Caída libre La agudización de la crisis hegemónica en Brasil – Nicolás Grimaldi y Martin Pezzarini

en El Aromo nº 97/Entradas/Novedades

Caída libre. La agudización de la crisis hegemónica en Brasil

Temer aparece asediado por dos flancos. Por un lado, por la clase obrera que viene movilizándose contra las reformas y protagonizó dos huelgas generales. Por el otro, por la propia burguesía, que comienza a soltarle la mano. Su caída es una cuestión de tiempo.

Nicolás Grimaldi y Martin Pezzarini

LAP-CEICS


 Brasil no deja de ascender en su espiral de crisis política desatada hace más de un año y que parece incontrolable. Ya se deglutió a un presidente y falta poco para que caiga el segundo. La última novedad fue la aparición de pruebas que demuestran que, al menos, tanto Michel Temer como Aecio Neves recibieron sobornos de la empresa frigorífica JBS. Joesley Batista, uno de sus dueños, participó del esquema de lavado de dinero a través de fondos de inversión, maniobra por la cual el ex presidente de la Cámara de diputados, Eduardo Cunha, se encuentra preso. El empresario también contribuyó al pago de sobornos para obtener la aprobación de la exportación de carnes de pobre calidad. Sin embargo, para evitar el mismo destino que Cunha, Joesley pactó con la Justicia brasilera un acuerdo de delación premiada, que le permitiría pagar una multa de 225 millones de reales, a cambio de no ir a la cárcel y, de paso, cumplir con los requisitos del Departamento de Justicia de Estados Unidos, para poder concentrar su producción en las 56 fábricas que posee en ese país. O sea, el Estado norteamericano es parte de la desestabilización.

Como parte del acuerdo, Batista debía entregar información respecto a las redes de corrupción. Por ese motivo, el 7 de marzo se reunión con Michel Temer, llevando un micrófono escondido. En el audio, se lo escucha al presidente de Brasil aceptando el pago de coimas a un empresario que podría complicarlo en el caso Lava Jato. También, se lo escucha pidiéndole que mantenga el pago de sobornos a Cunha y a su operador, Lucio Funaro (también detenido), a cambio de que “no hablen”. Luego, aparecieron videos donde se ve cómo el diputado Rocha Loures, del PMDB y apuntado como el recaudador de Temer, y al primo de AecioNeves, Federico Pacheco Medeiros, reciben maletines con dinero a través de miembros de la empresa JBS. Al primero le habían adelantado 500 mil reales, mientras que al segundo le adelantaron 1,5 millones. Neves aparecería en otro audio, reclamándole el pago de 2,8 millones de reales a cambio de defenderlo por el caso Lava Jato. Batista, también dijo que Guido Mantega, ex ministro de Hacienda, era su contacto con el PT. Por todo esto, Neves fue separado de su cargo en el Senado por parte de la Justicia, dos familiares suyos fueron detenidos frente a las playas de Ipanema, y el PSDB analizó su expulsión del partido.

Por su parte, Temer tambalea. Se rumoreó sobre su renuncia, sobre la posibilidad de un nuevo impeachment, o del adelantamiento de las elecciones. Es claro que la maniobra de la grabación tuvo alguna complicidad de la política norteamericana (con lo cual, se desbarata la idea de que el imperialismo quería a Temer). La crisis llegó hasta el núcleo del Gobierno, con renuncia de ministros incluida, como Bruno Araújo y Roberto Freire, del PSDB y el PPS, respectivamente, y con miembros del PSB y el DEM que han reclamado la renuncia de Temer y la convocatoria a elecciones.

Desgranándose

Entre tantos ataques, Temer recibió una buena noticia: el Tribunal Superior Electoral lo absolvió en la causa por “abuso del poder económico y político” de la fórmula Rousseff-Temer (en 2014). El fallo resultó de una votación muy ajustada: 4 a 3. Dos de esos cuatro votos fueron de Tarcisio Vieira y Admar Gonzaga, jueces nombrados por Temer recientemente y el voto del desempate fue de Gilmar Mendes, amigo personal del presidente. Vale aclarar que el proceso contaba con claras pruebas en contra para la dupla. Entre ellas, se encontraban las declaraciones “premiadas” firmadas por ex ejecutivos de Odebrecht, en la que confirmaron el aporte de 46 millones de dólares a la fórmula. También, aparecía la declaración del publicista Joao Santana (estratega de la campaña del PT) y su socia, Mónica Moura, que reconocieron también el financiamiento ilegal de la campaña. Además de Odebrecht, esos recursos provinieron también de otras empresas constructoras como OAS, Camargo Correa, Andrade Gutiérrez.

Sin embargo, ese fallo favorable es solo un oasis en un gran desierto. Cerrado este frente, el presidente aparece ahora en la órbita de la Procuraduría General de la República por intento de obstrucción de la justicia, corrupción pasiva y asociación ilícita, a raíz de lo sucedido con JBS, por la que fue denunciado por el Procurador General, Rodrigo Janot. Para que la denuncia penal avance y el presidente sea juzgado ante el Supremo Tribunal Federal (STF), se requerirá que la Cámara de Diputados acepte apartarlo del cargo, lo que requiere del voto de dos tercios de los legisladores.

A la caza de votos, Temer ya tensó el apoyo de Fuerza Sindical, representada en el diputado Paulinho (Partido Solidaridad). Ahora también está comenzando a perder el apoyo de la alianza política con la que llegó a la presidencia. Ya perdió los votos del PSB, lo que significó la sangría de  35 bancas de diputados y siete senadores. También, rompieron los alineamientos PPS, PSB, PLN y Podemos, mientras que el PSD aparece como próximo a romper.1 En total, significa un deceso de más de 60 diputados. El sostén más importante es la cúpula del PSDB, que había resuelto mantener el apoyo al Gobierno, siempre a cambio de que este mantuviese la ofensiva por la reforma laboral y jubilatoria. La madre de todas las batallas. En la votación que se realizó en la Comisión de Asuntos Sociales en el Senado, la reforma laboral de Temer perdió por 10 a 9, con los votos en contra de Eduardo Amorim (PSDB), pero también Otto Alencar (PSD), y Helio José, del PMDB, a lo que debe sumarse la ausencia de Sergio Petecao (PSD). Todo dicho.

Estamos, entonces, ante la ruptura de la alianza gobernante y, por lo tanto, una extrema debilidad de Temer. Pero eso no es todo, ya que la crisis se extiende hacia el interior de los partidos. El PSDB no logra tener una posición unificada, siendo Fernando Cardoso y el propio presidente del partido, Tasso Jereissati, los que empujan por la salida del PSDB del gobierno. El propio Jereissati no pudo (o no quiso) dar garantías que los 46 diputados del PSDB iban a votar en contra de un posible juicio político contra el presidente y anunció que apelará la sentencia por la fórmula Rousseff-Temer.2 También, se baraja que seis de los siete diputados del PSDB que integran la Comisión de Constitución y Justicia votarían a favor de que la denuncia prosiga a la reunión plenaria. A su vez, aparece el voto de Helio José, que derivó en la expulsión de los funcionarios Vicente Ferreira y Francisco Nilo Gonsalves, aliados del diputado.

La fractura alcanza, obviamente, también al PMDB. Renan Calheiros, senador, ha cuestionado a Temer, sosteniendo que su gobierno no tiene rumbo. Calheiros terminó renunciando a la dirección del PMDB. Es decir, Temer ya no cuenta tampoco con el apoyo del conjunto de su propio partido. El principal punto de ruptura tiene que ver con las perspectivas de la elección del 2018. Los diputados se juegan la renovación de sus cargos (lo que puede ser la llave de la impunidad). Por lo tanto, buscan despegarse del gobierno nacional.

La última carta a la que Temer apuesta es la designación de un nuevo Procurador General de la República, a partir de septiembre, cuando finalice el período de Janot. La candidata es Raquel Dodge, quien salió segunda en la elección realizada en la Asociación Nacional de Fiscales de la República, y ahora debe ser aprobada por el Senado. El primero de la lista había sido Nicolao Dino, el favorito de Janot, que actualmente se desempeña como Viceprocurador General Electoral. La principal cuestión gira en torno al Lava Jato, donde Raquel Dodge tiene una posición más moderada que Janot. Por ejemplo, cuando este último había trasladado fiscales estaduales para que trabajen con él en la causa, Dodge se opuso e incluso elevó una propuesta solicitando el retorno de los fiscales al Estado. Muchos procuradores que participan en el Lava Jato han sostenido que, en caso de que Dodge sea finalmente elegida, abandonaran la procuraduría, lo cual significaría un desarme del proceso.  Es decir, estamos ante un intento de dinamitar el Lava Jato desde adentro.3 Pero, como sabemos, todo depende de sus apoyos en su propia clase, que va menguando aceleradamente.

El verdadero árbitro

El trasfondo de esta situación es la incapacidad de Temer de llevar adelante las reformas que requiere la burguesía. En particular, debido a la oposición de la clase obrera, que ha emprendido una lucha contra la búsqueda por aumentar la edad jubilatoria y de ampliar la tercerización. Un proceso que dio lugar a una gigantesca huelga el 28 de abril, con la participación de más de 40 millones de obreros. Adhirieron, en ese momento, todas las centrales sindicales, Unidad Clasista, CUT, CSP/Conlutas, UGT, Fuerza Sindical, CTB, Nova Central. Trabajadores portuarios, de correos, metalúrgicos, docentes, petroleros, bancarios, estatales, hospitalarios, ferroviarios, petroleros, químicos, construcción y transportes, fueron las principales ramas que adhirieron a la medida. Como parte de la misma, se organizaron cortes en los principales puntos del país como Natal, Salvador, Recife, Brasilia, Belo Horizonte, Porto Alegre, Rio de Janeiro, San Pablo y Belém.

