Altamira y los asesinos de obreros en Venezuela

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La Tendencia del Partido Obrero publicó una nota firmada por Jorge Altamira titulada “El chavismo es la retaguardia de la revolución latinoamericana”.[i] La misma funciona como respuesta a la nota enviada por parte de la agrupación venezolana Opción Obrera titulada “La revolución latinoamericana y Venezuela”.[ii] El debate tiene un sentido crucial, ya que se trata de una nota firmada por  José Capitán y Eva López. El primero de ellos, fue el autor de una nota publicada el 8 de julio del 2019, que llamaba apoyar la fracción pública de Altamira, apoyo que sería también señalando en la nota escrita por Savas Matsas en noviembre del 2019.[iii] Opción Obrera formó parte del CRCI hasta por lo menos el  2017.[iv] Es decir, se trata de un debate entre partidos que comparten vínculos internacionales. Ambos artículos presentan una visión similar, a saber, la reivindicación de un régimen burgués, represor y hambreador. Por lo tanto, atraviesan una línea que ningún revolucionario puede atravesar.

Los compañeros de Jorge

El texto que dispara el debate publicado por Opción Obrera es el más vergonzante, esgrimiendo que “no se puede ser neutral entre los dos campos burgueses en lucha”. ¿Qué campos? El nacionalismo chavista y el imperialismo norteamericano. Según su análisis, Venezuela estaría bajo todo tipo de ataques imperialistas, como embargos económicos, intentos de golpes y sedición, sanciones diplomáticas, entre otras. Esto es rotundamente falso. Hasta las sanciones impuestas por Trump en enero del 2019, Venezuela enviaba petróleo a EE.UU. sin dificultades. Hasta ese momento, las sanciones habían sido sobre patrimonios personales de funcionarios venezolanos en dólares, no sobre activos de empresas públicas, como PDVSA.

En segundo lugar, el chavismo emerge, según la visión de Opción Obrera, de la lucha antiimperialista del “pueblo venezolano” que comenzó con el Caracazo y que el chavismo recogió. Acto seguido proclama que “El nacionalismo no ha muerto, sigue vivo y tiene múltiples formas de expresión” ya que las masas aún continúan movilizándose por reclamos nacionales. ¿Qué se hace entonces frente a eso? No saltearse etapas, acompañar a las masas en su experiencia para evitar el aislamiento. Pero, si las masas aún se movilizan por el nacionalismo, ¿por qué aumentan la cantidad de protestas y saqueos? ¿por qué casi un cuarto de la población ha escapado del país? ¿por qué el chavismo tiene un rol represivo con las FAES y OLP? El texto no muestra el carácter reaccionario del chavismo, algo que sí menciona para el caso del Grupo de Lima, o sea Trump. Que Trump no es socialista es una verdad obvia pero, ¿qué queda para el chavismo que ha encarcelado, torturado, secuestrado y desaparecido obreros? ¿No conocen los casos de Rodney Álvarez y Alcedo Mora? ¿No son acaso esos métodos los de un gobierno reaccionario?

En el párrafo siguiente aparece la cuestión de que Venezuela no se ha alineado con EE.UU. como sí lo han hecho el resto de los países de la región. Los autores del texto, a esta altura es difícil llamarlos compañeros, no reconocen la influencia de China y Rusia en Venezuela, sus préstamos, sus contratos militares, sus acciones conjuntas, y su sociedad en el negocio petrolero, junto a Chevron, obviamente. El texto termina con una afirmación obvia por el desarrollo del mismo:

“Los que dicen ¡Fuera Maduro! ¿Pretenden con esto derrotar al imperialismo? No se puede ser neutral entre los dos campos burgueses en lucha, el programa nacional debe ser superado por las masas en su lucha, por supuesto la vanguardia proletaria dirigiendo, en la cual nosotros debemos estar, no nos quedemos esperando un milagro”.

Directamente llaman a apoyar al asesino de obreros Nicolás Maduro frente al asesino de obreros Trump. Esto no es novedoso, ya que cuando se originó el affaire con Guaidó, Opción Obrera llamó a reprimir las movilizaciones para “derrotar el golpe”.

Miserias del nacionalismo

“Dime con quién andas y te diré quién eres” dice el refrán. Ninguna organización que busque generar un apoyo hacia el gobierno de Maduro, propondría un debate con nosotros, que hemos denunciado al chavismo en cada oportunidad que se nos ha presentado, incluso antes de su descomposición final. Sí le han propuesto ese debate a la Tendencia del Partido Obrero. ¿Qué responde Altamira a este documento? El título ya nos da un adelanto: “el chavismo es la retaguardia de la revolución latinoamericana”. Este enunciado es sumamente grave. Estar en la retaguardia de la revolución, significa ser parte del campo revolucionario. Ergo, si el chavismo se ubica en la retaguardia de la revolución, Altamira lo reconoce como parte del proceso revolucionario y, por lo tanto, hay que llamar a defenderlo. Además de a Opción Obrera, Altamira debería de llamar “compañero” también a Nicolás Maduro.

La primera pregunta que uno debería hacerse es, ¿cuál es la revolución a la que se refiere Altamira? Si está hablando de una revolución socialista, hay aquí dos problemas graves. Primero, creer que, en Venezuela, con una clase obrera diezmada económica y políticamente hay una revolución obrera en marcha. En segundo, que el chavismo representa (aunque “deformadamente”, como suelen decir) al proletariado. Si alguien que mantiene a las empresas nacionales y extranjeras, que les da el privilegio de unos de los salarios más bajos del planeta y reprime cualquier huelga y manifestación obrera es considerado una dirección proletaria es que ya se ha perdido cualquier sentido de la realidad.

Nobleza obliga, el texto de Altamira señala algunas cuestiones que el de Opción Obrera omite. En primer lugar, la relación de Venezuela con Rusia y China, sobre todo en lo que respecta a los préstamos otorgados, aunque Altamira señala que:

“Un partido revolucionario que rechace la neutralidad “en esta lucha entre dos campos”, no podría tomar partido ‘a la Rosneft’, sino que tendría que denunciar ese apoyo, o los límites insalvables de ese apoyo, y denunciar la política de Maduro”.

Es decir, el problema es la supuesta entrega de la soberanía. La hambruna y el crimen social que es el chavismo, se deberían no al propio capitalismo nacional, sino a un elemento externo, el pago de la deuda para beneficiar los negocios de la boliburguesía. En segundo lugar, denuncia al chavismo, planteando que “Cuando empezamos a remover la espesura de la cúpula del bando nacional y popular, nos encontramos con un frente de fracciones reaccionarias”. Claro, pero no dice cuáles son esas características “reaccionarias” y por qué, pese a ellas, Altamira considera al chavismo como un elemento revolucionario. De todas formas, esto no alcanza para llamar al régimen como dictadura, sino apenas como “estado policial”. El problema del chavismo no es que tenga una fuerte presencia de las fuerzas represivas, sino que esas fuerzas son usadas para reprimir a la clase obrera. Más de 7 mil heridos y 250 muertos en más de 1.000 manifestaciones reprimidas desde 1998 a la fecha, 150 dirigentes sindicales procesados, 43 sindicalistas asesinados por el sicariato, 843 denuncias de torturas en cárceles, 20 obreros desaparecidos, 7.000 casos de gatillo fácil durante el gobierno de Maduro, un tercio del total de asesinatos producidos en Venezuela fueron realizados por fuerzas de seguridad. Esos son los números represivos del chavismo y de los crímenes que ha cometido contra la clase obrera. Altamira no denuncia esto y, por lo tanto, tampoco llama a defender a esa clase obrera.

Ya en lo que respecta a la cuestión de la neutralidad, Altamira plantea:

“Un partido que interviene en la lucha de clases no tiene espacio para ser neutral, nunca. Ni Suiza ha sido neutral. La denuncia de la neutralidad es una extorsión del nacionalismo burgués contra la izquierda, para imponerle un seguidismo político y para que actúe como comparsa en la orquesta de la burguesía nacional. El eufemismo ‘no podemos ser neutrales’, no dice nada todavía sobre la política concreta de quien lo esgrime de este modo abstracto. De acuerdo a lo que dicen los compañeros, en 2015, primero, el FIT de Argentina debió haber llamado a votar al cristinismo en la segunda vuelta electoral, y por el peronismo unificado, en 2019, si la elección no se hubiera zanjado en el primer turno. El ‘ballotage’ enfrenta, obligadamente, a ‘dos campos’; sin embargo, hubiera sido un error descomunal ir atrás del ‘nunca más vivo’ nacionalismo burgués (en Francia muchos izquierdistas eligieron a Macron contra Le Pen). En las guerras habría que apoyar a un bandido imperialista o a otro – siempre para evitar la perfidia de la ‘neutralidad’ (…) En el escenario de los ‘campos en lucha’, los socialistas debemos luchar, en última instancia, por imponer una redefinición de sus términos, separando a los obreros de la burguesía, y polarizar a los explotados frente a los explotadores. En una palabra, la participación activa en un terreno donde predominarían ‘dos campos en lucha’, debe tener el propósito estratégico de crear un terreno diferente de ‘campos en lucha’, entre el proletariado y la burguesía”.

Altamira hace planteos solo en abstracto, ya que en los hechos concretos ha ido en contra de lo que aquí sostiene. ¿Política Obrera no apoyó la guerra de Malvinas contra el “colonialismo” británico acusando a la dictadura de derrotista? Más acá en el tiempo, ¿no salió el PO, aún con Altamira, a denunciar un golpe de Estado cuando la clase obrera se movilizaba contra Maduro? ¿No denunciaron golpe a Dilma y festejaron la libertad de Lula? ¿No se proclamó la Tendencia por el retorno de Evo Morales frente a las movilizaciones que lo derribaron? ¿No denunció solo el “acto de guerra” yanqui silenciando los crímenes del gobierno religioso iraní? Es decir, ante el enfrentamiento de “dos bandos”, en realidad dos fracciones de la misma clase social, Altamira y su(s) partidos han tomado posición por el supuesto eslabón más débil. Esto lleva al partido a las rastras de la burguesía nacional.

El artículo también busca polemizar con la idea de “cadáver insepulto” del nacionalismo expresado en el chavismo y el peronismo. Allí plantea que:

“Si el chavismo y el peronismo no son “cadáveres insepultos”, como dicen los compañeros, acompañando al PTS, y ahora a los combatientes parlamentarios que han usurpado el PO, se elimina una de las características fundamentales de la época de decadencia capitalista, a saber, el desfasaje y hasta la contradicción entre la realidad histórica, por un lado, y la conciencia política de la sociedad, por el otro. En 1945, el peronismo, y en el debut del milenio, el chavismo, impulsaron una salida a ese impasse, para quedar enseguida envueltos en él, debido a que el nacionalismo burgués de la periferia nace, precisamente, en la época de la decadencia capitalista (…) La misma Cristina K debió acudir a quienes ayudaron a derrotarla en esas ocasiones, para no tener que ir a buscar la pelota al fondo del arco otra vez. Como movimientos de emancipación nacional ‘ya fueron’; se usa su memoria para explotar la confusión del pueblo, como la de un abuelo insigne para dar lustre a una familia decadente”

En primer lugar, Altamira no tiene autoridad de llamar jocosamente “combatientes parlamentarios” a Solano y compañía, cuando él fue el promotor del “milagro por Altamira”. En segundo lugar, se refiere al chavismo y al peronismo como “movimientos emancipatorios” que no habrían cumplido con su tarea porque “ya fueron”. O sea, que el peronismo, un régimen barrió con toda una dirección revolucionaria y sometió a la clase obrera a la burguesía y el chavismo, del que ya hablamos, son “emancipatorios”, pero “ya fueron”. ¿Qué fueron? ¿Las tareas o los movimientos? Una vez más: ¿la burguesía argentina y venezolana no han completado estas tareas? Ambos países eliminaron los restos de clases y relaciones precapitalistas, delimitaron su territorio (donde perdieron algunos terrenos y ganaron otros), y construyeron su propio sistema estatal. El desarrollo capitalista de cada uno, alcanzó el techo que tiene, no por una opresión extranjera, sino por limitaciones propias. Para ambos casos han sobrado intenciones de impulsar la producción industrial, pero todas chocaron contra la baja productividad del trabajo. Por eso, solo se constituyó una burguesía choriplanera, que vive de los subsidios, la protección, o la sobrevaluación cambiaria para importar barato. Cuando la renta agraria o petrolera no alcanza, la deuda ocupa su lugar. Es decir, es una fracción que se apropia de un valor que no produce. Vaya opresión…El problema con el chavismo o el peronismo, no es que no hayan podido saldar las tareas nacionales pendientes, sino que son movimientos burgueses, que obturan el desarrollo de la conciencia socialista de la clase obrera, ya sea con represión ideológica o material.

