De cómo la política educativa del PT de Lula alimentó al Bolsonarismo.

en El Aromo n° 119/Novedades

Marina Kabat

Universidades públicas tan elitistas que a un obrero le es más fácil estudiar en una privada. Cupos preferenciales para pocos, exclusión para muchos. Crecimiento del Bolsonarismo en medio del descalabro educativo.

Al igual que el kirchnerismo en la Argentina, el PT en Brasil, junto al progresismo local, repitió hasta el hartazgo las virtudes de la educación pública. Lo hizo contra toda evidencia, pese a que los egresados de secundarias públicas no lograban pasar el examen de ingreso a las universidades. La solución de fondo hubiera sido mejorar la calidad educativa en escuelas y colegios estatales y eliminar el cupo de ingreso a la Universidad. En vez de esto, el PT impuso parche sobre parche, agravando de hecho la situación. Este fue el caldo de cultivo para que el movimiento macartista Escuela Sin Partido creciera. El mismo pudo decir muchas mentiras, pero sostenía una verdad que el PT negaba: al igual que en la Argentina, la educación brasilera es mala y se degrada cada vez más.

Universidades públicas elitistas, por un lado; universidades privadas, mediocres con subvención estatal, por otro

En Brasil, las universidades públicas tienen cupos establecidos que se definen por un examen de ingreso llamado vestibular. El desfasaje entre los aspirantes y los cupos disponibles hacen que el ingreso sea difícil, en especial en determinadas carreras. Por ejemplo, para Medicina en la Universidad de San Pablo (USP) en 2021 se inscribieron 154 candidatos por vacante. En fonoaudiología o psicología, arriba de 70 candidatos por vacante y más de 40 para carreras audiovisuales. El promedio total de la Universidad es de 14,3 candidatos por vacante 1.

Con esa competencia es lógico que quienes llegan a esa instancia con una peor formación estén en desventaja. De tal forma, se da la paradoja de que las universidades públicas se llenan de estudiantes provenientes de colegios privados. En cambio, los estudiantes de menores recursos de las escuelas públicas apenas pueden acceder a universidades privadas de menor calidad. Los hijos de la burguesía y pequeña burguesía son quienes principalmente se benefician de las universidades públicas, mientras los estudiantes obreros encuentran muy difícil entrar a ellas y, si pueden estudiar, terminan pagando una facultad privada.

En vez de responder a las demandas estudiantiles por la eliminación de los cupos, en 2004 Lula subvenciona la educación privada: en 2004 impulsa el Programa Universidad para Todos (PROUNI). Entre sus consideraciones figuraba que el sistema de educación superior privado tenía una ociosidad de alrededor del 40%. La idea era brindar exenciones impositivas a las universidades privadas a cambio de que sus vacantes libres fueran ocupadas por estudiantes de bajos ingresos mediante becas parciales o totales. Este sistema terminó de reforzar el esquema por el cual jóvenes obreros que estudiaron en la escuela pública hacen una carrera universitaria en instituciones privadas de baja calidad, ahora subvencionadas por el Estado. Se ha señalado que en el conjunto del nivel universitario el 73% de la matrícula corresponde al sector privado y solo el 27% al sector público y que si los recursos destinados a que el Estado financie la enseñanza privada se hubieran dedicado ampliar la capacidad de las universidades públicas se hubieran duplicado las vacantes creadas 2. El programa fue un salvavidas para el sistema superior privado, pero no resolvió la demanda de educación superior gratuita y de calidad para todos.

De cursos y cursinhos

Es conocido el gusto de los brasileros por los diminutivos. Los mismos pueden resultar engañosos. Por ejemplo, se llama “cursinho” a los cursos privados mediante los cuales los jóvenes brasileros se preparan para rendir el vestibular. El nombre resulta engañoso porque su costo y duración son muchos mayores de lo que su nombre insinúa. Un curso cuesta hasta 2300 reales mensuales (esto es igual a dos salarios mínimos de Brasil o a 412 U$S). Los cursos más baratos del mercado rondan los 500 reales, medio salario mínimo cerca de 100 dólares 3. Los cursos para ingeniería o medicina suelen ser los más caros. Solo el 10 % de los estudiantes que son seleccionados en el vestibular de medicina logran aprobarlo en el primer intento. Al 50% les toma dos años y al 40% restante más de ese plazo 4. Otras fuentes confirman los mismos datos: un alumno pasa 2 a 3 años en los mejores y más caros “Cursinhos” antes de lograr el ingreso a la Facultad de Medicina. Si estudia en “cursinhos” más económicos ese plazo se extiende alcanzando hasta 5 años 5. Si tomáramos como pauta solo dos años de “cursinho” de medicina, un estudiante brasilero habría pagado para entrar a la universidad pública 8240 dólares, esto sin contar que para alcanzar ese objetivo en ese plazo el joven probablemente deba haber pasado primero por una escuela media privada. Con estos datos no es extraño el creciente flujo de estudiantes brasileños que llegan a la Argentina a estudiar Medicina 6.

Parches populares, inclusivos y federales

Parches populares

En la patria de Freire tan difundido como los diminutivos es el calificativo “popular” aplicado a cualquier materia educativa. Nuevamente el nombre puede ser engañoso. Lo más llamativo de estos cursos “populares” es que para acceder a muchos de ellos hay que pasar un “proceso selectivo”, el mismo incluye por un lado demostrar pobreza y por otro, pasar un examen. Este es el caso, por ejemplo, de los cursos populares que se dan en la Universidad de San Pablo, dictados por estudiantes de la institución. Resulta paradójico que alguien que debe compensar una educación deficiente de la escuela media deba pasar un examen para acceder a un curso popular. Suena loco, pero un joven debe prepararse para un examen y, si lo pasa con éxito venciendo a otros candidatos, podrá asistir a un curso que lo prepara para el verdadero y temido examen vestibular. Así, un proceso selectivo tras otro. “El proceso” de la serie de ficción brasileña Tres por ciento tiene su correlato en la vida real. Algunos cursos populares son gratuitos, pero cobran tasa de inscripción al proceso selectivo y matrícula a los que lo aprueban. Otros tienen cuotas que van desde los 20 a los 100 reales (18 dólares mensuales). La promoción de cursinhos populares forma parte de las políticas públicas de supuesta promoción de la democratización de la educación universitaria.

Parches federales

El programa REUNI (Reestruturação e Expansão das Universidades Federais) condujo a la creación de un importante número de universidades públicas en el interior del país. Aquí el problema que se presenta es similar al que aparece en Argentina con la expansión de nuevas universidades en el conurbano e interior del país bajo el kirchnerismo: problemas de baja calidad e instituciones que por las carreras (muchas veces limitadas a profesorados y carreras cortas) y el nivel que ofrecen pueden asemejarse más a un terciario que a una Universidad propiamente dicha.

Parches inclusivos o el posmodernismo y sus límites: la política de la identidad muestra su hilacha

El súmmum de la política del PT en cuestión universitaria ha sido la denominada “política afirmativa”. En vez de garantizar el ingreso irrestricto a las universidades, el PT mantuvo el sistema de vacantes limitadas definidas mediante el vestibular añadiendo apenas cuotas especiales para ciertos grupos. Se sancionó una ley que implica la reserva de un cupo de vacantes en las universidades federales para jóvenes provenientes se escuelas medias públicas, “negros, pardos e indígenas” pertenecientes a familias de bajos ingresos. En un segundo momento el PT impulsó la creación de cupos trans, medida que en algunas universidades se instituyó ya bajo la presidencia de Bolsonaro.

En consonancia con la ideología posmoderna se planteó la autopercepción como criterio para el acceso a estos cupos. Sin embargo, pronto surgieron problemas que expresan los límites de dicha ideología y de la eficacia de la política de cupos. Aparecieron acusaciones de fraude y las dificultades para evaluar las mismas cuando el criterio era la autopercepción. A partir de estos casos, en algunas Facultades agregaron requisitos adicionales.

“Muchos alumnos acusados de fraude se valen del argumento de que son pardos y que poseen ascendencia negra (o sea, que sus padres, abuelos o hasta bisabuelos son o eran negros) y que por eso se encuadran en el grupo PPI, aunque posean poquísimos o ningún rasgo físico que los caracterice como tal. Algunas Facultades están preparadas para responder este tipo de alegatos.” La USP establece que, además de la autodeclaración, en el vestibular los candidatos para las cuotas “Deberán poseer rasgos fenotípicos que los caractericen como negro, de color negro o pardo y en el caso de indígenas que no estuvieran registrados civilmente como indígenas es obligatorio presentar un Certificado de registro administrativo Expedido por la FUNAI (Fundación Nacional del Indio). 7