En San Pablo, la huelga estuvo principalmente sostenida por los obreros industriales del ABC, donde hubo una adhesión del 85%, y docentes. En Río de Janeiro, tuvieron principal protagonismo los trabajadores portuarios y de transporte. Se trató entonces, de la mayor huelga desde 1989, en la que participaron trabajadores de las ramas más importantes.4 Contó con la coordinación de conjunto de las centrales sindicales, que expresaba una tensión en el vínculo entre Temer y Fuerza Sindical, la segunda entidad del país.

El 24 de mayo, la clase obrera volvió a movilizarse, con la participación de 35.000 personas, convocadas por la Central Única de Trabajadores (CUT), Fuerza Sindical y  varios movimientos sindicales. La movilización intentó ingresar al Congreso, pero Temer apeló a la represión con gases lacrimógenos y balas de goma. El enfrentamiento con la policía se agravó, se ordenó la evacuación de todos los ministerios y, finalmente, Temer decretó la intervención del Ejército para reprimir las protestas. La decisión provocó controversias y críticas. Incluso la de Marco Aurelio de Mello, Ministro del Supremo Tribunal Federal. Si bien estaba previsto que los militares ocuparan las calles hasta el 31 de mayo, Temer tuvo que revocar su decreto al día siguiente. Finalmente, el 5 de junio, los dirigentes de todas las centrales sindicales de Brasil confirmaron la realización de una nueva huelga general para el 30 del mismo mes. Es decir, el presidente está retrocediendo.

Si bien en un primer momento, se había instalado que el principal reclamo de la huelga sea la salida de Temer, al acercarse la fecha del paro,  la consigna fue cambiando. A partir de la intervención de la UGT y Fuerza Sindical, la medida pasó de la más política (“Fuera Temer”) a una más económica como “Contra las reformas” e, incluso, a una que el propio Temer podría aceptar como “Ningún derecho menos”. No obstante, la CUT mantuvo una posición política ligada al PT al proclamar “Directas Ya”. Conlutas, por su parte, agitó “Fuera Temer”, lo que deja un campo de conciliación con la CUT. Claramente, ninguna central salió a reclamar contra el conjunto del personal político en un “Fuera todos”. También se produjeron importantes movilizaciones, con la participación del MST y el MTST, que protagonizaron enfrentamientos con las fuerzas represivas.

Esta huelga tuvo un impacto menor que la anterior. En San Pablo, los trabajadores del transporte no adhirieron a la huelga, por lo que la protesta estuvo sostenida por bancarios, docentes, petroleros, y trabajadores de la salud, que realizaron cortes en las principales avenidas, y un acto en el aeropuerto de Congonhas. Aquí, solo los trabajadores del metro se plegaron a la medida, mientras que los choferes de trenes y ómnibus decidieron no hacerlo. El Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos tampoco pudo garantizar la paralización total del ABC, como había sucedido el 28 de abril. Sí hubo adhesión de los trabajadores metalúrgicos en Sao José dos Campos, donde se registraron paralizaciones de las producciones en General Motors, Prolind, Hitachi, Parker Filtros, Heatcraft, y en Avibras, Parker Hannifin y Armco e Deca, en Jacarei.  Similar fue la situación en Río de Janeiro, donde el transporte terrestre y los aeropuertos funcionaron con normalidad, aunque hubo una fuerte adhesión de los bancarios, docentes, universitarios, y petroleros, que protagonizaron cortes de ruta. Por la tarde, una movilización en la Avenida Presidente Vargas reclamó la renuncia del gobernador carioca, pero fue reprimida por la policía.

En Minas Gerais, el epicentro fue Belo Horizonte, donde docentes y choferes garantizaron la medida¸ aunque el paro fue parcial en bancarios y trabajadores de la salud. En Brasilia, la huelga se sintió más fuertemente, por la adhesión que tuvieron los obreros del transporte, dejando desiertas las calles y los lugares de trabajo. En Sergipe, 40 sindicatos adhirieron a la medida, y se produjo la detención de tres personas que participaron de los cortes. En Río Grande do Sul, hubo adhesión de trabajadores del transporte, que también protagonizaron piquetes para garantizar el paro. Por este motivo, se produjo una brutal represión, con el arresto de 20 manifestantes.

