Sin caja de quinta. Un análisis de la industria K

en El Aromo n° 34

Por Ianina Harari – Nadie pone en duda el peso del agro en la expansión del PBI. Sin embargo, se promociona diariamente el crecimiento del sector industrial, que pareciera haber resurgido y ganado competitividad internacional. Gracias a esto, se especula en que se erija como un nuevo motor de la economía. El “impulso” está liderado por el sector automotriz, la construcción y la producción de aluminio y acero. Éste último, se expande gracias a la demanda de los otros dos y opera casi al tope de su capacidad instalada. Por ello, en lo sucesivo, su desarrollo o su estancamiento dependerán de las inversiones que se realicen en la rama. De efectivizarse la adquisición de nuevas maquinarias para el sector, se produciría un alza de las importaciones de bienes de capital.

Tampoco el boom de la construcción parece tener larga vida. En realidad, se basa en un componente especulativo y en los fondos que sobrevivieron al corralito. No obstante, el crecimiento a largo plazo de la rama está atado a la viabilidad de los créditos hipotecarios. En ese sentido, el anuncio gubernamental de créditos a inquilinos fue un completo fracaso. A mediados de noviembre, todavía no se ha otorgado ninguno. No ha de sorprender, entonces, que en octubre la construcción cayera un 2% respecto al mes de septiembre.1 Por otra parte, este desarrollo edilicio no podría sostenerse sin inversiones adecuadas en infraestructura. A mediados de noviembre, Telerman debió atender a los reclamos de los vecinos y suspender transitoriamente el otorgamiento de nuevos permisos para construir en altura. Los habitantes de los barrios más afectados pedían el cese de las obras, porque éstas amenazaban con llevar al colapso la red cloacal. Así se gestó el Ruidazo.

Los sectores que más crecen no son aquellos que generan empleo, con la excepción de la construcción. En los primeros dos trimestres del 2006, el aumento de la ocupación fue del 0,64% respecto al aumento del PBI.2 Es decir, por cada punto de crecimiento del PBI sube 0,64 puntos el empleo. Con lo cual, con crecimiento de alrededor del 6% del PBI, el empleo podría crecer un 3,84%, sin contar los contingentes de jóvenes que ingresan en el mercado laboral. Esto no parece aliviar demasiado las cifras actuales de desempleo, que llegaron al 10,9% en el segundo trimestre del año.3 En el sector automotriz, la poca capacidad de generación de empleo salta a la vista. La productividad del trabajo aumentó un 54,8%, respecto a 1997. Hoy, el sector emplea el 73% de personal existente en 1997.4

Para entender este repunte relativo, debemos recordar que, en términos nominales, los salarios aumentaron más de un 60% respecto a 2001. Sin embargo, en términos reales, descendieron un 8,6%.5 La caída del nivel salarial es una de las mayores ventajas con que cuenta hoy en día la industria nacional.

Crecimiento neonatal

El sector automotriz se presenta como otra vedette de la economía K. En los primeros nueve meses de 2006 tuvo un crecimiento en la producción del 29,4% respecto al mismo período de 2005.6 Las 381.203 unidades producidas este año (hasta fines de octubre) recién nos permitirían arañar los índices de producción de 1998, uno de los mejores años antes del estallido de la crisis, cuando se produjeron 457.956.7 A su vez, es uno de los sectores con menor uso de su capacidad instalada, apenas el 60%.8 Todo demuestra que, si bien hay cifras de un crecimiento alto, se partió de un nivel muy bajo. En realidad, apenas nos estamos acercando a recuperar los niveles de producción previos a la crisis, a pesar de la merma salarial post devaluación.

Uno de los aspectos más publicitados del fenómeno son los record de exportación. Efectivamente, las exportaciones de automóviles aumentaron, en los primeros nueve meses del año, un 26,8%, respecto al mismo período de 2005. Sin embargo, esto no alcanzó para revertir el déficit comercial del sector que supera el millón de dólares.9 Esta situación no es novedosa, ya que de los últimos catorce años, doce fueron deficitarios.10 La Argentina exportó, en los primeros diez meses, 184.065 vehículos a 33 países del mundo. 11 Pero, una vez más, esta cifra es engañosa. Las ventas externas tienen como destino principal a Brasil, que compra el 47,77% de los vehículos. Chile y México, llevan otro 31,43% de las exportaciones, lo cual suma el 79,2% en sólo los primeros tres destinos.12 Los otros treinta países sólo reciben un 20,8% de nuestras exportaciones de automóviles, es decir, un promedio de 1.276 autos cada uno.

Entre enero y octubre del 2006, se produjeron 381.203 automóviles.13 Mientras que, en todo el 2005, se fabricaron 319.755. En el mundo, el año pasado se fabricaron más de 66 millones de autos. 14 La producción argentina representa menos del 0,05% del total. Estamos por debajo de los 2,9 millones de dólares de Brasil, el mayor productor de Sudamérica, y de los 1,6 millones de México.

Con el “crecimiento” del sector autopartista ocurre otro tanto. En los primeros nueve meses del año, las exportaciones del sector crecieron un 8,4% mientras que las importaciones lo hicieron un 27,7%. El déficit en la balanza comercial del sector es de 2,4 millones, un 46% más que el mismo período del año pasado.15 Esto implica que continuamos siendo un país netamente importador.

La industria recuperó, desde 2002, parte de lo perdido desde la crisis de 1998, sobre la base de un aumento de la explotación. Sin embargo, las cifras de ese crecimiento resultan engañosas. En sentido estricto, no se creció, sólo se recuperó parte de lo perdido. No se trata de una nueva chance para la Argentina industrial. En ramas claves, como la automotriz, sólo se recuperaron los bajos valores de producción del menemismo. Por otra parte, partiendo de semejante piso, resulta sencillo alcanzar porcentajes altos. Las tasas de crecimiento neonatales son siempre las más elevadas. ¿Puede continuar el crecimiento industrial después de esta etapa inicial post crisis? Pareciera que no: los problemas del límite de la capacidad instalada, el crecimiento de las importaciones, las dificultades para insertarse en el mercado mundial y el limitado consumo interno, amenazan con disminuir el ritmo de crecimiento.


Notas

1Clarin, 29/11/2006.
2Ministerio de Economía: Informe económico, en www.mecon.gov.ar.
3Clarin, 20/9/2006.
4Indec: Índice de Obreros Ocupados (IOO) en la industria manufacturera, en www.indec.gov.ar.
5Indec: Índice de salarios y coefi ciente de variación salarial, en www.indec.gov.ar.
6Indec: Estimados Mensual Industrial, septiembre de 2006, en www.indec.gov.ar.
7www.adefa.org.ar. De mantener este ritmo se habrían producido a fin de año 457440 vehículos, apenas 516 autos menos que en 1998. Esto, acompañado de un descenso de los obreros ocupados.
8Indec: Utilización de la capacidad instalada en la industria, septiembre de 2006, en www.indec.gov.ar.
9Clarin, 9/7/2006.
10Véase CTA: Salarios y productividad. Un nuevo caso de “desmemoria” empresaria, en www.cta.org.ar.
11Véase www.adefa.org.ar.
12Véase www.adefa.org.ar.
13Véase www.adefa.org.ar.
14Véase www.oica.net
15Véase cityeconomika.com, 15/11/2006. http://cityeconomika.com/ar/31/notes%2C31748.asp.

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