Vagos, delincuentes y enfermos. Evo Morales y un nuevo ataque a los trabajadores

en El Aromo nº 58

evo_a58Mariano Schlez
LAP – CEICS

Una vez más, para vergüenza de sus seguidores y aliados, Morales se puso del lado de los asesinos, de los punteros y de la patronal. Siguiendo su ya extensa (y cada vez más triste) foja de servicios al capital, el líder del Movimiento al Socialismo (MAS), culpó a los trabajadores por las miserias de su vida cotidiana, insultando a familias enteras. Frente al desesperado accionar de muchos de sus compatriotas, no sólo no entendió ni apoyó su justo reclamo, sino que además los acusó de vagos y delincuentes: “Que nuestros hermanos bolivianos trabajen dignamente y no ir allá (por Argentina) a asaltar tierras ni quitar propiedades”(1).  Siguiendo el discurso fascista de quienes bogan por expulsar a los inmigrantes de la Argentina, invitó a los trabajadores a volver a Bolivia: “Si quieren tierras que se vengan, aquí tenemos tierras […] muchas tierras”. Morales prefiere correr el eje del reclamo, y no tiene ningún empacho en ofrecer algo completamente inocuo y abstracto (“tierra”), chicaneando vergonzosamente a las familias del Parque Indoamericano. Se olvida que sus políticas las han expulsado fronteras afuera, perseguidos por la desocupación y la crisis. Oculta, a la derecha del progresismo más rastrero, que el problema no es la “tierra” sino la vivienda. Es decir, las condiciones de vida de los trabajadores en un determinado medio social, y no la propiedad de un bien aislado de toda relación. Los “vecinos” que ocupan los diferentes predios necesitan vivir dignamente en la Ciudad de Buenos Aires, donde han conseguido un trabajo que les permite sobrevivir.

Morales pasó de conciliador a cómplice de la derecha, ya no sólo en Bolivia, sino a nivel internacional. A los padres que buscan una casa para criar a sus hijos por medio de la lucha, los reta porque “hacen quedar mal” a los bolivianos que se desloman trabajando sin chistar. Indignos, deshonestos y enfermos: así considera Evo Morales a los trabajadores del Indoamericano. Por eso los alecciona para que trabajen “dignamente, honestamente”, y se “dejen de asaltar tierras [y] quitar propiedades”. Por eso reivindica al buen boliviano, “gente digna, sana, que trabaja”. Todo lo contrario a los criminales que tienen la demencia de luchar por sus derechos más elementales. Evo se vuelve un paladín de la justicia, llamando a sus compatriotas a abandonar las tomas y cumplir las normas argentinas. En nombre de la Ley, la moral y las buenas costumbres, apela a que depongan su postura intransigente.

Sus dichos fueron secundados por el “compañero” D’Elía, quien se despachó de la siguiente manera: “Creo que debe escucharse el pedido de Evo Morales y de nuestro gobierno, pidiendo que se pueda trabajar en una respuesta institucional y que puedan abandonar los predios tras el censo”. A esto se han rebajado quienes se dicen verdaderos “transformadores”. ¿Quién le hace “el juego” a la derecha?

Al igual que Macri y Cristina, Morales y sus aliados están más preocupados por proteger la propiedad privada que por hacer cumplir las (pocas) obligaciones que tiene la patronal con los obreros.

Nota:

(1) Agencia Boliviana de Información (ABI), 13/12/2010. Todas las citas de Morales fueron extraídas de esta fuente.

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