elementos de protección personal, reconocimiento del status profesional de enfermería y todas las prácticas que lo reclaman, fin de la precarización laboral y los contratos basura. Asimismo, se pronunció un llamado a la unidad de todos los trabajadores de salud, sin distinciones profesionales, geográficas ni de ningún tipo, a los efectos de romper con la fragmentación que imponen los patrones para dividir y reinar. Frente a la irracionalidad y la descentralización capitalista, la comisión de salud se pronunció Por la planificación racional y centralizada de la producción, distribución y atención de salud, accesible a los trabajadores y centrada en sus problemas. Con todo, lo más destacable es que los compañeros trabajadores allí presentes explicaron y defendieron (y la comisión aprobó), la necesidad de bregar por la vacunación masiva de la población. Lo que nos introduce en el gran debate que dividió aguas en las asambleas distritales.

…y el debate

A un año de la llegada de la pandemia del Covid a la Argentina, ya existe una solución al problema. Las vacunas permitirían no solo terminar con el aislamiento y la cuarentena, sino que serían una salvaguarda general para la salud de todos los trabajadores y trabajadoras. No es casual que haya una inscripción masiva en los listados para lograr vacunarse y que estos hayan superado enormemente la capacidad de compra de vacunas por parte del gobierno. La clase obrera quiere vacunarse, porque defiende su salud y quiere volver a la normalidad. Lo que se interpone como obstáculo no es sino la política de los Fernández y la bancarrota del país. Faltan dólares y el gobierno no los quiere poner. Esa es toda la cuestión.

La urgencia de la vacunación masiva no le quita carácter estratégico al asunto. Al contrario. Hoy en día es el problema central de la clase obrera y, por tanto, lo es también para su vanguardia y para todas las organizaciones que pretenden dirigirla. Asimismo, el gobierno se juega su futuro en este punto. Si no desarrolla una buena gestión en este punto, y evidentemente no lo está haciendo, se encamina a una paliza electoral en octubre y, más importante aún, ello agravará la crisis política que lo atraviesa. Queda claro entonces que la ANT no puede obviar pronunciarse sobre un fenómeno de estas características. No al menos si realmente se pretende erigirse en un espacio de poder proletario.

Volvamos al 13 de marzo. Razón y Revolución y el MIJD fuimos las organizaciones que llevamos el problema de la vacunación a debate. Para nosotros no se trataba simplemente de que la ANT sentara una posición sobre las vacunas, sino que adoptara como consigna central en su plan de lucha la exigencia de la vacunación masiva de toda la población. Como explicamos, allí se juega la salud de la clase obrera y el destino del gobierno. Queremos defender la primera y destruir al segundo. En todas las asambleas distritales en las que participamos, llevamos esta posición. De hecho, se aprobó en al menos siete asambleas (Rosario, Colón, Paraná, San Salvador, Esquina, Resistencia y Posadas). El caso rosarino merece ser destacado, porque allí debatieron prácticamente todas las organizaciones que forman la mesa nacional de la ANT, con excepción de Convergencia Socialista y el agregado del Plenario Obrero Popular.

En el caso de la asamblea distrital de CABA y GBA, la exigencia de vacunación masiva fue aprobada por la comisión que contaba con los especialistas en el tema (Salud, por unanimidad) y por la que debía debatir los intereses de la clase obrera (Movimiento Obrero, con 1 abstención y 1 voto negativo). La comisión de Educación no pudo expedirse en el tema pues la votación arrojó un empate técnico (17 votos a favor contra 17 votos en contra). El núcleo de la discusión pasó por la comisión de Situación Nacional y Plan de Lucha, donde las organizaciones antivacunas decidieron mandar a sus compañeros con capacidad de intervención, en detrimento de las otras comisiones. Problema, dicho sea de paso, que Razón y Revolución no tuvo, porque cuenta con una masa militante formada y preparada, que le permite manejar un abanico amplio de problemas y ofrecer soluciones científicas y concretas. Por eso no nos ausentamos en ninguna comisión y tuvimos un programa diseñado para cada una de ellas.

¿Argumentos del debate? Muy pocos. Por nuestra parte, señalamos lo que aquí y en otras publicaciones ya explicamos. Del otro lado, se escucharon argumentos negacionistas, anticientíficos y absurdos: la pandemia no existe, la cuarentena es una mordaza a la clase obrera, las vacunas son un negocio de los grandes laboratorios, los más de 50 mil muertos son un costo que hay que pagar. No vamos a discutir acá estas barrabasadas, los compañeros del Termómetro Socialista se están ocupando ya de elaborar un documento de discusión contra los argumentos antivacunas. Lo importante a retener aquí es que estamos ante posiciones bolsonaristas que abonan la política del gobierno, pues Alberto es el principal interesado en que nadie le exija lo que no puede garantizar. Lamentablemente, la comisión no fijó posición sobre la vacunación masiva. Alberto, agradecido.

