La semana pasada, a pocos días de fin de año, nos enteramos que se concretó una reunión paritaria de la administración pública nacional. Aunque en enero se debería efectivizar la cláusula de revisión del porcentaje pactado, que a todas luces quedó por detrás de la inflación, el problema salarial no se tocó. Lo que se decidió es imitar una cláusula que aparece en convenios privados que asegura a los sindicatos, tanto ATE como UPCN, un aporte del conjunto de los trabajadores, afiliados o no, del 0,5%. En el caso de los afiliados, ese porcentaje se absorbe de la cuota sindical, por lo cual en la práctica solo se le cobrará a los no afiliados. Se promete que ese aporte se destinará a actividades de capacitación y acción social, pero la realidad es que nada de eso sucede en los sindicatos que reciben ese aporte. Se trata simplemente de una forma de engrosar la caja de la burocracia exprimiendo más los magros salarios de los trabajadores, garantizando que se le sacará plata incluso a los que deciden no afiliarse. Así, el gobierno premia a ATE y UPCN por su buena labor como burócratas: garantizaron el ajuste sin conflictividad. Para esto sirvió tener un gobierno “del mismo palo” (peronista como ellos): más hambre para los trabajadores con flujo de caja para la burocracia.
Los sindicatos necesitan recurrir a esto porque sus cajas se ven erosionadas por dos causas: la caída salarial y la baja afiliación. Ambas son responsabilidad de las conducciones sindicales y consecuencia de su accionar burocrático. Por un lado, la firma de paritarias por debajo de la inflación afectó los aportes sindicales que cayeron en términos reales al ritmo de la rebaja salarial. Esta situación se arrastra hace más de una década gracias a que los sindicatos lo permiten. A ello se suma la baja cantidad de personal que se afilia a los sindicatos, producto del desinterés que genera la actividad sindical por la bronca acumulada en años de pérdida salarial y precarización laboral, sin que los sindicatos se muevan contra esta situación. Es por ello que sus cajas se achicaron y necesitan compensarlo. En retribución a sus servicios, entonces, el gobierno los premia con esta exacción a los no afiliados. Así, la burocracia consigue compensar la caída de caja, sin tener que preocuparse por la caída salarial de las y los trabajadores estatales.
Estatales en la Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución