Contra la pulverización del salario promovida por la casta Milei-Massa-Bullrich

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La CGT, la CTA, los movimientos sociales y el FITU y deben pronunciarse y convocar a una movilización.

No tiene sentido decir cuánto cayó nuestro salario los últimos días. Al difundirse este comunicado probablemente esa cifra quede corta. Los tres candidatos con chances presidenciales han señalado en distintos momentos la necesidad de un brutal ajuste económico contra los trabajadores. Para cualquiera de ellos, la devaluación de los salarios previo a su asunción presidencial resulta conveniente para sus planes económicos. Sin embargo, el único que lo dice ahora abiertamente es Javier Milei, que ha asumido una actitud que no puede tildarse de otra manera que no sea la de terrorismo económico. La sola propuesta de dolarización en boca de un potencial presidente alienta la devaluación pues ¿qué valor puede tener una moneda a punto de ser eliminada? Pero, como si eso fuera poco, Milei llamó a destruir el peso “hasta que no valga ni un excremento” y aconsejó no renovar plazos fijos. Si la propuesta es dolarizar al blue, un salario posdolarización se calcula dividiendo su monto en pesos por el blue. Cuanto más suba el blue, más bajarán los salarios. Milei nos dice literalmente que nuestro salario no debe valer ni una mierda.

Ante esto, llama la atención la increíble pasividad reinante. Solo por redes, sectores de la casta Bullrich-Massa llamaron a alguna forma de protesta por redes, cacerolazos o manifestaciones como parte de sus peleas facciosas por un voto más o menos. Bullrich podrá ahora señalar la irresponsabilidad del libertario, pero su propuesta no es más que un modelo B de Milei, con una transición más ordenada, pero el mismo resultado final. Massa es un inútil: no ha podido controlar la situación y la ha dejado avanzar no sólo en el terreno económico, sino en el político. Construyó a Milei y la catástrofe social que una dolarización implicaría. A su vez, varios jerarcas de la CGT están pactando con el libertario el apoyo a cambio de manejar la caja de los planes sociales.

En junio de 1975, la clase obrera pudo resistir el Rodrigazo y salvar sus efectos sobre el salario gracias a la movilización de las coordinadoras fabriles. Hoy no podemos quedarnos de brazos cruzados ante un ataque tanto o más grande.

Por eso, llamamos a todas las organizaciones de izquierda, sindicatos, organizaciones de desocupados y demás agrupamientos sociales a coordinar una marcha contra la pulverización de nuestros ingresos, por un aumento de emergencia de salarios, jubilaciones y planes sociales y el control inmediato de todo el sistema financiero a fin de frenar todas las maniobras especulativas. Al mismo tiempo, deben convocar con carácter de urgente, una asamblea de trabajadores ocupados y desocupados para discutir un plan de lucha y un programa para salir de la crisis.

Razón y Revolución/Vía Socialista

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