En el año 1977, la dictadura militar publicó el documento Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo) y lo distribuyó en los colegios del país al inicio del ciclo lectivo del ’78, siendo de lectura obligatoria para los docentes. Veamos cuál era el balance de la dictadura y la propuesta para los trabajadores de la educación, sin dejar de notar con qué inteligencia reconocían el rol clave del docente en la lucha ideológico política.
La estrategia y el accionar político de la subversión, considera a los ámbitos de la cultura y de la educación, como los más adecuados para ir preparando el terreno fértil hacia la acción insurreccional de masas, ya que por medio de su acción en ellos, pretende orientar subjetivamente la conciencia de los futuros dirigentes del país, lo que le permitirá desviar el sistema político de la nación hacia el marxismo que sustenta.
[…] Se pueden señalar como objetivos generales de la subversión en el ámbito de la cultura y la educación, a los siguientes:
1) Captar ideológicamente a la juventud, futura conductora de la Nación, que en sucesivas generaciones alcanzará y mantendrá el dominio del estado bajo el yugo marxista.
2) Reclutar adeptos para engrosar las filas de sus actuales organizaciones.
3) Evitar la modificación de planes y sistemas que pudiera perjudicar sus objetivos disociadores y su prédica marxista encubierta.
4) Mantener encubierto al personal docente partidario.
Niveles preescolar y primario
El accionar subversivo se desarrolla a través de maestros ideológicamente captados que inciden sobre las mentes de los pequeños alumnos, fomentando el desarrollo de ideas o conductas rebeldes, aptas para la acción que se desarrollará en niveles superiores.
La comunicación se realiza en forma directa, a través de charlas informales y mediante la lectura y comentario de cuentos tendenciosos editados para tal fin. En este sentido, se ha advertido en los últimos tiempos, una notoria ofensiva marxista en el área de la literatura infantil. En ella se propone emitir un tipo de mensaje que parta del niño y que le permita “auto-educarse” sobre la base de la “libertad y la alternativa”.
Teniendo en cuenta que las bases esenciales, las editoriales marxistas pretenden ofrecer: “libros útiles para el desarrollo, libros que acompañen al niño en su lucha por penetrar en el mundo de las cosas y de los adultos, que los ayuden a no tener miedo a la libertad, que los ayuden a querer, a pelear, a afirmar su ser. A defender su yo con contra el yo que muchas veces le quieren imponer su padres o instituciones, consciente o inconscientemente, víctimas a su vez de un sistema que los plasmó o trató de hacer a su imagen y semejanza”.
El accionar ideológico se intensifica con la mayor edad de los niños en los últimos años del ciclo primario, tendiente a modificar la escala de valores tradicionales (familia, religión, nacionalidad, tradición, etc.) sembrando el germen para predisponerlos subjetivamente al accionar de captación que se llevará a cabo en los niveles superiores. A esto debe agregarse la acción que es desarrollada en algunos establecimientos educativos, por los difusores de las ideas marxistas propugnadas por el tercer mundismo.
No existen hasta el presente organizaciones que realicen tareas de captación o agitación. El control del director y de los padres sobre la enseñanza recibidas por los alumnos, constituye un eficiente freno al accionar subversivo, por lo que se impone reforzarlo adecuadamente.
Niveles secundario y terciario no universitario
El accionar subversivo se desarrolla tratando de lograr en el estudiantado una personalidad hostil a la sociedad, a las autoridades y a todos los principios e instituciones fundamentales que las apoyan: valores espirituales, religiosos, morales, políticos, Fuerzas Armadas, organización de la vida económica, familiar, etc.
Esta agresión tiene como destino el lograr una transferencia psicológica colectiva que gradualmente transforme los conceptos básicos de nuestra sociedad, en otros conceptos por completo distintos. Se asiste así a una curiosa evolución de ideas (no original en nuestro país) que lleva a una parte de los estudiantes a convertirse en enemigos de la organización social en la cual viven en paz y en amigos de los responsables de los disturbios que los fanatizan a favor del triunfo de esta otra ideología ajena al ser nacional.
La acción descripta es llevada a cabo objetiva y subjetivamente, en forma gradual, desde los primeros años del ciclo medio, acentuándose en función de la evolución de la edad del estudiante. Algunos de los medios que utilizan son los siguientes:
1) Personal docente marxista, aprovechando la intimidad de las aulas, imparte el contenido de sus materias bajo el enfoque ideológico que lo caracteriza. Existen materias que, por su contenido, se prestan más que otras para este accionar, no obstante, cualquier profesor de cualquier materia puede llegar a través de charlas informales a expresar tendenciosamente sus impresiones respecto a temas que interesan a los alumnos y, en especial, los preceptores que aprovechan las horas libres para realizar adoctrinamiento.