En Natal, se plegaron principalmente trabajadores estatales, que lanzaron una huelga por tiempo indefinido contra el gobierno de Robinson Faria (PSD), por el atraso salarial. En Pernambuco, el paro también se sintió fuertemente, debido a que los trabajadores del transporte, si bien no adhirieron oficialmente a la medida, protagonizaron una protesta en la avenida principal, estacionando sus ómnibus allí para evitar la circulación. En Paraná, los choferes no adhirieron y los petroleros solo lo hicieron hasta las 9 am.

El principal obstáculo al desarrollo del paro fue que Fuerza Sindical y la UGT, con principal representación en el transporte, no garantizaron la medida. Incluso en el caso del transporte paulista, la UGT votó no plegarse al paro, aunque sí participaron de los actos y concentraciones. Esto se da luego de que Temer decidiera mantener, dentro de la reforma laboral, la llamada “contribución asistencial”, que es un aporte al sindicato que realizan todos los trabajadores, independientemente de que estén afiliados o no. Con esta medida, Temer logró quebrar la unidad de las centrales sindicales. De hecho, se realizaron dos actos diferentes. Fuerza Sindical, por la mañana, protestó en la Superintendencia Regional del Trabajo, y por la tarde, la CUT se manifestó en la Avenida Paulista. En concreto, se trató de una huelga general que tuvo menos fuerza que la anterior, producto de una mayor fuerza de las centrales más conciliadoras (Fuerza Sindical y UGT) frente a las más reformistas, ligadas al PT (CUT). Todavía no se desarrolló una corriente que cuestione al conjunto del régimen. Estas posiciones, ligadas al “Fuera todos”, se encuentran en sectores menos sindicalizados.

El futuro en sus manos

Temer aparece asediado por dos flancos. Por un lado, por la clase obrera que viene movilizándose contra las reformas y protagonizó ya dos huelgas generales. Por el otro, por la propia burguesía, que comienza a soltarle la mano. Primero, a través de los partidos y políticos que empiezan a romper con su gobierno. Segundo,por las corporaciones empresariales que condicionaron su apoyo a la aprobación de las reformas, como la Confederación de Agricultura y Pecuaria de Brasil (CNA), la Confederación Nacional e Industrial (CNI), y la Federación de Industriales del Estado de Sao Paulo (FIESP). Cuándo va a caer, es una cuestión de meses o, tal vez, semanas.

Más allá de la aprobación o no de las reformas, lo que queda claro es que el régimen no consigue resolver la crisis en la que está inmerso. Los mismos que hace un año atrás exigían la salida de Dilma y apoyaban la asunción de Temer, hoy le quitan su apoyo y comienzan a pensar en su expulsión. La necesidad de muchos políticos de mantener su cargo, como una forma de evitar la cárcel, los empuja a despegarse del Gobierno. Esto puede complicar también la aplicación del ajuste, la principal tarea de Temer. En caso de caer, el nombre de Rodrigo Maia (del Partido Demócrata), también acusado por el Lava Jato, aparece como el sucesor más inmediato.

Por su parte, la clase obrera continúa protagonizando movilizaciones, aunque no con la misma frecuencia que el año pasado. Hasta ahora, las mismas han tenido una fuerte dirección del PT y sus organizaciones aliadas, que han creado el Frente Amplio por las Directas Ya, donde ingresó el PSOL, con el que busca apuntalar el retorno de Lula. El fundador del PT se encuentra cercado por cuatro investigaciones judiciales por corrupción, obstrucción de la justicia y tráfico de influencias. Cualquiera de estas causas que lo encuentren culpable, en segunda instancia, lo inhabilitaría para presentarse como candidato. La izquierda tiene como propuesta, o bien la huelga general (PSTU), es decir ponerse bajo la dirección del PT, o bien la convocatoria a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana (MRT), es decir, resolver la crisis dentro del campo de la burguesía, porque sería ese mismo parlamento quien debería votarla y llamarla. Tampoco alcanza solo con conseguir la salida de Temer, que es lo que comienzan a agitar los partidos burgueses. En primer lugar, hace falta impugnar el conjunto del sistema político y proponer que la crisis la paguen los capitalistas y la expulsión de todo su personal político. Es necesario agitar por un gobierno de la clase obrera. La primera tarea de la izquierda debería ser reorganizar a toda esa vanguardia movilizada en sindicatos y por fuera de ellos en una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, que vote un plan de lucha y un programa socialista que haga que intervenga revolucionariamente en esta crisis, en la cual la burguesía está perdiendo su capacidad de ejercer el poder.

Notas

1https://goo.gl/aGYkHt; https://goo.gl/V8U8iW

2Folha, 15/06/2017

3https://goo.gl/iSwKU2

4Resumen Latinoamericano, 28/04/2017

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