La excusa de los “ñoquis” ha sido la predilecta del gobierno para administrar los despidos en el Estado. No es que le preocupe el supuesto exceso de trabajadores públicos, más bien le preocupa reducir personal en ciertas áreas, precarizar y bajar los salarios aún más. Desde que asumió, Macri siguió una estrategia gradualista: cada año cuando hay que renovar contratos, da de baja varios. El despido por la vía de la no renovación de contratos es posible gracias a que la cantidad de compañeros en esa situación tras la década kirchnerista es del 19%.
Mientras Nación despide, las provincias y los municipios toman gente. Así, en total, el empleo estatal creció desde fines de 2015. Es que el Estado viene hace décadas actuando como contender de una fracción de trabajadores que no pueden son absorbidos por el mercado de trabajo privado porque “sobran” para las necesidades del capital en la Argentina. Pero que “sobren” para los capitalistas y sean incorporados al Estado, no significa que sean suficientes para llevar adelante toda una serie de tareas necesarias socialmente. En el Estado, lejos de sobrar trabajadores, faltan. Falta personal en las escuelas, falta construir más escuelas, falta construir más hospitales y personal en ellos, falta un plan de obras públicas para los barrios que aún no tienen servicios básicos, falta personal de atención en muchísimas dependencias públicas. Falta mucho, pero no es eso lo que le preocupe al gobierno, ni a los kirchneristas que tampoco se han ocupado de esos problemas.
Pero también faltan otras cosas: necesitamos terminar con los contratos y el pase a planta de todos, así como necesitamos un aumento salarial. El año pasado una vez más la paritaria estuvo por debajo de la inflación y la cláusula gatillo estuvo de decorado. Necesitamos una recomposición salarial urgente.
Tenemos que exigir que se terminen los despidos y oponer al discurso del gobierno un plan de empleo estatal que contemple las necesidades reales de la clase obrera. Junto a ello, reclamar la urgente mejora de nuestras condiciones de trabajo y de nuestros salarios. No podremos hacerlo con conducciones gremiales que están a la retranca y con suerte convocan a alguna movilización aislada sin un plan de lucha. Organicemos asambleas por lugar de trabajo e impongamos a la dirección un plan de lucha nacional.
Concentramos el jueves 4/1, 11.00 hs., en el Obelisco para participar en la marcha de ATE: