Un keynesiano en Beijing

en El Aromo n° 46

Por Bruno Magro – Frente a la amenaza de fugas de capitales (recordemos la importancia de la inversión extranjera directa1), caída de la inversión, desempleo, e inestabilidad social, el gobierno chino pretende afrontar la actual crisis apelando a una “salida keynesiana”.

El pasado 9 de noviembre, el premier chino Wen Jiabao anunció un “plan de gestión de la crisis” para los próximos dos años, por un valor de 586 mil millones de dólares. El gobierno pretende “desacoplar” la economía de la crisis capitalista mundial, a la manera de “vivir con lo nuestro”. Con un incremento en la inversión pública en infraestructura (ferrocarriles, subtes, autopistas, viviendas) y la reconstrucción de Sichuan, busca compensar la caída en la inversión privada y evitar el incremento del desempleo. Para lo cual, también va a implementar una política de créditos baratos para las PyMEs y los agricultores. Por último, mediante una política de ingresos, pretende crear un mercado interno por medio de una política de asistencia social y de rebaja impositiva, con el objetivo de incrementar el ingreso disponible de las familias y estimular un aumento en su consumo y la inversión para el caso de compras de bienes de capital.

Sin embargo, dado el nivel actual de desarrollo de la competencia entre capitales y de las fuerzas productivas, toda posibilidad de “desacople” no es otra cosa que puro “voluntarismo político”. Más aún si se tiene en cuenta que el desempeño económico de China tuvo su clave en la super-explotación de mano de obra barata, como plataforma de las etapas intensivas en mano de obra de los procesos de trabajo, fragmentados internacionalmente.

En cuanto a la posibilidad de contar con un mercado interno, resulta improbable, pues el crecimiento tuvo su fundamento en la demanda norteamericana. El fabuloso crecimiento chino no derramó ni una gota sobre la mano de obra. En la actualidad, el consumo de los obreros chinos representa el 15% del PIB, en contraste con el 70% en el caso de EEUU. Con estos datos, no sería extraño que China necesitara ayuda para enfrentar sus problemas. Tal vez se esté cocinando ya una nueva película, salvo que, esta vez, no será de karatecas.


Notas

1Magro, Bruno: “Triángulo barranca abajo”, en El Aromo, nª 45, nov/dic de 2008

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