Desde el ojo del huracán

en El Aromo nº 79

A continuación le presentamos algunos casos donde los obreros sufren la crisis. Entrevistamos a despedidos de Gestamp, a miembros de la Comisión Interna de Paty, a trabajadores de Lear y del frigorífico Beccar. En todos estos lugares, los obreros han decidido no aceptar pasivamente la decisión de la patronal.


El desvelo de la burocracia. Autopartista Gestamp, zona norte GBA 

Por Nicolás V. (TES – CEICS)

En las últimas semanas, el con­flicto de Gestamp ocupó el centro de la escena nacional. A pesar de la complicidad del sindicato con la empresa, se consiguió parar la pro­ducción, se cortó la autopista Pa­namericana y las avenidas Callao y Corrientes, se organizó un acampe en la puerta de la empresa y se rea­lizan volanteadas por fábricas ale­dañas. La empresa recurrió al lock out patronal y a la militarización de la fábrica. El sindicato colaboró con ella enviando una patota a reprimir y sacando una solicitada en los dia­rios donde ataca a los obreros en lucha con argumentos macartistas que intentan aislarlos de la solida­ridad del resto de sus compañeros. El pico del conflicto llegó cuando nueve trabajadores deciden colgar­se del puente grúa en la planta 4. El gobierno provincial recurrió a la conciliación obligatoria, aún con la oposición del sindicato y el go­bierno nacional, quienes cuestiona­ron públicamente la posibilidad de reincorporar a los trabajadores. No obstante, esta medida fue escanda­losamente “derogada” por la mis­ma autoridad que la había decre­tado días antes y no se consiguió, hasta ahora, la reincorporación. Actualmente se comienza a insta­lar la vía judicial por la reinstala­ción como una alternativa a seguir. A continuación, reproducimos una entrevista uno de los compañeros que están en lucha.

¿Cuáles son los motivos del reclamo?

Desde el 7 de abril tenemos 67 despidos y no tuvimos ninguna respuesta por parte del SMATA, ni de la empresa, ni del Ministe­rio. El conflicto tiene su origen en las suspensiones discriminato­rias que lleva adelante la empresa, ya que afectaban principalmente a trabajadores con enfermedades profesionales y activistas. Ante esta situación, se realizó una asamblea y la empresa respondió con los des­pidos. Los que no fueron despedi­dos, cobran el 75% del salario.

¿Qué postura tomó el sindicato ante el conflicto?

Cuando fuimos a la audiencia en el Ministerio de Trabajo, exigimos la participación de los despedidos, porque el sindicato nos frenaba la entrada. Ellos plantean los despi­dos en torno a causas individua­les y no colectivas. Y todos fueron despidos por la misma causa. Ahí nosotros nos dimos cuenta que el SMATA por nosotros no iba a ha­cer nada.

Por otro lado, el jueves nos pre­sentamos a la puerta de Wolksva­gen, para difundir una carta entre los trabajadores. Los primeros 45 minutos fueron excelentes, pero en el cambio de turno salieron 60 personas con chalecos de SMATA a pegarnos. Hay filmaciones de es­to. Algunos compañeros resultaron muy golpeados y tuvimos que lle­varlos directamente al hospital.


En búsqueda de “precios cuidados”: Autopartista LEAR, zona norte del GBA. – Por Julia Egan

Por Julia Egan (TES – CEICS)

El enfrentamiento entre los obre­ros y la patronal de LEAR no es nuevo. Durante 2012, la empresa dejó de abonar un adicional anual de 100 horas que se había conse­guido para todas las empresas de la actividad, lo que llevó a un paro en la fábrica. En 2013, los empre­sarios siguieron negándose a pagar el adicional. En mayo de ese año, a este reclamo se sumó el cumpli­miento de las normas de seguridad e higiene, el aumento de los viáticos (tras el aumento de las tarifas), la recategorización y la efectiviza­ción de más de 70 contratados. La empresa los enfrentó con 16 des­pidos, que finalmente fueron re­vertidos. A fines del pasado mayo, la empresa suspendió a 330 traba­jadores por tiempo indetermina­do, con una reducción del 25% del salario a los suspendidos. Pero el dos de junio, el Ministerio de Tra­bajo declaró ilegales a las suspen­siones, porque la empresa no había denunciado una crisis. El 19 de ese mismo mes, se realizaron otras 200 suspensiones, esta vez por 30 días y sin goce de sueldo (para los sus­pendidos, se entiende). Se trataba de los mismos compañeros habían sido suspendidos en la tanda ante­rior. Una semana después, se despi­dió a 100 trabajadores, aduciendo bajo rendimiento. Los trabajadores de Lear, que habían elegido dele­gados no alineados con la direc­ción del SMATA, tuvieron que en­frentar la represión el 26 de junio, cuando realizaban un corte de calle en Corrientes y Callao.

