Los trabajadores de Conicet venimos sufriendo una serie de embates por parte de la patronal, que se ha envalentonado tras comprobar que la lucha ha comenzado a desinflarse. El tiempo perdido desde diciembre nos juega en contra. El gobierno y el directorio del CONICET saben que la correlación de fuerzas los favorece, por la pasividad que se ha impuesto, y aprovechan para avanzar cada semana un poco más sobre nuestras condiciones de trabajo y nuestros devaluados salarios. Pasó el no pagó del presentismo para CIC y CPA. No se hizo nada frente al vergonzoso acuerdo que firmó UPCN para la implementación de la cláusula gatillo (4 cuotas de 1,2% sobre el sueldo de mayo de 2017, desde marzo y sin retroactivo). Anunciaron la implementación de un premio a la productividad sin que haya habido mayor reacción. Lo mismo sucede con los pagos adeudados del presupuesto para equipamiento a los ganadores del concurso de Unidades Ejecutoras. Y esto no queda aquí. En abril comienza a funcionar el control biométrico para SINEP en las Unidades Ejecutoras, y ni siquiera han dado a conocer el reglamento para que los compañeros sepan a qué atenerse. Se aprestan a firmar, con la complicidad de UPCN, una paritaria que andará entre el 12 y el 15%, muy por debajo de la inflación que no se estima por debajo del 20%, y ni siquiera pondrán una cláusula gatillo. Y lo peor: se vienen nuevos despidos.
La nueva convocatoria a ingresos CIC vendrá con nuevos ajustes, una mayor cantidad de despidos y un aumento de la regimentación: solo habrá 300 ingresos, la mitad de los cuales será para los temas estratégicos fijados por el Mincyt. A eso se sumaría, según trascendió, una convocatoria aparte para cubrir otros 150 cargos, cuyos perfiles serán previamente fijados por el Consejo Interuniversitarios Nacional (CIN). Es decir, para quienes estamos por fuera de la rosca universitaria y no entramos en las áreas que Macri y Barañao consideran prioritarias, solo habrá 150 ingresos, cuando los postulantes van a ser muchos más que los del año anterior, porque se van sumando los que se quedan afuera en convocatorias previas.
Con este panorama, la conducción de ATE CONICET Capital no parece terminar de reaccionar. El plenario de afiliados realizado el pasado 12 de marzo, confirmó que las críticas que veníamos haciendo a la conducción de nuestro sindicato no eran delirios trasnochados. Desde enero venimos denunciando la pasividad y la falta de iniciativa de ATE frente a los despidos en el organismo. Los afectados, al no encontrar lugar en el sindicato, se tuvieron que organizar (otra vez) por su cuenta. Sus acciones fueron “acompañadas” pasivamente por el gremio, que aportó poco y más de una vez boicoteó abiertamente iniciativas que apuntaba a unificar las luchas, como la asamblea regional de fines de enero. La última agachada fue la convocatoria tardía a un plenario que excluía a los no afiliados, con lo que difícilmente podría convertirse en un polo para reagrupar a los que venimos dando batalla contra el ajuste en CONICET. Todo esto fue denunciado en el plenario, que presentó una tónica crítica hacia la conducción de ATE CONICET Capital. No solo por parte del activismo opositor sino también por muchos compañeros independientes, sobre todo de la comisión de despedidos, que se sintieron abandonados por su gremio.
