Buenos Aires: Planificando la degradación educativa: el cierre del año escolar

en ECD/El Correo Docente 29

Por Cristian Lovotti

Se acerca fin de año y la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) envió a las escuelas de todos los niveles los lineamientos generales para la finalización del ciclo lectivo 2020 y para el comienzo del año próximo. Este amplio documento, que define lo referido a los contenidos, la evaluación, la calificación y la acreditación, pone de relieve y amplía un proceso de degradación educativa que se profundizó con el aislamiento, pero que es previo a la pandemia.

En efecto, la educación en la Argentina acompaña el agotamiento de las relaciones sociales capitalistas. Este fenómeno, que se manifiesta en el crecimiento de la población sobrante (desempleados) y en la necesidad de una mano de obra menos calificada, se revela con toda su fuerza en la necesidad de una clase obrera con menos conocimientos. En nuestro país se suma además el exponencial crecimiento de una mano de obra no empleable, por eso sobrante y no educable, que la pandemia también profundiza. De allí que, como se observa en los recientemente publicados resultados de las Pruebas Aprender 2019, el 72 % de los estudiantes del último año termine sus estudios sin aprendizajes suficientes en matemática. Esta cifra, para el mismo espacio curricular, trepa por encima del 40% si se considera a todos los estudiantes del sistema educativo. En Lengua, por citar otro ejemplo, el 39% sólo alcanza conocimientos básicos en lectura: entenderán lo que leen, con suerte. En síntesis, es necesario prestar atención a estas tendencias de fondo, si uno quiere comprender qué es lo que se está poniendo en juego con estas medidas para el cierre del año escolar. Porque, como vemos, lo que se presenta como coyuntural, propio de una situación de crisis, no es más que la continuidad de un proceso anterior: la degradación progresiva de la educación que reciben los hijos de los obreros. Veamos el significado de las resoluciones recientemente implementadas.

En proceso…

Lo cierto es que las indicaciones en la provincia de Buenos Aires llegan bien tarde: a menos de dos meses del cierre del ciclo 2020. La coartada del gobierno para justificar tremendo letargo reside en la fusión del año 2020 con el 2021. En efecto, se trata de una medida nacional que data del mes de mayo. Evidentemente, la provincia de Buenos Aires se tomó largos meses para elaborar sus propios anuncios y recién en octubre avisan lo que se debería haber priorizado como contenidos en el trabajo 2020. Aquellos contenidos que no fueron desarrollados este año, porque ni modo de haber adivinado, pasarán a abordare en forma conjunta en 2021 junto a los del ciclo siguiente. El gobierno pretende convencer a la sociedad que así defiende la calidad educativa pero lo cierto es que representa una verdadera quimera pensar que todos los núcleos de aprendizaje no enseñados, puedan ser recuperados bajo esta modalidad bienal sin modificar el proceso pedagógico. Suponer que un docente puede atender de forma personalizada un grupo de, entre 20 y 30 alumnos, donde la pandemia profundizó la desigualdad de sus pericias es una cínica mentira o una ingenuidad. Cualquiera de las dos opciones es un crimen contra la educación de millones de niñas y niños.

Sin embargo, la provincia tiene una segunda estrategia para “convencernos” de su defensa de la calidad. Como aún la reducción de contenidos parece inviable y esto no se le escapa siquiera a los funcionarios de la DGCyE, procedieron a unificar materias enteras en áreas; como Ciencias Sociales (historia y geografía) y Naturales (biología, física y química). Al mismo tiempo, se establecieron una serie de contenidos prioritarios propios de una modalidad intensiva. En sentido, se especifica que estos núcleos de aprendizaje son los conocimientos mínimos que un estudiante tiene que alcanzar para la acreditación de la unidad pedagógica de dos años. Como señala el documento en cuestión: “la propuesta consiste en una reorganización de los contenidos curriculares de la escuela secundaria de acuerdo a ejes y subejes prioritarios de muy amplio alcance temático”. Destacamos el “muy amplio”. Por ejemplo, para el caso de Matemática de primer año de la escuela primaria, se ha decidido contemplar únicamente las unidades de numeración y medida, dejando sin abordar el estudio de la geometría y el espacio. Entonces, quienes cursen bajo esta modalidad, no habrán trabajado las características propias de figuras como una pirámide, un prisma, un cuadrado o un rectángulo. En Ciencias Naturales del segundo grado de dicho nivel, no podrán reconocer las geoformas de los paisajes, como llanuras, montañas, costas de ríos, lagos y mares, ya que no forman parte de la cursada abreviada. Para el caso del cuarto año de Historia, se propone tomar como eje prioritario el estudio de “América Latina y Argentina en el marco de la guerra fría”, dejando fuera de consideración el estudio de una de las crisis capitalistas más profundas, y su resolución por medio de la guerra: nos referimos, como habrá supuesto el lector, a la crisis de 1929 y a las dos contiendas mundiales. Por último, el recorte también abarca a contenidos desarrollados en forma previa al aislamiento: “para las y los estudiantes que tengan pendientes el mismo espacio curricular de dos o más años, se podrán proponer acompañamientos y acreditaciones integrados sin diferenciar programa por año de cursada”. En otras palabras, como ya ocurre con los planes de estudio del FINES, se opera sobre el currículum a enseñar un recorte severo de aprendizajes. La provincia de Buenos Aires se pone a tono con lo que ya hizo Río Negro en su reforma educativa y apela a la acreditación por correlatividad.