Tras los debates en comisiones, llegó el momento de la asamblea plenaria. Allí las organizaciones antivacunas pusieron el grito en el cielo cuando se enteraron que el planteo de la vacunación masiva había sido refrendado en dos comisiones, incluso votado por sus propios compañeros. En nombre del “consenso” (sí, organizaciones mayoritariamente trotskistas, que se consideran herederas del Jefe del Ejército Rojo y del líder del Soviet de Petrogrado, hablando de consenso), apostaron a que la asamblea plenaria no pudiera expedirse sobre el tema. El resultado final fue un empate. Se votó una moción que postergó la discusión para la ANT del primero de mayo, momento en el cual se deberá realizar un debate y una votación definitiva.

A primera vista, puede parecer que quienes defendemos la vacunación masiva nos fuimos con las manos vacías. Sin embargo, que la ANT haya asumido el compromiso de fijar una posición al respecto es un avance notable y el resultado de nuestra intervención, que forzó a hacerlo. ¿Por qué? Porque las organizaciones antivacunas habían apostado a que este fuera un tema tabú en la asamblea. Como no había acuerdo, no debía tratarse, decían. Eso fue propuesto en la mesa nacional. Nosotros no lo aceptamos, porque constituye una moción de censura previa que castra la potencia deliberativa real de un organismo como la ANT. Lo cierto es que ese intento fue desbaratado y ahora tenemos por delante la gran jornada de discusión y deliberación de mayo.

Un mundo que ganar

La promesa esbozada aquel 20 de diciembre pasado, está cumpliéndose. La Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados está en marcha. Con todo lo aquí señalado, su inicio es auspicioso. La deliberación a lo largo y ancho de todo el país arrojó un enorme caudal de mociones que comienzan a delinear un programa político. En este sentido, la ANT se postula como una superación de los frentes hoy existentes, como el Plenario del Sindicalismo Combativo para los trabajadores ocupados y el Frente de Lucha Piquetero para los desocupados. Es superior incluso en el plano económico-reivindicativo. Como vimos, las asambleas definieron una serie de consignas sindicales que superan el horizonte de miseria al que nos tiene acostumbrados la izquierda trotskista. La ANT no pide salarios de pobreza ni subsidios de indigencia. Eleva la vara para luchar por algo más que una vida animal. Lo esencial, sin embargo, es la adopción de una serie de definiciones políticas que empiezan a ofrecer a la ANT como un órgano para el conjunto de la clase obrera, en el que se disputa no lo inmediato y presente, sino el futuro: el Socialismo. La afirmación abierta y sin tapujos de ese objetivo, distingue a este agrupamiento dentro del panorama gris de la izquierda argentina. Aunque parezca trivial, gritar hoy a los cuatro vientos que nuestro objetivo es la toma del poder para construir el socialismo, quiebra el escenario del sindicalismo, el asistencialismo y el posibilismo de una izquierda adaptada al régimen.

Este camino que empezó a recorrer la ANT no está, sin embargo, exento de peligros. De hecho, eso es lo que colocó a ojos vista el problema de la vacunación masiva. Existe una cuestión metodológica que no puede perderse de vista y que tiene que ser defendida por la ANT con tanto ahínco como se defiende el Socialismo. Si queremos construir realmente un espacio de poder hay que evitar el síndrome de la mesa chica y el consenso. Una asamblea real no puede ser un espacio en el que se refrende lo que se han definido entre cuatro paredes un puñado de organizaciones. A nadie puede garantizársele el poder de veto ni el derecho de censura. No puede haber, en definitiva, ningún tema tabú. El otro problema es el del consenso. La ANT no puede ser un espacio que se expida solo sobre aquello en lo que sus organizaciones promotoras están de acuerdo. De esa manera, no se avanza en ninguna cuestión en discusión ni se construye nada más allá de las propias organizaciones. La metodología debe ser la opuesta. Se discute, se ponen los argumentos sobre la mesa y el conjunto de los compañeros vota. Así se avanza en la construcción, poniendo en pie un órgano obrero deliberativo y real.

En esa misma metodología está la clave para superar el principal escollo que tiene hoy planteada la ANT: ganar a sectores amplios de la clase obrera, más allá de los compañeros y compañeras que ya están agrupados en las organizaciones que forman parte de la mesa nacional. Como se dijera en su momento de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), la ANT se trata de un alma grande en un cuerpo pequeño. Estamos poniendo en pie un programa político socialista, hay que hacerlo carne en el conjunto del proletariado argentino.


[1]http://bit.ly/2P9F3Gg

[2]http://bit.ly/3cKZn96

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