Frente a las críticas, la lista que dirige la Junta Interna solo atinó a repetir que no se puede hacer nada contra el gobierno, que estamos en una correlación de fuerzas desfavorables, que los compañeros no se mueven y que cualquier lucha es inútil. Es decir, lejos de pensar cómo revertir el panorama, lo utilizan de justificativo para su inmovilismo. No se les cruza por la cabeza que ellos colaboran en crear ese escenario al sumarse a la pasividad en lugar de mostrarse como un elemento activo dispuesto a dar pelea. Con esa actitud difícilmente puedan ponerse a la cabeza de nada: no parecen dispuestos siquiera a entrar a la cancha a pelear. El derrotismo es su marca registrada. Se llenan la boca hablando de la necesidad de unidad, pero se han negado a tener gestos elementales de unidad como convocar a una asamblea regional con el conjunto de las organizaciones en lucha. Se niegan también, como parte de ATE Capital, a participar de las acciones convocadas por ATE Nacional contra los despidos, generando un divisionismo en las filas del propio sindicato. Hay detrás un claro convencimiento: solo con la vuelta del Kirchnerismo en 2019 las cosas podrían mejorar. La Verde y Blanca de ATE Capital, que integra el frente que conduce el sindicato, enrolada en las filas del kirchnerismo, con la anuencia de la 12 de mayo (Patria grande, un partido filo-k), se relame con la imagen de un gobierno despiadado, mientras rememora las viejas épocas. Pero nada dice sobre que nuestra situación con el kirchnerismo no era mucho mejor. Todos sabemos que los problemas de financiamiento arrancaron a fines del gobierno de Cristina (la falta de pago a los PIP). Todos sabemos que los despidos por el cuello de botella en Carrera no lo inventó Macri, y que el mecanismo que permite eso es la precarización de los becarios que no son más que trabajadores contratados al igual que los miles de contratados precarios que dejó el gobierno anterior. Tampoco dicen que a este gobierno le arrancamos cosas: el PRIDIUM (el programa por el que los “afectados” de 2017 consiguieron trabajo en universidades) y la eliminación del criterio etario para las convocatorias. Todo ello se consiguió por la lucha. Pero una lucha que, no casualmente, se dio por fuera del gremio. Y esto sucede porque ATE no aparece ante los ojos de los compañeros como una herramienta gremial de valor, y por tanto se organizan por fuera de él.
El clima adverso a la Junta se reflejó en las resoluciones votadas en el plenario, propuestas mayormente por la oposición, pero acompañadas con su voto por importantes sectores del oficialismo. Entre las resoluciones más importantes se encuentra la convocatoria a un paro y movilización de CONICET el 10/4, jornadas de agitación previas para instalar la medida y una asamblea abierta a todo el sector en los días previos. Es claro que la conducción del gremio tomó nota de las críticas. Uno esperaría que ello se traduzca en un cambio de actitud. Pero no es claro que así vaya a ser si tenemos en cuenta que, a propuesta suya, la asamblea de trabajadores del sector se pospuso hasta el 5/4, a pocos días del paro, y que se hará en un día y horario en que la convocatoria se dificulta (14 hs. en el Polo Científico, en el marco de un escrache a los funcionarios de Modernización instalados en CONICET).
El panorama es negro, pero depende de nosotros aclararlo. Por eso, lo votado en el plenario de ATE no puede ser el punto de llegada, sino el comienzo de un plan de lucha nacional de los trabajadores de CONICET. Sabemos que la lista que conduce la Junta no tiene intenciones de seguir discutiendo un plan de lucha. Pero después del paro del 10 no podemos irnos a casa: el gremio debe convocar a nuevas asambleas para hacer balance de lo actuado y dar continuidad al plan de lucha. No solo por los compañeros que han sido despedidos del CONICET, no solo por nuestros salarios de miseria ni por condiciones de trabajo que empeoran día a día. También porque si esto sigue así, en diciembre tendremos otra vez más de mil despidos. Tenemos que prepararnos para dar esa batalla en mejores condiciones que a fines del año pasado. Cuando los trabajadores de CyT dimos todo en la lucha, en la toma de diciembre de 2016, conseguimos una solución (aunque precaria) para cientos de compañeros que se quedaban sin trabajo. Tenemos que comenzar a preparar el terreno para recrear aquellos niveles de movilización, porque en esta lucha no se nos va solo el laburo, sino también las posibilidades de hacer ciencia en la Argentina.