El artículo lo cierra con la consigna de construir un partido que desarrolle una oposición de clase al gobierno de Maduro. En primer lugar, existe una oposición a Maduro que debe ser defendida: son los obreros que se vienen movilizando contra el régimen en defensa de sus condiciones de vida. En lugar de un llamado abstracto y sin sentido real, lo que corresponde es pedir la libertad de todos los presos políticos obreros y la aparición con vida de los desaparecidos. Altamira se hace el tonto con una consigna elemental. En plena campaña por la liberación de Rodney Álvarez, la Tendencia mira para otro lado. Mientras Razón y Revolución pone en pie un comité internacional de solidaridad con los trabajadores venezolanos, Altamira llama a apoyar “críticamente” el chavismo. Lógicamente, si todo lo que sucede allí que se oponga a Maduro es caracterizado como golpista, no se puede reconocer la acción obrera, como ya sucedió con Evo en Bolivia. Por lo tanto, no percibe la lucha de los maestros, de las enfermeras, médicos, de los trabajadores universitarios, los estudiantes, de los trabajadores de las industrias básicas, petroleros, entre otros. Más aún, llama a reprimirlos. En segundo lugar, la oposición que debe desarrollar ese partido, es de carácter nacionalista:

“Para las rebeliones populares de Chile, Colombia, Ecuador, Haití, y para Argentina y Brasil, la Venezuela chavista no es un faro, no es la ruta que deben seguir. La ruta es la dirección proletaria de la lucha anti-imperialista – no la dirección militar, no la dirección de camarillas estatales. No es la patria grande sino la Unión Socialista de América Latina.”

Nótese que no nombra a Bolivia, donde la clase obrera llevó adelante movilizaciones que acabaron con el gobierno de Evo Morales. También, la lucha socialista aparece confundida con el nacionalismo. ¿De qué manera sino se pasa de la lucha anti-imperialista a la Unión Socialista de América Latina?

Altamira intenta responderle a un apoyo directo a Maduro, con otro apoyo al nacionalismo. No lo caracteriza como dictadura, lo ubica dentro del campo de la revolución latinoamericana, se jacta de haber intervenido en contra del “golpe” de Guaidó como lo hizo en el 2002 contra el golpe y el paro petrolero, no menciona a Bolivia entre los países movilizados, y no hace mea culpa de la actuación del PO y la Tendencia ante diferentes conflictos burgueses. 

La tarea central de la coyuntura en América Latina, pasa por construir una alternativa socialista regional que sea independiente de los diferentes bandos burgueses, de Maduro, de Guaidó, de Evo, de Añez, de Macri, de Cristina, de Lula, de Bolsonaro. Por eso, contra los análisis que buscan, de manera más o menos solapada, ir detrás del nacionalismo de turno, Razón y Revolución impulsa una Jornada Internacional para discutir la posición de la izquierda frente a la crisis regional y mundial. Por el Socialismo, sin eufemismos.

Razón y Revolución


[i]https://politicaobrera.com/politicas/335-el-chavismo-es-la-retaguardia-de-la-revolucion-latinoamericana/

[ii]https://politicaobrera.com/politicas/334-debate-la-revolucion-latinoamericana-y-venezuela

[iii]https://opcion-obrera.blogspot.com/2019/07/en-defensa-del-partido-obrero-argentina.htmlhttps://politicaobrera.com/internacionales/170-la-continuidad-historica-de-la-lucha-por-la-refundacion-de-la-cuarta-internacional

[iv]https://prensaobrera.com/internacionales/36641-saludos-internacionales-al-24-congreso-del-partido-obrero

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