De esta manera, para el caso indígena el asunto es resuelto en términos burocráticos. ¿Pero, qué ocurre con población negra, parda o trans? Para los dos primeros se considera como rasgos fenotípicos además de la piel el cabello crespo, labios gruesos. El argumento es que las personas no solo deben percibirse como negros o pardos, sino que deben ser “leídas” como tales por otros. Un estudiante de la USP que forma parte del Colectivo Negro Leila González que motorizó una denuncia de fraude en las cuotas de las USP, argumentaba que: “en un país con la historia de Brasil, el mestizaje es muy grande. Por eso, casi todas las personas tendrían derecho a las cuotas sociales por tener algún pariente negro, y las cuotas raciales tendrían poca efectividad para luchar contra el racismo 8. En vez de procurar medidas que favorezcan al conjunto de la clase obrera, heredera en gran parte de los esclavos traídos de África, se crean comisiones de evaluación para determinar quién es o parece lo suficientemente negro para acceder a las cuotas especiales.

La misma solución se ha propuesto para el caso de las más recientes cuotas trans. Si bien en otras esferas el transactivismo defiende a rajatabla que trans es toda aquella persona que se autoperciba como tal, a la hora de distribuir las cuotas ese criterio parece no resultarles tan práctico. ANTRA, la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales ha defendido el trabajo de comisiones de evaluación. Más aun ha señalado que las comisiones tienen la atribución de “corregir una autoatribución identitaria equivocada”. En una nota pública se intenta aclarar que esto no implicaría discutir percepciones subjetivas, cuya legitimidad no se discute ni menosprecia, pero que no pueden ser vinculantes ni pueden dirigir la política pública 9. Esta organización reclama para seleccionar a los beneficiarios de las cuotas trans los criterios y argumentos que el transactivismo niega cuando las mujeres buscan sostener derechos basados en el sexo (la existencia de cárceles, refugios o baños segregados por sexos; becas concursos o competencias deportivas específicas para mujeres) 10. Además de señalar la posibilidad de que haya una auto percepción errada, la misma organización también sostiene que personas que recientemente se asumieron como trans o con alguna disconformidad de género no sufrieron en su vida la misma discriminación que otras personas trans y que, por ello, no tienen la misma necesidad ni el mismo derecho a acceder a las cuotas trans 11.

En síntesis, de la defensa ultranza de la arbitraria autopercepción como criterio incuestionable para la definición de grupos sociales se pasa en la práctica a la definición por otros: las comisiones evaluadoras, eventualmente igual de arbitrarias. Estas comisiones pueden decidir quién es suficientemente negro para acceder a una cuota o quién posee una correcta autopercepción como trans y ha sufrido suficiente discriminación en su vida. Por sus propios límites, la política posmoderna al intentar implementarse requiere prácticas inversas a lo que afirman sus propios postulados. En el medio, se pierde la posibilidad de una fabulosa lucha de conjunto. La lucha por el derecho universal a la educación superior. La misma se abandona en pos de reclamar solo cuotas especiales para grupos particulares, entre los cuales luego es necesaria una nueva discriminación positiva para discernir, si tal cosa fuera posible, a quién le corresponde verdaderamente esa cuota.

La consecuencia, el Bolsonarismo

En un país donde la mayoría de la clase obrera no tiene ni remotas chances de acceder a una educación universitaria gratuita y de calidad, el PT intentó presentarse como progresista merced a estos beneficios parciales a grupos específicos. Lo hizo al mismo tiempo que rechazó, represión mediante, toda política en pos del ingreso irrestricto. Cabe señalar, que el ingreso irrestricto hubiera beneficiado al conjunto de la clase obrera en general y también a aquellos grupos que obtienen alguna ventaja con la política de cupos (ya que, en la mayoría de los casos, estos no cubren toda la demanda de ingresos por parte de individuos de diferentes colectivos). Además, la política de cupos alimentó el Bolsonarismo, como reacción a una política de beneficios particulares en un contexto de necesidades sociales insatisfechas del conjunto de la clase obrera. A su vez, esta política desnudó el fracaso educativo del PT al mostrar que los egresados de escuelas públicas necesitan cupos especiales para poder entrar a la Universidad.

Cabe mencionar que el debate educativo fue central en las elecciones presidenciales de 2018 que encumbraron a Bolsonaro, ya que Haddad, su contrincante, había sido ministro de Educación. En ese debate jugó un rol importante el Movimiento Escuela sin Partido. Bolsonaro, explotó los prejuicios macartistas de este movimiento y las fake news que adjudicaban a Haddad responsabilidad por repartir un supuesto “kit gay” en las escuelas. Sin embargo, la política pro queer del PT favoreció la reacción de multitudinarias masas obreras para las cuales la universidad está vedada, a las cuales le intentaban vender como progresista la cuota trans 12. A esa misma clase obrera no había forma de que la convencieran de las virtudes de la “educación popular” o de una educación pública cuya degradación sufren día a día. Como lección para la Argentina, la izquierda no debe repetir las mentiras progres. No es posible regalarles a los liberales la denuncia sobre la degradación educativa. Debemos ser los primeros en denunciarla y ofrecer las soluciones que otros no tienen.


Notas

  1. fuvest2021_relacao_candidato_vaga.pdf
  2. Maria Fátima de Paula:Reforma da Educação Superior do Governo Lula: as políticas de democratização do acesso em foco. Revista argentina de Educación superior, en: https://www.untref.edu.ar/raes/documentos/Reforma%20da%20Educacao%20Superior%20do%20Governo%20Lula.pdf
  3. https://www.mundovestibular.com.br/articles/4588/1/cursinhos-quanto-custa-se-preparar-para-o-vestibular/
  4. De quantos anos de cursinho você precisa para passar no vestibular de medicina? | Guia de carreiras | G1 (globo.com) Por Ana Carolina Moreno*, G118/07/2017
  5. https://eunaargentina.com.br/cursinhos-para-medicina/
  6. El cálculo es sobre la base de un curso de 2300 reales 20 cuotas cortrespondientes a dos años, sin contar matrícula ni otros gastos. Si bien existen cursos más baratos las estadísticas muestran que en esos cursos los estudiantes permanecen más años, con lo cual el costo total termian siendo similar. https://eunaargentina.com.br/cursinhos-para-medicina/ Los estudiantes brasileros han llegado a representar 1/5 de los inscreiptos en Medicina en la Universidad Nacional de La Plata, fenómeno que se replica a menor escala en otras Universidades del país: https://www.clarin.com/sociedad/plata-habla-portugues-brasilenos-quieren-medicos-coparon-universidad-gratuita_0_4wk2_hV3e.html
  7. La sigla PPI alude a negros, pardos e indígenas (Preto, Pardo, Indígena). https://guiadoestudante.abril.com.br/atualidades/cotas-raciais-quem-pode-de-fato-concorrer-como-ppi/
  8. https://guiadoestudante.abril.com.br/atualidades/cotas-raciais-quem-pode-de-fato-concorrer-como-ppi/
  9. “No exercício de sua tarefa heteroidentificatória, a comissão deve corrigir eventual auto atribuição identitária equivocada, à luz dos fins da política pública, iniciativa que não se confunde com lugar para a confirmação de percepções subjetivas ou satisfação de sentimentos pessoais, cuja legitimidade não se discute nem menospreza, mas que não vinculam, nem podem dirigir, a política pública.” Nota Pública da ANTRA – Cotas/Reserva de vagas para pessoas Trans em universidades, Brasil, 17/12/2020, https://antrabrasil.org/noticias/
  10. https://contraelborradodelasmujeres.org/rosana-lopez-rodriguez-origenes-y-efectos-de-la-sancion-de-la-ley-de-identidad-de-genero-en-argentina/
  11. Nota Pública da ANTRA, op. cit.
  12. El Bolsonarismo y el movimiento macartista Escuela sin partido también explotaron la reacción mayoritaria frente a un discurso que lleva a la educación planteos acientíficos como la idea de que alguien puede nacer en un cuerpo equivocado. El movimiento Escuela sin Partido discutió “la ideología de género”, el queerismo, con otra ideología acientífica, la religión. Pero, al hacerlo, trabajó con una fibra sensible en la sociedad, la preocupación de los padres frente al avance del discurso transactivista en espacios educativos. El movimiento Escuela sin Partido, merece un estudio más detallado. En el mismo confluyen ideas macartistas, antifeministas, antiqueer, con la denuncia de defectos de la educación brasilera y sus magros logros. Defectos que atribuyen a lo que ellos llaman la izquierda (o sea el PT) y a Freire, vaca sagrada del progresismo latinoamericano. Al respecto de este último punto recomendamos leer: “Soñar con el cielo y despertar en el infierno. Paulo Freire y su experiencia como secretario de educación” en https://bit.ly/3ajwzUb

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