Al mismo, con excepción de los últimos años de cada ciclo que sí recibirán calificación numérica, se establece la valoración cualitativa del desempeño escolar para todos los estudiantes. Específicamente, la acreditación se realizará tomando los niveles cursados en 2020-2021 como un único ciclo y en base a los núcleos prioritarios de aprendizaje mencionados; es decir, el currículum recortado. Para aquellos que no alcancen los conocimientos necesarios durante el año en curso, se prevé un periodo de promoción acompañada mediante el cual “se generen distintas acciones de complementación, acompañamiento e intensificación de la enseñanza para que las y los estudiantes con aprendizajes pendientes puedan promocionar”. En todos los casos, se tomarán como parámetro de evaluación “las actividades y las vinculaciones que han realizado las y los estudiantes con una mirada centrada en lo que sí pudieron lograr, más que remarcar punitivamente la falta”. En este sentido, hay que tener en cuenta que la evaluación no sólo sirve para valorar lo aprendido, sino también para poder reorientar el proceso de enseñanza. En otras palabras, no se puede medir cabalmente lo que se sabe si no es relación a lo que no se aprendió. En resumen, como está planteada la evaluación, la comparación con un régimen de promoción automática no parece ningún capricho. Para peor, aún si el alumno no hubiera obtenido los contenidos mínimos recortados, el acompañamiento será realizado por distintos actores institucionales. Tal como reza la normativa podrán acompañar miembros del equipo directivo, docentes, EOE, preceptores/as, bibliotecarias/os, otras/os. Es decir, para un currículum degradado y general la conclusión lógica es el borrado completo de la figura del docente especialista del contenido. Por eso, el que acompaña en la recuperación puede ser cualquiera, incluso “otros”. ¿Quiénes serán esos “otros”: madres, padres, auxiliares? En Santa Cruz y en Tierra del Fuego, el peronismo fue especialista en la introducción de madres y padres “recuperadores” frente a los docentes en huelga. No deben asombrarnos las peripecias de Axel en la provincia.

Conteniendo

Si algo queda claro en la normativa provincial es el lugar que el peronismo le da a la escuela: la contención social. Por eso, la escuela, progresivamente, relega su función en la construcción de conocimiento, privilegiando la contención, especialmente en aquellos establecimientos a los que asisten los hijos de los obreros. Que recién en octubre la provincia se ocupe de qué contenidos se debieron priorizar, da cuenta de ese proceso que no hace más que adaptar la escuela a ese horizonte embrutecedor para el más de 60% de niñas y niños pobres. Así, los resultados de las Prueba Aprender del año pasado, dan cuenta de que “el 33% de quienes habitan en hogares de nivel socioeconómico bajo se ubican por debajo del nivel básico en Lengua y el 64% en Matemática”. En este mismo sentido, sólo el 43% de los estudiantes provenientes de los hogares de menores ingresos pudo terminar el secundario el año pasado. Este fracaso se contrapone con una escuela que se erige como un lugar donde las tensiones sociales buscan ser canalizadas institucionalmente. De allí que “la prioridad, desde el primer momento, fue generar y mantener el vínculo pedagógico con las y los estudiantes, establecer la comunicación necesaria y, en muchos casos, ofrecer contención y acompañamiento a ellas, ellos y sus familias. Lo señalado cobra relevancia cuando se advierte que, en el segundo semestre de 2019, el 53% de la población de hasta 17 años de edad, vivía en hogares que no llegaban a cubrir los ingresos de la canasta básica y, como dijimos, la pandemia dejará a más del 60% de las niñas y niños en la pobreza. A ese cuadro se suma el desempleo real cercano al 30%. Así, la escuela capitalista en un país en descomposición como el nuestro pierde su función educativa en detrimento de su papel en la contención social. El gobierno lo sabe y, por eso, desde el día uno se ocupó de garantizar bolsones de comida a través de la escuela y los contenidos… después vemos. En síntesis, el capitalismo argentino experimenta un proceso general de descomposición. Las resoluciones tomadas para el cierre del ciclo escolar muestran la continuidad de una tendencia a la degradación del sistema educativo y su profundización: no hay ninguna receta para menguar la desigualdad social que la pandemia profundiza. Apenas disimularla por la vía de la promoción automática y acompañada de los contenidos recortados de un currículum ya recortado. Por eso, frente a la erosión del aprendizaje, una educación científica y de calidad necesita del acceso a recursos que se vuelven indispensables en este contexto. En este sentido, la Corriente Nacional Conti-Santoro, señaló, desde el inicio de la pandemia, la importancia de disponer de una computadora e internet de calidad y gratuito para todos los estudiantes, parejas pedagógicas para poder resolver todas las demandas educativas, la necesidad de duplicar los cargos y emplear a todos los docentes disponibles, un censo general de infraestructura, para saber con precisión con qué recursos contamos, una evaluación real y certera de qué están pudiendo hacer los alumnos en la educación remota para partir de ese estado de situación a la hora de diseñar un plan. Mientras el gobierno solo ofrece demagogia barata, embrutecimiento y desprecio por la educación de millones, nosotros debemos organizarnos para poner en pie un plan. Congreso Educativo de docentes y familias para decidir qué enseñar, cómo y para qué. Solo así pondremos de pie un sistema educativo que responda a nuestras necesidades y no a las de los degradadores de siempre.

Etiquetas:

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

*

Últimas novedades de ECD

Ir a Arriba