Después de varias semanas de negociaciones y con una serie de demostraciones de fuerza mediante, con la excusa del rescate a SanCor, Atilra pactó con las cámaras empresarias del sector lechero, un nuevo acuerdo salarial.
Según lo acordado entre la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera, los representantes del Centro de la Industria Lechera (CIL) y de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APyMEL), se aplicará con retroactividad al mes de octubre, una actualización del 25 %, respecto a los números arribados en la negociación anterior de abril 2021. El retroactivo se hará efectivo, en cinco tramos iguales, no remunerativos con las liquidaciones de noviembre a marzo del año próximo.
Como de costumbre los voceros del gremio, intentan hacer pasar esta negociación ante los trabajadores, como un crecimiento salarial real del 50 por ciento, lo que obviamente no se ajusta con la realidad del bolsillo de los obreros del sector. A tal punto, estos números están muy lejos de recomponer el poder adquisitivo de los lecheros, que a último momento debieron incluir en la negociación un 6% extra para los próximos cuatro meses a cuenta de la negociación del 2022 y un bono de 20 mil pesos en cuatro cuotas de $ 5.000, pagadero entre los meses de diciembre, enero, febrero y marzo. Bonos que, en la práctica, son muy pocas las empresas que cumplen con el pago en tiempo y forma, especialmente las Pymes y también algunas de las consideradas grandes, que viven aduciendo crisis financieras.
Una vez más, las disputas que demoraron el cierre de los acuerdos estuvieron centradas en el beneficio que obtiene el gremio de parte de los empresarios, que según trascendió será de 41.500 pesos por cada trabajador. Por su parte las lácteas pequeñas y medianas aportaran al sindicato un total 27.000 pesos por empleado.
La situación de los trabajadores de SanCor nuevamente no se hizo presente en la mesa paritaria.
Desde hace años las y los compañeros de SanCor Cul, vienen denunciando y exponiendo a la patronal y al sindicato por su accionar cómplice, tanto en lo que respecta a la destrucción de puestos de trabajo, como en el empobrecimiento y degradación de las condiciones de vida de los empleados que aún permanecen vinculados a la empresa. SanCor se ha entrado y salido de las discusiones paritarias, según las necesidades y conveniencias del gremio, actuando como contrapeso a favor de este en distintas oportunidades donde las negociaciones con las demás empresas se tornaban complejas. Pero más allá de su presencia o no en la mesa salarial, desde hace al menos 5 años no respeta nada de lo que allí se firma. No paga ni aumentos, ni bonos, no realiza aportes patronales, ni de obra social, suspende sistemáticamente a la mitad de su planta de personal y lo más grave de todo: mantiene a cerca de 500 trabajadores de todo el país suspendidos desde fines de 2019, percibiendo solamente $ 10.000 por mes. De más está decir que ninguno de estos hechos, por supuesto, son desconocidos ni por Atilra ni por el Ministerio de Trabajo, que hacen caso omiso a la crítica situación que viven los empleados de la cooperativa.
Es por eso que ante las versiones que circularon en los últimos meses sobre salvatajes, despidos masivos, subsidios por desempleo y las marchas y contramarchas de los inversionistas amigos del gobierno, venimos exigiendo y denunciando que no hay ningún arreglo posible para SanCor que no contemple a la totalidad de los trabajadores de nuevo en sus puestos laborales. Y que la única intervención estatal viable para la empresa es la estatización para luego ponerla a producir en toda su capacidad, brindando un beneficio social tan importante como es el de los alimentos lácteos.
Trabajadores lecheros: Rehenes de la burocracia patronal
Cómo vimos, toda conquista que se presenta detrás de cada negociación salarial, es escasa y mentirosa. Año tras año, nuestros sueldos pierden frente a la inflación y el encarecimiento del costo de vida. Las condiciones de trabajo son cada vez peores y en algunos casos, como los de muchas Pymes, de una extrema precariedad, Los que dicen representarnos pelean tenazmente con los empresarios, pero por los ingresos que van a parar a sus arcas. Incluso lanzan paros o movilizan para demostrar fuerza, pero no lo hacen por los trabajadores que perdieron todo.
No podemos seguir siendo rehenes de esta gente que decide por los empleados y sus familias, ni de los empresarios que ajustan siempre sobre los trabajadores. No puede ser que cada plan de lucha que se anuncia, es para defender siempre intereses que no son nuestros. Es necesario organizarse en las fábricas, debatir en asambleas que peleas son las que nos representan y rodear de solidaridad a aquellos compañeros que han sido abandonados por la patronal, sus representantes y por el estado.
Por una verdadera representación gremial. Fuera la burocracia de ATILRA.
Trabajadores lecheros en la Corriente Clasista Goyo Flores