La CGT definió su nueva conducción, alcanzando un nuevo (y frágil) punto de equilibrio de poder entre las distintas facciones que la integran. La unificación de la CGT era uno de los objetivos del gobierno y algo que se anticipaba con varias acciones en ese sentido, como el acto del 17 de octubre. Moyano volvió a la central por la puerta grande y quedó en el triunvirato dirigente junto a Daer y Acuña. Así, se restituyó la unidad sindical del peronismo, con los dirigentes más ligados al kirchnerismo relegados a algunas secretarías.
Alberto Fernández fue acercándose a la burocracia y tiene allí un punto de apoyo. El gobierno llevó adelante algunas acciones en pos de fortalecer el poder de los sindicatos, desde la entrega de fondos para las obras sociales hasta el proyecto de creación de Comités Mixtos de Seguridad, Salud, Medio Ambiente y Prevención de Riesgos en el Trabajo en grandes empresas. Esta última es una iniciativa parece destinada a otorgar mayor poder a las cúpulas de los sindicatos. La relación se tensó en el armado de las listas, porque la burocracia tenía mayores expectativas, pero los gordos dieron su apoyo a Alberto frente a la embestida cristinista.
La unidad de la CGT facilitará el avance de un pacto social, que ya anticiparon como pedido al presidente, y de la flexibilidad laboral que planean introducir por medio de las negociaciones de los convenios colectivos. El acuerdo en Toyota fue una muestra, pero hace tiempo que los gordos y el gobierno vienen insistiendo en la necesidad de “modernizar” los convenios colectivos.
Es evidente que el ala más cercana al Presidente se impuso sobre el ala kirchnerista y su disposición a dar apoyo al gobierno se va a expresar en el acto que están planeando. Una vez más, se muestra cómo esta dirigencia sindical está más preocupada por intervenir en las internas de la política burguesa que en defender a los trabajadores. Mientras expresan las necesidades de la burguesía y garantizan la paz social, los trabajadores seguimos sufriendo el ajuste: la desocupación no cede, los salarios reales no se recuperan y la flexibilidad laboral avanza. La unidad de la burocracia es para garantizar que siga el ajuste. Es necesario oponerle la unidad del clasismo para recuperar los sindicatos y devolverlos a su función original: la defensa de nuestros intereses.
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución
