Estas últimas semanas escuchamos distintos análisis sobre el conflicto existente entre Ucrania y Rusia. Pero, muy poco se está hablando sobre cómo puede llegar a quedar el escenario del futuro. Hay que ver si efectivamente se suelda un bloque Rusia-China porque a Putin lo están arrinconando varios países europeos.
Si hasta antes del conflicto con los ucranianos la relación entre ambas potencias era ya muy fuerte, en la medida en que los lazos del lado occidental se van cortando, es muy probable que ahora se refuerce. Las dos tienen algo que la otra quiere. Rusia como productor de materias primas tiene un gran mercado para sus productos en la región china. Pero, sobre todo, lo que más le interesa a China es el poder militar que Putin tiene para ofrecerle porque es de lo que le falta. Por eso, su acercamiento con los rusos.
Este conflicto está mostrando que hemos llegado al momento en el cual la competencia capitalista abandona el mercado formal y entra en el informal. Este último se presenta cuando las relaciones económicas no alcanzan para definir posiciones relativas, es decir, “yo no te gano económicamente, estamos medio empardados, y la crisis se va a repartir entre todos”. Entonces, el resultado es que la competencia pega un salto y pasa a transformarse en un elemento de otro nivel: la guerra.
Bien, ahora la pregunta que tenemos que hacernos es: del otro lado ¿qué hay? Mucha gente se confunde cuando habla de la OTAN. Cree que EE.UU. y Europa son un bloque muy bien soldado. Cuando esto no es así porque la propia Europa no se conforma como una región bien consolidada.
Algo importante a destacar sobre la región es que Alemania recientemente duplicó su presupuesto militar. Está aumentando el gasto al equivalente del tamaño de su PBI. Lo que significa crear un ejército descomunal. Mucha gente cree que la OTAN es EE.UU. Y el renacimiento de la OTAN por esta vía está poniendo sobre la mesa esta pregunta: ¿el futuro serán dos bloques o tres? ¿Europa se transformará en un bloque?
El problema que tiene Putin es que observa que en ese escenario mundial Rusia no tiene lugar porque no posee una economía para sostenerse. Y aparece tan beligerante porque para él este es el vehículo por el cual entrar en esa discusión. Por eso se niega a aceptar que le muerdan las fronteras. Por su parte, a Europa se le plantea la necesidad de contar con un peso militar pero no puede integrar la personalidad de Putin.
Hay que ver también los problemas del lado ucraniano. Hemos llegado al punto en que la propaganda otanista se esfuerza por victimizar a alguien que no es víctima. En Ucrania se han hecho cosas execrables que justifican el discurso ruso. Una cosa claramente es justificar esto y otra la invasión. Por otro lado, puede ser que el presidente ucraniano parezca muy valiente porque se queda ahí combatiendo, pero la realidad es que tomó una decisión política disparatada y se deja arrastrar a la guerra por la OTAN y, ahí sí, por EE.UU.
Una de las cuestiones que se están razonando es sí esto le conviene a Europa o le conviene a EE.UU. Muchos del bloque europeo están viendo que este conflicto no le conviene a la región y sí, en todo caso, a los estadounidenses. Entonces, los ucranianos se van a una guerra contra un poder que no pueden igualar de ninguna manera y afirman que la OTAN los va a defender. Esto claramente no va a ocurrir. No se va a dar el enfrentamiento entre dos potencias nucleares. Por eso, EE.UU. no entra en una guerra con Rusia. Los próximos días pueden marcar el futuro de la geopolítica mundial.