Esta fábrica de cables, proveedora de automotrices como Ford, co­menzó este año a importar par­te de la producción de cables des­de Centroamérica. Mientras duró el verano económico, la empresa logró producir emulando condicio­nes “normales”. Pero una vez ago­tado el ciclo de crecimiento, debe buscar otra fuente. No es casua­lidad, entonces, que se recurra al trabajo de obreros en peores con­diciones de trabajo y salariales. Según un trabajador, en las plantas que la empresa tiene en de Hon­duras la intensidad del trabajo pa­rece ser mucho mayor: “obligan a los compañeros a trabajar con pa­ñales para que no pierdan tiempo en ir al baño”.1 Sumado a los bajos salarios, la ecuación parece cerrar perfectamente. Esto no consiste en una traición a la patria, ni un “va­ciamiento”, sino que es una típica conducta del capital: buscar don­de se ofrezcan mejores condiciones para aumentar su ganancia.

Notas

1 Véase ACTA, “Lear: siguen los des­pidos en la industria”, 2/7/14, dis­ponible en http://goo.gl/yk1kB2.


Freezados. Frigorífico Beccar, Entre Ríos – Por Rodolfo Leyes y Víctor Pralong

Por Rodolfo Leyes y Víctor Pralong (TES – CEICS)

El 27 de junio, en Concepción del Uruguay, 1.500 personas entre tra­bajadores del frigorífico Beccar marcharon hacia el centro de la ciudad. Se trata de uno de los tres frigoríficos más importantes de la provincia. La razón de la movili­zación no era otra que la interrup­ción del pago -que hace más de dos meses no se concreta en tiempo y forma- y el atraso del aguinaldo. Los problemas no terminan allí: la empresa no está enviando po­llos a faenar, por lo cual el cierre parece inminente. En dialogo con los delegados, nos comentaron que hacía poco más de una semana ha­bían recibido para faenar a las ga­llinas ponedoras, responsables de la reproducción de los pollos que luego se crían para consumo. Se­manas anteriores habían recibido pollos de 600 gramos, cuando lo normal es que pesen entre 2 a 3 ki­logramos. El problema que afronta la empresa es la quita de subsidios estatales, sin los cuales no puede subsistir.

La movilización del 27 de ju­nio finalizó la concentración con la promesa del actual ministro de educación de la provincia y ex vi­cegobernador de Urribarri, de re­cibir a los delegados. El Secretario General del Sindicato de la Carne, cumplió un papel patético. Se unió a la movilización varias cuadras después y marchó detrás de todos, en su auto de alta gama.

Para aumentar males, la burocracia sindical ha dividido a los frigorífi­cos, afiliando algunos al Sindicato de la Carne y otros al de Alimen­tación. A pesar de que se han tra­zado relaciones entre los delegados de base, ésta pende de las simpatías comunes que se tengan. Sin la in­tervención de partidos de izquier­da que potencien esas energías, los obreros buscarán en la dirección burguesa respuestas a su malestar.


Te quiere… en la calle. – Por Nicolás Viñas

Alimenticia Paty, zona norte GBA.

Por Nicolás Viñas (TES – CEICS)

La multinacional Paty dejó a 250 trabajadores en la calle, tras anun­ciar que cerraría la planta en la zo­na norte del Gran Buenos Aires para trasladarla a Santa Fe. Los trabajadores respondieron con la ocupación del establecimiento, pe­ro fueron desalojados por un im­portante operativo policial. A su vez, la empresa ofreció retiros vo­luntarios de un 20% por encima de la indemnización correspondiente, los cuales fueron aceptados por una cantidad importante de empleados. Decenas de compañeros que con­tinuaron la lucha decidieron encadenarse en la puerta de la fábrica para evitar su vaciamiento, pero la infantería los desplazó permitien­do el retiro de material clave para la producción. Ante la negativa del sindicato a tomar ninguna medida de fuerza, se realizó una moviliza­ción a la sede gremial para exigir su intervención. Mientras tanto, el Ministerio de Trabajo no dio res­puestas para garantizar la continui­dad laboral. A continuación, el tes­timonio de uno de los compañeros afectados.

¿Cómo llega la empresa a cerrar la fábrica?

Ya hace unos meses había rumores de que la fábrica cerraba y pedimos una reunión un jueves con la em­presa en la que se nos dijo que no había nada malo. El domingo, día del padre y partido de Argentina mediante, nos reunieron en una estación de servicio para avisar­nos que iban a cerrar la planta y que nos iban a indemnizar. La fá­brica se había llenado de personal de vigilancia privada, pero el lunes cuando la ocupamos se tuvo que retirar. Vinieron de distintas orga­nizaciones a apoyarnos, pero es una lástima porque el día del desalojo éramos muy pocos. Después, tuvi­mos la audiencia en el Ministerio de Trabajo y la empresa no pudo justificar una crisis. La forma de desvinculación, por su parte, es un absurdo porque no hay telegrama, son despidos de palabra. Nosotros creemos que la patronal quiere sa­carnos a todos, porque la Comisión Interna nunca arregló con la patro­nal por atrás.

¿Cuál fue la actitud del sindicato en este conflicto?

El sindicato ayer estuvo en la au­diencia. Los otros días vino con bebida, con chorizos… A nosotros no nos interesa. Nosotros quere­mos que venga gente y que llamen a un paro general. Yo digo que ellos también se ven beneficiados, por­que Paty siempre los hizo quedar mal: todos los aumentos que tuvi­mos los ganamos nosotros, la gente de Paty los ganó…

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