¿A quién le importan los trabajadores de Sancor?

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sancorHace meses los trabajadores de Sancor venimos soportando la angustia de tener que pasar todos los días por el cajero para ver si nos depositaron algo de los sueldos atrasados, la desesperación por no poder atendernos en el médico porque no se transfieren los aportes, la bronca porque a nuestro magro salario le quieren sacar un 15%, la incertidumbre por las suspensiones disfrazadas de “días libres” en las que vamos a cobrar un 25% menos. ¿Les importan estas cosas al gremio, a la empresa o al gobierno?

A ninguno de ellos se les mueve un pelo por nuestra situación y la de nuestras familias. Todos siguen llevándose su tajada, menos nosotros que somos el convidado de piedra.

El sindicato está más preocupado por cobrar su “aporte solidario” que por nuestros salarios. Se dispone a negociar una reducción salarial en Sancor pero defiende con uñas y dientes el aporte que recibe de las empresas para abultar su caja negra, porque nosotros no vemos un peso de todo eso. Nos ofrece unos míseros 2 mil pesos para consolarnos por los salarios atrasados (¿no tiene más para poner de lo que recauda por “aporte solidario”?). Pero no se propone luchar para defendernos. El gobierno está negociando la reducción del “aporte solidario” para sus amigos, dueños de unas pymes lácteas. La empresa que nos llevó a esta situación, quiere conseguir un salvataje del gobierno, mientras paraliza cuatro plantas y suspende trabajadores por todo el país. O sea, unos cuantos sinvergüenzas se pelean para repartirse la guita que ganan gracias a nuestro trabajo.

Y en el medio quedamos nosotros, sin voz. ¿O a vos te consultaron sobre las suspensiones o la rebaja salarial?
Tenemos que exigir lo que nos pertenece. Si la dirección del sindicato no lo hace y solo se dedica a recaudar para sus arcas, tenemos que organizarnos por nuestra cuenta y echarla. Si la empresa no puede garantizar nuestros salarios, en lugar que el Estado subsidie a los inútiles que la manejan, que la estatice y nos la dejen manejar a nosotros que podemos hacerla funcionar. Tenemos que dejar de resignarnos a que nuestra vida dependa de decisiones ajenas. Hay que organizarnos en todo el país por asambleas para levantar un plan de lucha común. Comenzar a recaudar un fondo de lucha y tender lazos de solidaridad con el conjunto de los trabajadores que están en una situación similar. Nosotros no somos responsables de esta crisis y no tenemos por qué pagarla. Que la paguen ellos que la provocaron.

• No a las suspensiones encubiertas bajo el mote de “Jornadas Libres”
• Pago inmediato de los haberes atrasados
• No a los descuentos de sueldos pactados por el sindicato sin el consentimiento de los afiliados
• No al incumplimiento de los aportes jubilatorios y de los servicios de salud
• Continuidad laboral para todo el personal
• Homologación del convenio salarial
• Basta de acuerdos a espalda de los trabajadores
• Plan de Lucha Nacional en defensa de los puestos de trabajo

Razón y Revolución

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