Luego del 2002, la contraofensiva de la burguesía cosechó sus frutos y el Estado recompuso el régimen político a través de varios mecanismos. Aquí mostramos ese proceso en el caso de los cartoneros.
En la edición anterior de El Aromo analizamos una de las mayores conquistas de los cartoneros, el Tren Blanco. Esto se logró en un contexto de activación política en el que comenzaba a gestarse un movimiento con independencia de clase y en alianza con las asambleas populares. Contrariamente, el cierre de los ramales cartoneros de TBA sucedió en un momento de retroceso. Fue una derrota para el conjunto de los recuperadores. Por un lado, empeoró las condiciones laborales de todos los cartoneros. Por el otro, y más grave aún, desarticuló a la fracción históricamente más radicalizada que ya se encontraba parcialmente desmembrada. Con posterioridad a la clausura de los servicios de trenes blancos, el cooperativismo cobró mayor fuerza en el seno de los cartoneros. En este artículo examinaremos el proceso de retiro de los trenes de TBA y la lucha de los recuperadores con posterioridad al 2001.
Los trenes blancos de las ex líneas Sarmiento y Mitre concesionadas por la empresa TBA fueron clausurados el 4 de julio y el 27 de diciembre de 2007, respectivamente. En su reemplazo, el gobierno porteño creó un servicio de camiones en los cuales los recuperadores trasladan sus carros, mientras que ellos viajan en los ferrocarriles de pasajeros. Esta sustitución no fue un hecho aislado. Se enmarcó en una tendencia a la contraofensiva de la burguesía hacia el conjunto de los cartoneros. A partir del año 2003, el gobierno porteño había dispuesto una serie de controles en los puentes que unen la ciudad de Buenos Aires con las localidades de la zona sur del conurbano bonaerense, con el objetivo de evitar el ingreso de cartoneros en caballos y en camiones particulares. Esta tendencia tuvo su expresión en la ley 1.854, sancionada en el año 2005. Si bien se dictaminaba que los cartoneros podrían ser los encargados de transportar el material reciclable, la norma establecía una serie de cláusulas para los vehículos que de ningún modo estaban al alcance de aquéllos. Por ejemplo, la tenencia de una póliza de seguros que cubriera daños, sistemas de comunicación y garantía de tratamiento de los efluentes generados por la actividad. En consecuencia, se secuestraron varios transportes sin ninguna intención de reemplazarlos de manera inmediata.
Ruptura del movimiento
La represión contra los cartoneros fue paralela a la fragmentación del movimiento. Algunas dirigentes históricas perdieron influencia luego de obtener la gestión de las plantas de reciclado creadas en el predio del CEAMSE. La clausura de los trenes blancos sucedió en este contexto. Específicamente, se trata de un grupo de la fracción más combativa de recuperadores provenientes de José León Suárez.
Acampes y represión
La substitución de camiones por los trenes blancos fue aceptada sin mayores objeciones por algunos grupos de cartoneros (como por ejemplo aquellos provenientes de la zona oeste) y fuertemente rechazada por otros. Unos días después del cierre del ferrocarril Mitre, varios grupos de recuperadores ocuparon predios en el barrio de Belgrano. Se asentaron en Plaza Noruega, Barrancas de Belgrano, debajo de General Paz (unos a la altura de Cabildo y otros, de Libertador), y cerca de la estación de Núñez. No tenían el objetivo de crear una vivienda, sino de efectuar una medida de fuerza en reclamo de la vuelta del Tren Blanco. Las cooperativas del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), El Ceibo y El Álamo intervinieron en el conflicto, a pesar de que la clausura del ferrocarril no las perjudicaba de manera directa. Ellas se opusieron a las ocupaciones de predios y al contenido de la protesta. En lugar de exigir la vuelta del tren blanco, se movilizaron y presentaron un recurso de amparo por la permanencia de los servicios por dos meses más y la creación de una mesa de diálogo con el gobierno porteño para buscar una alternativa4. Luego, abandonaron por completo el reclamo del retorno del tren blanco y se limitaron a pedir que el gobierno incrementara la cantidad de camiones que había dispuesto para remplazarlo.
Peores condiciones laborales
La oposición a los camiones tenía una base material pues estos ofrecían peores condiciones laborales. En primer lugar, la escasa frecuencia y lentitud de los camiones sumado al largo trayecto desde y hacia los lugares de residencia prolongaba la ya muy extensa jornada laboral de los recuperadores. En algunos casos, esta última comienza desde muy temprano y dura hasta la noche. Por ejemplo, una cartonera residente de Gral. Pacheco y ocupante del predio ubicado debajo de Gral. Paz a la altura de Cabildo señaló que, por su horario de trabajo, no le convenía viajar en camión. Este vehículo partía desde su barrio a las 15:00 hs y regresaba a las 21:00. Incluso mencionó que prefería pagar 70 pesos por semana a un flete para trasladar los materiales y venderlos en su zona de residencia5. A su vez, el ferrocarril es un transporte más rápido que los camiones. El tiempo de recorrido en los trenes cartoneros desde Suárez hasta Retiro era de 47 minutos, mientras que, los camiones tardan, desde la misma localidad hasta la estación Gral. Urquiza, 1:30 hs.
Después del retiro
Con posterioridad al cierre de los trenes, las manifestaciones de los cartoneros mermaron. La evolución de las acciones muestra esta tendencia. Entre los años 2001 y 2011 hemos contabilizado 78 acciones directas efectuadas por cartoneros que recolectan en la ciudad porteña (ver Cantidad de acciones…). El año 2008, el de mayor nivel de conflictividad, condensa dos reclamos: por un lado, el repudio al cierre del Tren Blanco y, por otro, el pedido de suba de lo que perciben por la venta del cartón o un precio sostén, debido a que éste había caído drásticamente en medio de la crisis. Sobre este último aspecto, los cartoneros llegaron a efectuar cortes de calle en la puerta de la empresa Papelera del Plata y de la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel. Se trata de acciones en las cuales se reclamó frente al sector de la burguesía que los explota. Este no fue un hecho aislado. Con la misma consigna, las cooperativas se concentraron en la cámara empresaria el 23 de febrero de este año.
La base material de la entrega de subsidios se vincula con el fracaso de la política de recolección diferenciada iniciada por el gobierno porteño mediante la ley 1.8547. A partir de un balance efectuado en el año 2008, el gobierno porteño concluyó que sólo en el 2007 se habían destinado 53 millones de pesos por la recogida y traslado de materiales reciclables a los centros de reciclado gestionados por cooperativas. La cantidad anual de productos fue sólo de 280 toneladas. Mientras que, según los funcionarios macristas, en un solo día los cartoneros juntaban de la calle 600 toneladas. Por este motivo, una parte de ese presupuesto fue reasignada a subsidiar la actividad de los cartoneros lo que abarató el costo del reciclado. En los años 2009 y 2010, el actual gobierno porteño destinó a los cartoneros poco más del 60% (36.519.363 de pesos) de lo que gastaba en un solo año por el servicio de recolección diferenciada. Es decir, a pesar de toda la batería de subsidios que se ha implementado, los cartoneros realizan la recolección diferenciada por solo la tercera parte de lo que cobraban las empresas del rubro. Esto significa que los cartoneros no constituyen mano de obra barata de las papeleras: el Estado también actúa como un patrón al utilizarlos en el servicio de recolección diferenciada de basura. Esto explica que haya movilizaciones ante los sectores empresariales, pero que en su mayoría se reclame al Estado.
La situación actual
La clausura de los trenes fue una derrota para el conjunto de los cartoneros y sus consecuencias fueron políticas y económicas. Por un lado, la represión a la fracción más radicalizada desarticuló definitivamente al movimiento independiente. Por el otro, empeoró las condiciones laborales de los cartoneros prolongando su jornada laboral. Por su parte, el fin de la contienda dio impulso al desarrollo del cooperativismo en el seno de los recuperadores. De este modo, la implementación de camiones tuvo relación con mecanismos de cooptación por parte del gobierno. Las cooperativas que más tempranamente recibieron transportes, también obtuvieron otros beneficios. A su vez, sus demandas se constituyeron en negociaciones individuales con el Estado. Ninguna de estas reivindicaciones se asemeja al carácter masivo que tuvo la conquista de los trenes blancos.
2 Entrevista a Gabina Argañaraz el 15/09/2011.
3 Ídem.
4 Infobae, 2/1/2008.
5 Véase www.youtube.com/watch?v=TQYV64aA_XM&NR=1.
6 Véase www.ambiente.gov.ar/archivos/web/ObservaRSU/file/acuerdo.pdf.
7 Villanova, Nicolás: “Hongos kirchneristas”; en El Aromo, n° 44, 2008.