2) Personal docente no marxista que, no obstante conocer la actividad de determinados profesores, preceptores o alumnos enrolados en esa ideología, no se opone a la acción destructora que ve a su alrededor y que conscientemente no comparte, por comodidad, temor o el conocido “no te metas”, común en nuestro pueblo.
3) Personal docente que por indiferencia, motivada en especial por su situación socio-económica adopta una posición no acorde con la responsabilidad que como educador le compete y que es tan decisiva en los momentos actuales.
4) La bibliografía constituye el medio fundamental de difusión de la ideología marxista.
Actividad gremial
Las organizaciones gremiales del ámbito educativo, en su mayoría, no han escapado de la acción de infiltración llevada a cabo por la subversión. En este sentido, los múltiples esfuerzos realizados por los docentes para lograr una efectiva representación gremial, se vieron desvirtuados por la acción desarrollada por el personal marxista infiltrado, que hábilmente fue llevando el sistema hacia el desorden, la desjerarquización y al incumplimiento de la función específica de los docentes en sus tareas educativas. En este sentido se pueden señalar:
Que si bien los sucesivos movimientos de fuerza lograron algunas reivindicaciones reales, no escapará que las mismas fueron obtenidas en detrimento de la educación que se debía impartir (indisciplina, mal ejemplo en la formación de los alumnos, pérdida de días de clase, incumplimiento de los programas, etc.). De lo expresado se deduce que esas organizaciones trabajan, hábilmente conducidas, no en beneficio de los docentes sino en perjuicio del sistema educativo para la consecución de sus propios objetivos.
Que los incrementos logrados en las remuneraciones tendieron a desjerarquizar la función directiva y la supervisión, desalentando de esta manera a quienes aspiraban a acceder a estos cargos como culminación de su carrera. Con ello se lograba una apatía en el ejercicio de esas funciones, y posibilitaba el activismo subversivo en los establecimientos educativos.
Algunas organizaciones gremiales fueron alcanzando prestigio por las conquistas parciales logradas y comprometieron el apoyo del personal docente para las demandas de otras causas ficticias o menos consistentes, prestándose de esa forma, inconscientemente, a la gimnasia revolucionaria propia de la subversión. Este accionar, hábilmente dirigido, en muchos casos, excedió el ámbito gremial docente, trascendiendo al estudiantil, quien a través de sus propias organizaciones tomó participación activa en los conflictos agravando el desorden.
También en este ámbito, las Bandas de Delincuentes Subversivos actuaron en forma coercitiva, en apoyo de la acción que desarrollaban los gremios infiltrados, mediante acciones de intimidación, secuestros, atentados, etc.
Finalmente, en los momentos actuales y con la suspensión de la actividad gremial, es de esperar que la docencia, con conocimiento claro del problema subversivo, reflexione sobre la actividad a asumir en el futuro, para que definitivamente se logre un gremio auténticamente representativo y que, ajeno a influencias extrañas, convierta en realidad las justas aspiraciones de los profesionales de la educación.
Construir el futuro
Debemos empezar la acción positiva de construir el futuro. En este orden de ideas, el gobierno nacional, enmarcado por el contexto de la agresión marxista internacional, ya lo está haciendo a través de las políticas que desarrolla. Al sector docente, le compete acompañarlo en esa tarea.
Es en la educación donde hay que actuar con claridad y energía, para arrancar la raíz de la subversión, demostrando a los estudiantes la falsedad de las concepciones y doctrinas que durante tantos años, en mayor o menor grado, les fueron inculcando.
En esta alternativa, la incesante búsqueda del ser nacional y la lucha sin tregua para consolidar su conciencia no reconoce final. […]
En este orden de ideas, la docencia cumple un rol prioritario, en razón de que, sin perder de vista la evolución moderna de las ciencias y de las ideas, ella ejerce con responsabilidad primaria, una acción de transmisión generacional, por la cual se efectiviza la continuidad de nuestra cultura tradicional, de la filosofía que la orienta. Vale decir que a los educadores les cabe el calificativo de “custodios de nuestra soberanía ideológica”. […]
Finalmente cabe señalar que, en estos momentos, existe una verdadera urgencia de mostrar el perfil de la Argentina del mañana. Por ello si confiamos en el país y en nuestro pueblo, todo ello sustentado en una conciencia de la propia fortaleza, podríamos afirmar que, en la medida en que acompañando al Proceso de Reorganización Nacional contribuyamos a dar soluciones institucionalizadas a los problemas políticos y económicos y soluciones normativas a los educativos, haremos posible, de nuevo, el progreso orientado según los valores trascendentes de nuestro estilo y concepción de vida.