Movilizamos con la columna independiente del Plenario del Sindicalismo Combativo, desde Obelisco, 17.30 hs.
Este jueves 10, la burocracia de Camioneros y las CTA Yasky y Micheli convocó una marcha de antorchas contra los tarifazos y el aumento del transporte público. Se trata de una medida insuficiente ante la magnitud del problema: la clase obrera argentina vive cada vez peor, mientras los capitalistas son compensados y subsidiados a gusto. Es por eso que movilizamos con una perspectiva independiente de los convocantes, no solo contra los tarifazos, sino también contra los despidos y la degradación de nuestros salarios.
Tarifazos y subsidios
Las nuevas medidas del gobierno no hacen más que consolidar una tendencia general de todos los gobiernos: mientras los trabajadores pagan la crisis, los capitalistas –en este caso, las compañías que suministran los servicios- son compensados y subsidiados con transferencias millonarias. De hecho, el año pasado, el gobierno ya había advertido que compensaría a las gasíferas por la devaluación. Mientras tanto, firmaba un presupuesto que nos ajustaba en todo (educación, salud, entre otras variables) pero salvaba capitales (los subsidios que reciben se mantienen). En ese entonces, decíamos que era el presupuesto de la burguesía argentina. No nos equivocamos.
El kirchnerismo, por su parte, pretende hacernos creer que hay que volver a una situación anterior que venden como ideal. “Nosotros subsidiábamos las tarifas”, nos dicen. Claro, omiten que, mientras tanto, también compensaban a los capitalistas con millonarias cifras de forma directa, no solo a las empresas de servicios sino al conjunto de la burguesía que se beneficiaba con esas mismas tarifas subsidiadas y de pagar salarios bajos. Porque, al mismo tiempo, ponían un techo a nuestro salario, que no crecía al ritmo del valor real del servicio. Era cuestión de tiempo: cuando la plata no alcanzara y obviamente nos ajustaran a nosotros, nos íbamos a dar cuenta que no podíamos pagar la luz porque nuestros salarios estaban por el piso. Y ni hablemos de la calidad de esos servicios: el kirchnerismo es también responsable del crimen social de Once y de los apagones que sufrimos todos los veranos. Es falso que los subsidios estaban destinados a favorecer a los trabajadores: los principales beneficiarios eran las patronales. Por supuesto, a la quita de subsidios no afecta igual a obreros que a burgueses: mientras nosotros nos ajustamos el bolsillo, la burguesía recibe compensaciones por otros lados.
El asunto es más grave si pensamos de dónde sale la plata de los subsidios. Puede salir de la renta agraria (plata que sale del trabajo de todos los obreros del mundo, incluso los argentinos) y de los impuestos al consumo (IVA) que lo pagan básicamente los obreros. Pero con los K, también salió del ANSES (o sea, de los obreros jubilados), el BCRA (deudas que pagarán los futuros obreros) y de las cajas de las obras sociales (que son descuentos realizados a los obreros). Finalmente, de nuestro salario (impuesto a las ganancias) y donde más duele: la inflación (otra vez, nuestros salarios). Los que ponemos la plata para los subsidios, en realidad, somos siempre nosotros.
Como se ve, con toda la clase capitalista y sus gobiernos nos fue siempre mal. Por eso, no alcanza con repudiar los tarifazos. También repudiamos los subsidios a las patronales. Justamente, lo que el kirchnerismo y los burócratas no ponen en cuestión. Reclamamos además la abolición de todo impuesto al salario y al consumo.
Contra los despidos
La reforma de varios convenios y las paritarias firmadas a la baja profundizó nuestro abaratamiento y degradación. Pero siempre puede ser peor: a los tarifazos, tenemos que agregar ahora que en varios sectores, comienzan a sentirse nuevas tandas de despidos. Los más recientes pueden observarse en Interpack –con un comisión interna ganada por la izquierda-, Telefe, Cofco (ex Nidera-Valentín Alsina). Pero también en el Estado: son los casos de la Biblioteca Nacional y el Ente Nacional de Comunicaciones. Nuevamente, los capitalistas apelan a los despidos como vía de ajuste. Si la crisis les impacta (ocurre en algunos sectores como metalúrgicos o textiles) y no alcanza para cubrir los costos, el primero en pagar los platos rotos es el trabajador. Y ahí vienen los cierres. Pero también están los más concentrados, que acaparan capitales y producen con más eficiencia capitalista. Para estos últimos, la clase obrera, bien gracias: si se puede producir mejor con menos, entonces una parte va a ser declarada “sobrante”. Y si lo necesitan, pueden reincorporar trabajadores de manera extorsiva: si aceptás condiciones más precarias, volvés a entrar… Eso o nada. Así, a la larga, la idea es que el trabajo les salga barato.
El asunto es más grave en Argentina: la mayoría de los capitales necesitan subsidios. Si la plata no alcanza, una parte de ellos se liquidan, mientras los más grandes sobreviven con menos gente y en peores condiciones. Eso sí, como sea, siempre los que pagamos la crisis somos los obreros. Por eso, no se trata de “defender la industria nacional” (como dicen los K), sino de estatizarla y ponerla bajo control obrero.
Sin plan de lucha
Según lo expresó la burocracia en su respectiva conferencia de prensa la semana pasada, lo de mañana es una iniciativa acompañada de presentaciones judiciales y otras marchas en otros puntos del país durante el mes de enero. Es evidente que son medidas aisladas que no están a la altura del ajuste que sufren los trabajadores. Del mismo modo, no hay plan de lucha votado ni debatido con nadie. Ocurre que las intenciones de las burocracias de nuestros sindicatos están puestas en el recambio electoral para este 2019. O sea, en ponerse al servicio de los nuevos nombres que van a seguir ejecutando el ajuste. Hasta entonces, preferible no tensar mucho de la cuerda. Yasky lo dijo clarito: este año, no se hace paro. Como se ve, no podemos esperar nada de esta gente.
La clase obrera necesita otro camino. Por eso, llamamos a movilizar con una perspectiva independiente. Necesitamos un plan de lucha propio, que comience con un nuevo paro general, pero que desborde a esta burocracia sindical. Necesitamos un programa que impulse la estatización bajo control obrero de toda la industria y los servicios, para ponerlos al servicio de las necesidades sociales. Necesitamos además una herramienta de lucha, una Asamblea Nacional de Trabajadores ocupados y desocupados, para unificar al conjunto de la clase obrera, el clasismo y el sindicalismo combativo, en su plan de lucha. Por todo esto y con esta orientación, movilizamos con el Plenario del Sindicalismo Combativo en la columna independiente que parte desde Obelisco a las 17.30.
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente sindical de Razón y Revolución