Buenos Aires- Moreno ¿Qué pasa con la lucha en el distrito de Sandra y Rubén?

en Conti-Santoro/Novedades

El 2 de agosto se cumplieron los tres años del crimen social de Sandra y Rubén. En el 2018 la muerte de los compañeros fue culpa de la clase social que gobierna. No se trató de un accidente ni fue responsabilidad exclusiva de Vidal. Ella, antes Scioli, antes Solá, el peronismo y el macrismo, todos convirtieron a las escuelas en un cromañón en potencia.

Hace tres años lamentamos la muerte de estos compañeros. En Moreno surgió algún tipo de organización para exigir condiciones de infraestructura. Ctera y la celeste hacían alarde de exigir 12 puntos de infraestructura. La izquierda llegó a señalar al ajuste del macrismo como el responsable. Sin embargo, sin plan de lucha, sin programa propio de la clase obrera para la educación, la lucha se diluyó y hoy vemos las consecuencias. En el 2018 evitaron señalar que el kirchnerismo era tan responsable como Vidal del estado de las escuelas y de la educación en general. Aquella concesión simbólica de la multicolor al kirchnerismo la pagamos caro al punto que en esta presencialidad criminal ni siquiera se cumplen los puntos básicos del protocolo lavandina. Veamos

El protocolo: tan inútil como ninguneado.

La presencialidad sin vacunación masiva de la población con dos dosis es criminal. El protocolo con el que gobierno nos hizo volver a las aulas era una escenografía para mantener la ficción del cuidado. Ya demostramos hasta el cansancio que la presencialidad lleva al aumento exponencial de los contagios. A su vez, el protocolo placebo sirvió también para poner sobre la mesa las falta de infraestructura general que hay en la provincia. En Moreno (como en tantos otros distritos) ni siquiera se cumplieron los puntos básicos del Plan Jurisdiccional: termómetros que no funcionaban, incapacidad para el distanciamiento social en las aulas, escuelas en obras y abiertas.  En algunas, incluso, la provisión de mascarillas y alcohol quedaba a cargo de las y los docentes.  En este sentido, los productos de sanitación que debían encontrarse en los baños, tanto de alumnos como de docentes, son inexistentes. Ni que hablar de la ventilación cruzada, que en los salones es imposible de aplicar, por las características propias de las construcciones.

Pongamos por ejemplo la Escuela Secundaria 62, cuya matrícula ronda los 600 estudiantes. En los baños de mujeres se encuentra habilitado apenas un inodoro de un total de tres, mientras que en el de los varones, los únicos dos inodoros no cuentan con la conexión de agua correspondiente. Ante dicha situación, los equipos de conducción, solicitan al personal auxiliar a acarrear baldes de agua hacia el primer piso, en donde se encuentran ubicados los baños. En esta escuela tampoco se cuenta con baños para docentes, por lo que deben compartir baños con el total de los estudiantes.  

Los 12 puntos de infraestructura y otras yerbas

Mientras luchamos por la suspensión inmediata de la presencialidad en todo el país y de todo lo necesario para la virtualidad, sabemos que la lucha por infraestructura para cuando finalice el peligro de pandemia, sigue vigente. Pese al programa lanzado con bombos y platillos por Vila y Kicillof, “Escuelas a la Obra”, las condiciones de infraestructura continúan siendo deplorables: vidrios rotos, filtraciones en techo y paredes, techos que se llueven, falta de provisión de gas y agua. Es muy difícil contra con datos puesto que se dificulta el acceso a información: pruebas de hermeticidad, examen bromatológico del agua, limpieza de tanques, etc. No hay un relevamiento realizado por personal idóneo.

Como si todo esto fuera poco, actualmente hay 10.000 chicos sin vacantes en los niveles primario y secundario. Los alumnos que efectivamente van a las escuelas no tienen cubierto el servicio alimentario escolar que no llega a cubrir nunca la totalidad de la matrícula de los establecimientos. Además, en el distrito ícono de la degradación educativa, sólo se cuenta con un hospital público, totalmente desfinanciado. La población vacunada con dos dosis no llega al 13 %.

El sindicalismo:

Vale preguntarse cómo pasamos, en el distrito del crimen social de Sandra y Rubén, de cerrar las escuelas que no estuvieran en condiciones, de organizar acciones en reclamo de justicia por los compañeros asesinados, de organizar movilizaciones semanales, acampes y ollas populares a este estado de inmovilismo. ¿Qué pasó en el medio que naturalizamos ir a las escuelas donde ni siquiera el protocolo placebo se cumplía, escuelas en obra, escuelas sin calefacción? ¿Qué pasó en el medio que accedimos incluso a comprarnos los materiales de protección que el estado se comprometió a dar y nunca suministró? ¿Qué pasó que aceptamos una presencialidad que nos lleva a enfermar, contagiar y morir? ¿Por qué fueron disueltos los comités de crisis?

No cabe más que preguntarse por el sindicalismo, por las direcciones de esos movimientos. La organización del 2018 se diluyó porque todas las tintas fueron cargadas contra el macrismo. El kirchnerismo explotó esta situación y la izquierda se lo permitió. No es extraño que la celeste militara por Kicillof como quien remendaría los males causados por Vidal. La celeste lo hace porque es su razón de ser. La multicolor por ese miedo a que denunciar al peronismo sea piantavotos o porque, de tanto ir detrás de la conciencia más atrasada de la sociedad, se convenció de que la única alternativa que puede construir es un sindicalismo “luchador y honesto”. Esto explica el silencio y complicidad de la burocracia sindical y de la asamblea de directores “en lucha” que abalaron la vuelta a clases pese a los más de 20 compañeros muertos en toda la provincia.

No esperar más Pese al panorama gris aún nos podemos organizar, darle un nuevo despertar a esa indignación que nos motivó en el 2018. Hoy son tantos los muertos por culpa de este gobierno que no se registran sus nombres, pero la lucha contra la presencialidad y, en paralelo, por todo lo que necesita la clase obrera para la educación no puede hacerse esperar más. Hagamos asambleas en las escuelas, exijamos  a  la multicolor  que llame a un plenario provincial, exijamos la construcción de un plan de lucha. Levantemos la voz por lo que realmente necesitamos, no nos dejemos convencer de que hay que conformarse con lo que nos dice que es posible. La condiciones para ganar todo lo que es nuestro la tenemos que armar nosotras y nosotros.

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