En el día de ayer, nos enteramos que, en algunos distritos, los docentes fueron a vacunarse pero no pudieron hacerlo. El motivo: no había vacunas. Por citar algunos ejemplos podemos hablar de Merlo, San Miguel, Vicente López, Mar del Plata y Chivilcoy. Esto se suma a una serie de irregularidades tales como un orden irracional en la designación de los turnos que no se otorgaron ni cronológicamente ni por prioridad de factor de riesgo.
Nada de esto debería sorprendernos. Fernández y Ginés en noviembre hablaban de que ya tenían reservadas para el país 25 millones de vacunas. Que a partir de diciembre no llegaría nada de lo estipulado es ya historia conocida. En enero, para avanzar con la vuelta a clases presenciales, Kicillof y Vila anunciaban que los docentes serían vacunados desde los primeros días de febrero. Primero sería el lugar de los mayores de 60 y con factores de riesgo, luego el resto. El 17 de ese mes nos hicieron regresar a una presencialidad criminal con ningún docente inmunizado. En marzo, para frenar el descontento general con esa presencialidad que sabíamos era una ida al matadero, organizaron una gran puesta en escena en nombre de la vacunación docente. La conducción de Suteba fue parte del show poniendo sus seccionales como centros de vacunación, arengando a que los docentes se saquen fotos y las suban para mostrar eso que querían presentar como un logro. Lamentablemente parte de la Multicolor se subió a ese carro y también salió a hablar de vacunación masiva. En ese momento, alertamos que se trataba de una farsa, primero, porque la vacunación estaba lejos de ser masiva, y lo sigue siendo ya que a la fecha solo se inmunizó con dos dosis al 1% de la población. Segundo, porque ni siquiera es masiva para los docentes, ya que, hasta el momento, la vacunación con dos dosis de docentes aún sigue también en torno del 1%. Según los datos de SUTEBA, hasta el viernes pasado, se habían vacunado un total de 178.440 docentes y auxiliares, sobre un total de un mínimo de 500.000, es decir, el 35%. El número no incluye al personal de “gestión” que forma parte del protocolo fijado por nación y aumenta la lista. Además, recordamos que en la provincia de Buenos Aires hay 17.541.141 personas, que más de 7.000.000 son los que moviliza el sistema educativo y que no podemos actuar ante una pandemia de forma corporativa: que nos vacunen a nosotros y al resto lo lamento. Precisamente, el problema reside en la absoluta falta de vacunas a nivel nacional que con 3.823.465 de dosis distribuidas se reasignan entre los distintos grupos para generar la falsa imagen de masividad.
Por eso, estamos ante un problema nacional porque esta política de presencialidad sin vacunas, es impulsada por el gobierno nacional. Por eso, los mismos problemas se extienden a lo largo y ancho del país. De la misma manera, se extienden las muertes de compañeros y compañeras. Ya contamos un total de 6 fallecidos: 3 en Jujuy, 2 en Provincia de Buenos Aires y 1 en Misiones. Son docentes que hoy estarían vivos y vivas, si no fuera por la política criminal que lleva adelante el gobierno nacional acompañado por los gobiernos provinciales. Por eso decimos que se trata de crímenes sociales: son muertes evitables que responden a la defensa de la lógica capitalista en mano del gobierno. No extraña que la apertura total de la economía exija la función social de guardería de la escuela porque a eso está limitada la presencialidad actual. Son evitables, porque se podría garantizar la virtualidad si se reparten todos los recursos necesarios, tanto para alumnos como para docentes. No exageramos cuando hablamos de presencialidad criminal y llamamos a poner en pide un plan de lucha para frenarla.
Vacunación masiva ya
¡Sin vacunación masiva la presencialidad es criminal!
¡Exigimos todo lo necesario para garantizar la educación virtual: computadoras, wi-fi de calidad y gratuito, contratación de docentes desocupados y equipos de acompañamiento pedagógico y técnico, licencia laboral remunerada para quienes ejercen las tareas de cuidado de menores y mayores a cargo!
¡Nuestras vidas primero! Firma nuestro petitorio
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