En el portal de InfoAlimentación, la burocracia del STIA se acaba de despachar contra el paro en Pepsico y el rechazo generalizado de los trabajadores de la Alimentación a la paritaria. Ocurre que la burocracia sindical es incapaz de defender el acuerdo paritario en los hechos. Entonces apela a artículos que ofician, en realidad, de comunicados del oficialismo del gremio. La nota –llena de lugares comunes y macartismo puro- pone de relieve la crisis interna de la burocracia sindical y su incapacidad para contener el reclamo de los trabajadores.
La paritaria nacional y las pymes
Como advertimos en un comunicado anterior, el FTIA firmó una paritaria que consagraba la baja salarial. En San Luis, los trabajadores impusieron inmediatamente el rechazo a la paritaria. Era la hora entonces de ver qué pasaba en con los acuerdos por empresa, en las firmas grandes. Fue así que en Pepsico también se impuso otro rechazo a la negociación paritaria nacional y a la conducción del STIA. En su lugar, se planteó un reclamo por la recomposición salarial de un 40% y una renegociación de los premios, además de un bono por trabajo esencial que la empresa había dejado de pagar. Para eso, los trabajadores definieron en asambleas, impulsar un paro por tiempo indeterminado.
Ante esta situación, la burocracia del STIA se justifica diciendo que la paritaria fue firmada en un contexto de pandemia y atendiendo a que las pymes no pueden firmar acuerdos mejores. Hay que decir varias cuestiones de esa excusa. Primero, que no es la primera vez que la traen: lo hacen todas las paritarias, con pandemia o sin pandemia. Segundo, que se trata de un argumento patronal, propio de alguien que busca cuidarles los bolsillos a los empresarios chicos y medianos, y no a los trabajadores. Con el criterio de la Verde, no hay circunstancia que valga para recomponer el salario porque siempre habrá que negociar nivelando para abajo. Así, en lugar de tomar la lucha de los trabajadores para arrancar más salario a las empresas –grandes y chicas-, la Verde pide que cuidemos a los empresarios. No tiene en cuenta siquiera que tanto pymes como grandes empresas trabajaron durante toda la cuarentena, ni atiende al hecho de que si hay un sector donde no hubo una caída generalizada del consumo es en el de alimentos.
Como se ve, la burocracia está al servicio de las patronales en el ajuste al salario. El chiste para ellos es que nosotros paguemos la crisis profundizada por la pandemia.
¿Oportunismo o reclamo de las bases?
El otro “clásico” de la burocracia peronista es atribuir el rechazo de las bases al “oportunismo” de grupos “opositores” y “clasistas”. La burocracia señala que estos “grupos” usan el “anonimato” de las redes para “agitan demandas” que se encuentran “lejos de la realidad” y de la “posibilidad de la mayoría de las empresas”. Es un relato macartista bastante conocido, que en varias ocasiones estuvo acompañado del uso de patotas sindicales y represión.
La burocracia usa ese relato siempre que tiene una crisis o pierde las riendas del sindicato. Y no es para menos, porque a diferencia de lo que dice la burocracia sindical, no hay nada más obrero que el clasismo. El clasismo es una posición que expresa los intereses de clase y la independencia de los trabajadores con respecto a los patrones. La burocracia sindical, en cambio, expresa los intereses de los capitalistas en el movimiento obrero. Y en la nota de InfoAlimentación, el STIA lo muestra muy claramente: están más preocupados por las “posibilidades de las empresas” que por la recomposición salarial. Por eso, cuando chocan o pierden lugar con una posición clasista, tiene que venderla como “ajena” a los trabajadores.
El STIA entonces advierte: “Estos planteos oportunistas son peligrosos y fomentan conflictos que, tal como ha quedado demostrado en las experiencia de conducción de agrupaciones clasistas, terminaron de la peor manera para los trabajadores y sus familias”. La Verde entonces llega al punto más miserable y fabulador: justamente ella es la principal responsable de esas derrotas. En casos como Pepsico o Kraft, el STIA no movió un dedo, no llamó a paro y fue cómplice de los despidos. En Pepsico Florida, sin ir más lejos, se limitó a arreglar dobles indemnizaciones y aisló a los que continuaron la lucha. Recientemente, estuvo más preocupado en la continuidad productiva que en la salud de los trabajadores. Hizo que Pepsico, Bagley, Mondelez o Felfort funcionaran sin producir nada esencial. En Felfort el asunto fue peor: la seccional no movió un dedo ante los contagios masivos y los reclamos de la CI y los trabajadores.
Pero lo más importante es lo que este mensaje esconde: el rechazo a la paritaria nacional no brota solamente de activistas opositores, sino de las mismas bases. El verdadero problema de la conducción del gremio es defender lo que firmó. Y lo sabe. Por eso el acuerdo fue presentado de forma confusa –incluso tuvieron que aclarar las cifras en una comunicación posterior- y estaba repleto de excusas. La Verde tiene un serio problema no con un “troll de internet” sino con los trabajadores en las fábricas. Y de ahí brota su propia crisis interna, tal y como se manifestó en San Luis.
De hecho, la noticia de InfoAlimentación señala además con indignación la condena a la burocracia sindical, reflejada en un cartel colgado en el paro de Pepsico. Según el portal, los trabajadores son injustos porque estaríamos ante una “dirigencia de trayectoria y reconocida en la política nacional”. En eso, nada para discutir. Nadie puede desconocer la trayectoria de Daer entregando en bandeja a los trabajadores con todos los gobiernos. Los trabajadores la conocen y muy bien.
Los métodos de lucha
El último elemento de este comunicado nefasto lo encontramos en la condena tácita al paro y a los métodos de lucha votados en la asamblea de Pepsico: “Las Comisiones Internas de las grandes alimenticias tienen la posibilidad de negociar, con el respaldo del Sindicato, beneficios y bonos que compensen los acuerdos paritarios, que tienen un carácter obligatorio y rigen para todo el sector. Las grandes alimenticias con capacidad económica suelen responder a este tipo de peticiones cuando las negociaciones son bien encauzadas.”
Como se ve a primera vista, la burocracia sindical condena el paro decidido por los trabajadores. Les está diciendo que si pelean, no van a conseguir nada. Solo quedarse sin trabajo. En cambio, hay que pedir las cosas “bien”. Lo curioso es que acto seguido, trae una serie de ejemplos donde la burocracia no consiguió nada, como en Arcor o Dulcor. ¿Dónde sí se consiguió algo? En Puerto Deseado, donde la huelga empujada por los pesqueros –con piquetes y bloqueos- consiguió un 36% de aumento. Donde no se luchó, en cambio, tenemos un 6,5% sin retroactivos. El sindicato que pide un 15%, que apenas llama a un paro de 2 hs. por turno que no dura ni medio día, y que no consiguió NADA, le piensa decir a los trabajadores de Pepsico y de la Alimentación lo que tienen que hacer para arrancarle a la patronal el aumento y el bono…
Hay un camino
Los trabajadores de Pepsico, como la huelga pesquera en el Sur, marcan el camino a seguir no solo en Alimentación sino en todos los sectores. Para combatir el congelamiento salarial, el pedido de reactivación de la paritaria a través de bonos miserables –como el que anunció Caló que pediría para la UOM- o las suspensiones con recortes salariales, hay que ponerse de pie con un plan de lucha impulsado en asambleas. En manos de la burocracia sindical peronista, solo vendrán más derrotas.
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución
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