Como explicamos en otra nota, la pandemia del Coronavirus es un catalizador de la crisis capitalista. Decimos “catalizador” porque la crisis arrancó antes, y el coronavirus solo contribuyó a acelerarla. De este modo, la “pospandemia” se asoma como un periodo donde nos enfrentamos a la antesala de otro 2001.
Primero, hay que señalar, que los gobiernos que tomaron la definición de plantear una cuarentena salgan seguramente –al menos en lo inmediato- reforzados. En el caso de Fernández el asunto es bastante interesante: su imagen creció con la cuarentena. Hasta entonces, Alberto no daba pie con bola: su gobierno era débil y la alianza gobernante poco sólida. Ahora, la cuarentena lo recompone, dado que le dió un objetivo concreto e incluso le permitió sellar una alianza inesperada con Larreta.
Si se analizan las encuestas nacionales se puede apreciar cómo la imagen del presidente sube en los momentos en que toma medidas que refuerzan la cuarentena, y cómo los indicadores bajan cuando se habla de la “flexibilización” de la medida. De ese modo, Alberto va levantando la cuarentena, pero de palabra dice volverla más restrictiva. Mientras dice que habrá más controles, aumenta la cantidad de actividades exceptuadas.
Además, en esta cuarentena, el presidente va tejiendo su red “albertista” en el Conurbano, a través de intendentes y movimientos sociales y mucha emisión de plata. Mientras, Kicillof se vuelve un “bolsonarista” que prefiere levantar la cuarentena, mientras reprime a los obreros del Frigorífico Penta, junto a Mayra Mendoza.
Sin embargo, la pregunta es inevitable: qué pasará cuando a fin de año, la salida de la pandemia, encuentre a Alberto sin su carta fuerte -la cuarentena-. Seguramente, estemos ante un escenario de hiperinflación y desocupación. Claro, el edificio albertista se nutre de muchísima emisión –es decir, de impresión de billetes-, como en todo el mundo. Con eso sostienen a las patronales y contienen la crisis en los barrios. Pero, cuando la pandemia termine, vamos a tener un sinfín de billetes sin respaldo real. A esto se le va a sumar, que va a resultar muy difícil salir a vender en el mercado mundial. Y lo que se pensaba que iba a salvar al país, es decir, Vaca Muerta, va a tener que ser subsidiado por no ser viable.
Es probable entonces que nos encontremos con un escenario de tensiones. Es un 2001 en puerta. Se va a poner en marcha lo que hoy parece estar congelado por la “excepcionalidad” del Coronavirus. Alberto tendrá que probar la autoridad ganada con una crisis que promete –dicen algunos economistas- ser peor que en los años ’30, cuando cayó la Bolsa de Wall Street una de las más grandes crisis capitalistas. Ante este escenario, ¿cuáles son las tendencias?
Algunos intelectuales internacionales dicen que se vendrá el socialismo, porque estará decretado el fin del capital de forma automática. Nada más delirante: una nueva sociedad jamás podrá ser automática. La clase obrera se encuentra en un nivel de atraso organizativo y sufre de numerosos obstáculos al desarrollo de su conciencia. Todavía incluso no se recupera del todo de la derrota histórica del movimiento obrero por lo que el “socialismo” en muchos lugares es mala palabra.
Estos planteos “mecánicos”, que suponen que la transformación social es automática, no tienen ningún sustento real. Se necesita algo más para superar esta sociedad capitalista. Otros delirantes hablan de un aumento del “control social” sobre la gente. Como si la burguesía quisiera financiar algo semejante con una crisis de esta magnitud.
Pero, ¿qué pasará en la política burguesa argentina? Jugado el propio Alberto, Cristina asoma como una variable de recambio. Allí habrá que develar el rol de Berni y las Fuerzas Armadas que asumieron tareas asistenciales en el Conurbano. ¿Se viene un “madurismo” argentino? ¿Un ejército Nac & Pop? Hoy por hoy, eso es especulación. Lo cierto es que la clase obrera tendrá enfrente la necesidad de salir a luchar por sus condiciones de vida. Debemos prepararnos para poner en pie un planteo político que suponga un nuevo horizonte, una salida socialista a la crisis.